El portero mexicano Guillermo Ochoa se convirtió en el héroe del partido de liga contra el Salernitana italiano el pasado viernes. En un encuentro que parecía una pesadilla para el equipo menor, es decir el Salernitana, Ochoa logró mantener el empate con diez atajadas, incluyendo una espectacular en la que tuvo que regresar desde adentro del arco para sacar un remate a quemarropa. León Krauze reflexiona en su columna sobre como él, como muchos otros deportistas y personas relevantes en la historia deportiva del país, sufren de críticas innecesarias y que parecen un síndrome en la psique del país.
No es la primera vez que Ochoa muestra su habilidad en el campo, desde que llegó a Italia ha demostrado ser un arquero de clase mundial, convirtiéndose en una de las grandes figuras en la posición en los últimos años. Y lo ha hecho también en la liga domestica cuando estuvo por su fugaz paso por el América en ambas ocasiones.
A pesar de su talento, la afición mexicana no parece reconocer sus logros y en cambio, se enfoca en sus deficiencias técnicas. El columnista recuerda que esta dinámica no es nueva en México, como ocurrió con Hugo Sánchez en los ochenta y otros triunfadores en el fútbol mexicano como Javier Hernández y Rafa Márquez. Es lamentable que se prefiere negarle reconocimiento a los triunfadores en lugar de abrazarlos y reconocer sus logros. En otros deportes, como en el boxeo, también se desestima el talento como es el caso de Saúl "Canelo" Álvarez; otro ejemplo es Sergio "Checo" Pérez a quien se le cree un piloto de segunda categoría o a la sombra de Max Verstappen.
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Los logros forman parte de la historia de Ochoa, ha jugado en cinco mundiales para México, siendo titular en tres de ellos: 2014, 2018 y 2022. Ha sido fundamental en cada una de esas Copas del Mundo y es imposible entender el 2014 sin su actuación titánica contra Brasil y Croacia. La victoria contra Alemania en el 2018 no existiría sin su heroísmo en el arco, y México habría quedado eliminado mucho antes en Qatar de no ser por su actuación frente a Lewandowski. Poco queda agregar que, muchas veces, la prensa internacional ha cuestionado porque un portero como él no llegó a la élite del futbol mundial y sí lo hizo, por ejemplo, Keylor Navas, haciendo un símil de aptitudes y, por supuesto, de culturas americanas.
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En la columna de León Krauze se recuerda a otro portero y compañero de profesión que menciona que: Después de casi veinte años de carrera, no hay la menor duda de que es el mejor portero mexicano de la historia, donde además agrega que en una época en la que es muy fácil caer en provocaciones, ha estado alejado de vicios o escándalos. Y ha optado por tomar riesgos que casi nadie tomaría; estos riesgos tomados son claramente una referencia a irse a equipos con poco o nula vista como Málaga o Ajaccio en Francia.
Agrega que es una lástima que en lugar de celebrar a los triunfadores, la afición mexicana se concentre en criticar sus errores en lugar de reconocer sus triunfos. Esta dinámica no sólo se limita al deporte, sino que se extiende a otros ámbitos de la vida en México; uno de ellos, quizás el que más afecta al país, es la política. Está más que claro que sería beneficioso para el país encontrar la manera de reivindicar el logro individual de los triunfadores, ya que son ejemplos y pueden ser contagiosos para otros; este sentimiento, como cualquier otro, puede serlo.
México debería aspirar a ser un país que destaca por sus triunfos y no por sus críticas negativas. Sería muy bueno para todos si lográramos abrazar a nuestros triunfadores y reconocerles sus logros. Recientemente, y gracias a las actuaciones de mexicanas y mexicanos en otras disciplinas, las personas cuestionan a la selección mexicana de futbol y su entorno; no es que las críticas no existieran antes, es que ahora son más severas y compartidas por la mayoría. No es extraño el éxito que tuvo la selección mexicana de beisbol. Ojala que pronto este mismo criticismo severo en contra del figuras y de la selección de futbol se vaya a otros ámbitos necesarios de la vida del país.
DJC