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Clara Brugada y Mundial 2026: zancadilla a FIFA con mascota de ajolote

La CDMX presentó un personaje propio rumbo al magno evento, pese a que las reglas del organismo internacional prohíben identidades paralelas y podría exigir su retiro por infracción de marca

Clara Brugada y la mascota de ajolote.Créditos: Foto: Cuartoscuro
Escrito en DEPORTES el

La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, presentó una mascota anfitriona para los eventos capitalinos relacionados con la Copa del Mundo 2026. Un ajolote con el uniforme parecido al de la Selección Mexicana de Futbol que puede ser borrada del mapa cuando la FIFA haga valer su blindaje de marca.

Foto: X de Clara Brugada

El 27 de noviembre de 2025, la política presentó ante los medios informativos y ciudadanía un ajolote con penacho multicolor, portador de un uniforme en tonos rojo, verde y blanco, con el dorsal número 10 y la leyenda “La ciudad más deportiva”. 

Quizá sus asesores no le avisaron que la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA) es muy tajante al organizar sus macroeventos para no permitir que se generen identidades paralelas que pueden ocasionar confusión con los activos de marca oficiales.

Bueno, ¿y ahora qué puede suceder?

Creatividad que infringe

Esta Columna Fan Pro número 20 en La Silla Rota es realizada de forma emergente, y no en jueves su día habitual de publicación, para analizar el acontecimiento ocurrido el viernes 28 de noviembre, un día después de que Brugada presentara a su mascota en la conferencia mañanera de la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum.

En el acto también estuvieron Samuel García, gobernador de Nuevo León, y su homólogo de Jalisco, Pablo Lemus Navarro, para detallar los planes de acción turística que harán cada una de las subsedes mexicanas para el Mundial compartido con Estados Unidos y Canadá.

Los pares de la política capitalina hicieron gestos de sorpresa cuando ella habló del ajolote e invitó a la ciudadanía a ponerle nombre, además de que aprovechó para adelantar que ya existen ensayos de la Clase de Futbol Más Grande del Mundo en la CDMX, iniciativa que busca establecer un récord Guinness en marzo de 2026.

A primera vista, la presentación de un símbolo local podría parecer una estrategia de promoción turística e identidad regional carente de implicaciones legales. 

Sin embargo, los marcos normativos internacionales que rigen la Copa del Mundo de Norteamérica 2026 contienen disposiciones específicas que transforman esta acción en una potencial violación de los derechos de propiedad intelectual que la FIFA mantiene de forma exclusiva sobre el torneo. 

El documento oficial FIFA World Cup 26™ IP Guidelines (versión: junio de 2024) establece de manera explícita:

“Solo los FIFA Rights Holders están permitidos para usar la Propiedad Intelectual Oficial con propósitos comerciales”. La norma define que cualquier diseño “confusamente similar” a los elementos oficiales del torneo constituye “infracción directa” de los derechos adquiridos por la organización.

Arquitectura de restricciones comerciales

La FIFA funciona como una estructura de protección de marca altamente centralizada. Desde 1904, la federación construyó un portafolio de 14 mil registros de marca en 157 jurisdicciones diferentes, aproximadamente 300 diseños registrados y más de 150 registros de derechos de autor, según análisis de especialistas en propiedad intelectual deportiva.

Esta arquitectura no surge de capricho corporativo, sino de una necesidad económica fundamental: los derechos comerciales del torneo generan ingresos que financian operaciones, desarrollo del futbol global y, crucialmente, la viabilidad misma del evento.

Para la edición 2026, la FIFA proyecta ingresos totales entre 11,000 millones y 14,000 millones de dólares estadounidenses. 

De esta cantidad, aproximadamente 500 millones de dólares provienen específicamente de licencias y merchandising, –términos analizados en la entrega 19 de este espacio– según datos del sector especializado. 

Sin la exclusividad absoluta sobre marcas, logos, mascotas y símbolos visuales, los patrocinadores oficiales —que desembolsan cifras superiores a 3,000 millones de dólares— estarían comprando derechos degradados. 

En 2022, cuando se celebró la Copa del Mundo en Qatar 2022, el organismo internacional reportó ingresos de 270 millones de dólares por derechos de licencia y marca, cifra que representó un incremento del 50 por ciento respecto a 2018.

Las restricciones sobre creación de identidades paralelas no surgen del arbitrio, sino del Acuerdo de Ciudad Sede (Host City Agreement) que todas las ciudades anfitrionas deben firmar para participar. 

El documento, cuya versión pública fue liberada por la ciudad de Seattle en 2023 tras presión de media outlets especializados, establece con claridad cristalina:

“La autoridad de la ciudad sede será responsable de soportar todas las medidas para proteger la propiedad intelectual de FIFA y no permitirá ninguna actividad comercial no autorizada en el Área Controlada”, menciona el documento.

El Área Controlada comprende espacios adyacentes al estadio donde se jueguen partidos. En México City, esto incluiría zonas dentro de un perímetro extendido alrededor del Estadio Azteca y otras sedes en Monterrey y Guadalajara.

El ajolote ‘morirá’ durante el Mundial: Javier Salinas

Simplemente, la mascota de la CDMX no podrá ser vinculada a la Copa del Mundo 2026 y finalmente se morirá ante los ojos de la gente porque no podrá ser relacionada ni aparecer en ninguna activación o información emitida por la FIFA durante el evento, pronosticó Javier Salinas.

El ex director de Marketing de la Liga BBVA MX y hoy director de las selecciones nacionales de futbol de Nicaragua vaticinó el futuro que tendrá la mascota que presentó Clara Brugada.

“En la superficie, ‘esta mascota de la CDMX’ es un hecho flagrante, una violación al contrato que celebra la FIFA con el Gobierno Federal para organizar el Mundial, en el que la reglamentación es muy clara: los comités locales no deben generar logotipos o mascotas extras a lo oficial.

“Sin embargo, acá lo importante es la desconexión con un trabajo de tres años del comité organizador local que tiene sus especialistas a seis meses del Mundial.

“No es la primera vez que los políticos tienen estos errores o utilizan el deporte para un tema de imagen política. Es un error del comité de la Ciudad de México porque Monterrey y Jalisco se han mantenido respetuosos de las reglas FIFA”, dijo en exclusiva para este espacio el también ex presidente ejecutivo de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB).

Salinas agregó que ya antes había dado bandazos el Gobierno de la Ciudad de México al intentar colocar eventos sociales para acompañar a la organización del Mundial, lo cual fue impedido por la FIFA.

“Ojalá no opaquen la organización del Mundial que debe ser un éxito por la capacidad organizativa de los Clubes de Primera División, que están metidos detrás. Lo que va a suceder es que de entrada la FIFA no va a reconocer esa mascota, no la vamos a ver en eventos oficiales.

“En los eventos, los partidos y demás de la FIFA, esta mascota no se va a ver y la mercadería, el merchandising no estará avalada y puede llegar el momento en que el organismo pida que no aparezca más. Es desatinada esta decisión para promocionar el evento. Si le han preguntado a los expertos que organizan todo en la Capital, esta mascota no hubiera nacido”, afirmó el académico experto en marketing deportivo.

La FIFA no admitirá confusiones

Cuando coexisten dos mascotas visualmente similares, en este caso una oficial y otra local, se genera confusión cognitiva y dilución de valor de marca. 

El mecanismo es el siguiente: el fan percibe dos símbolos relacionados con la misma ciudad-sede y dos torneos similares, el Mundial oficial y el ‘mundial capitalino’ implícito, lo cual crea ambigüedad sobre qué entidad comercial posee autoridad y derechos de licencia.

Un comprador de mercancía con el ajolote de CDMX podría razonablemente creer que está adquiriendo un producto oficial de FIFA, cuando en realidad no lo es. Esta confusión perjudica a los licenciatarios autorizados que pagaron decenas de millones de dólares por derechos exclusivos.

La psicología de la identidad del fan también revela que los símbolos deportivos actúan como marcadores de pertenencia colectiva. 

Cuando un gobierno local inventa un símbolo paralelo, comunica implícitamente que ese símbolo posee legitimidad oficial o semioficial. Si te interesa, hay un estudio académico de Tod Donovan sobre relaciones consumidor-marca deportiva.

Existe una arquitectura de autenticidad, o sea la jerarquía clara entre lo oficial (FIFA, patrocinadores autorizados) y lo no autorizado.

Nacidos para perder

La historia de las mascotas mexicanas en Mundiales evidencia patrones claros sobre cómo se designan símbolos oficiales. En 1970, cuando México fue sede por primera vez, la FIFA y el comité organizador rechazaron la propuesta del diseñador Lance Wyman —renombrado creador del logo de los Juegos Olímpicos de México 1968— llamada Pico, un águila nacida de un balón. 

En su lugar, Juan González Martínez, trabajador de la agencia de publicidad del empresario Fernando González, creó a Juanito, un niño con sombrero tradicional y camiseta verde. Juanito fue seleccionado en junio de 1969 después de competencia pública, beneficiándose de ser más "cercano" al público.

Dieciséis años después, en 1986, México organizó nuevamente. Rebeca Martínez encabezó el equipo creativo de una propuesta radicalmente distinta**: Pique, un chile jalapeño con bigote y sombrero charro. Pique emergió ganador de una competencia entre 11 mil 140 candidatos, según registro público. 

El chile ganó porque, según testimonios de Martínez, “era simpático, tenía personalidad e iba a vender muchísimo”. #SinAlbur!

Para 2026, la FIFA estableció un mecanismo diferente: la organización mundial diseñó directamente las tres mascotas oficiales del torneo: Maple (alce canadiense), Zayu (jaguar mexicano) y Clutch (águila estadounidense), sin permitir que ciudades o gobiernos locales presentaran candidatos. 

Foto: X de la FIFA

Zayu, el jaguar representante de México, fue seleccionado por la FIFA de forma centralizada, no por CDMX. El nombre significa “unidad, fortaleza y alegría” en nomenclatura de origen no especificado por la organización, aunque académicos han notado similitudes con Dzahui, término mixteco para lluvia.

Aquí radica el conflicto central: el ajolote de CDMX es, de facto, un aspirante rechazado que emergió como mascota paralela. 

En 2025, cuando se revelaron las mascotas oficiales, aficionados mexicanos en redes sociales expresaron descontento porque el jaguar no era el “animal nacional” de México. Algunos sugirieron públicamente que un ajolote hubiera sido más representativo de la identidad capitalina. El Gobierno de la CDMX quiso interpretar estos comentarios como demanda ciudadana y lanzó el ajolote como solución política ante la insatisfacción local.

Sin embargo, esta reinterpretación de rechazos como legitimidad es precisamente el tipo de ambigüedad legal que la FIFA prohíbe. Una mascota de ciudad tiene derecho a existir. Una mascota que se parece, en función, estructura narrativa e implementación comercial, a la mascota oficial del torneo, no.

Un vacío notable en la presentación del ajolote de CDMX es la ausencia de información sobre su creador. Los reportes de medios sobre su lanzamiento en noviembre de 2025 no especificaron quién diseñó el personaje, quién lideró el proceso creativo ni si participó en algún concurso público. 

Clara Brugada mencionó que el ajolote”aún no tiene nombre” y que invitaba a la ciudadanía a proponer denominaciones, pero no aclaró la autoría del diseño visual.

Fragmentación narrativa

La coexistencia del jaguar Zayu oficial y el ajolote de CDMX local crea un fenómeno denominado en literatura de propiedad intelectual como fragmentación de narrativa de marca. 

La FIFA invirtió años diseñando una estrategia global donde Zayu representa a México de forma unificada. El jaguar, según el storytelling del organismo, “habita en las selvas del sur de México y encarna el patrimonio valioso y dinamismo del país”.

Cuando la CDMX introduce un símbolo local, comunica —aunque no fuera intencionalmente— que la narrativa oficial de Zayu es incompleta o no totalmente representativa de las identidades mexicanas. 

Esto crea fricción en la coherencia de marca global que la FIFA busca mantener durante los 104 partidos del torneo.

Una solución correcta puede ser no una eliminación abrupta del ajolote, sino la reconversión de su función: de “mascota del torneo de ciudad” a “símbolo de identidad institucional capitalina desvinculado de contexto deportivo global”. 

Esto permitiría a la CDMX mantener un elemento simbólico satisfactor de la demanda ciudadana, mientras respeta la arquitectura de derechos que la FIFA tiene y que defenderá en cualquier momento. #Anótenlo

Héctor Quispe

@HectorQuispe