Cruz Azul dejó gratos recuerdos de su primera participación en la Copa Libertadores de América, donde los equipos mexicanos eran invitados. Jugó un futbol vistoso, era goleador, tenía buena defensa y creativamente desplegaba un futbol espectacular, tanto que le alcanzó para aplastar a equipos de abolengo en Sudamérica como Rosario Central, de Argentina; Cerro Porteño, de Paraguay, y le alcanzó también para aplastar a un engreído de talla mundial como River Plate, a quien le sonó un 3-0 en el Azteca, tarde inolvidable para cementeros y todo México que comulgó con los colores azules, pero la final a pesar de tener entre la espada y la pared a Boca Juniors, la máquina sucumbió en tanda de penales.
El cuadro cementero fue el primero en jugar una final del torneo internacional de clubes más antiguo del mundo y todo México lo apoyó.
Ángel “El Matute” Morales, creativo talentoso se abrió y se sinceró en entrevista por qué la Máquina no ganó aquella final soñada en la Bombonera de Boca, aun cuando en los 90 minutos el cuadro celeste fue mejor y ganó el partido para empatar el global.
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Cruz Azul pasó por encima del Olmedo de Ecuador; Sao Caetano de Brasil; y Defensor Sporting, de Uruguay, en fase de grupos.
Posteriormente, en Octavos de Final Cruz Azul dobló a Cerro Porteño por 4-3 en el global. En cuartos de final superó a River Plate por 3-0 global y en semifinal el cuadro cementero dio cátedra de personalidad en el Gigante de Arroyito donde batió a los “canallas” con un global de 5-3 para pasar a la final contra Boca Juniors.
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De lo más especial fue la incorporación de Sergio Almaguer y de José Saturnino Cardozo, el diablo que se vistió de azul para darle mayor poder ofensivo a la máquina; la ayuda de ambos con sus goles fue vital para la grandeza de Cruz Azul.
EL RECUERDO DEL MATUTE MORALES
Justamente de aquella final, "El Matute" Morales tiene un recuerdo bien especial. Fue parte esencial del Cruz Azul durante la Libertadores, pero una salida nocturna se tradujo en complicaciones de salud, lo que terminó por dejarlo fuera del duelo definitivo, que se disputó la cancha de Boca Juniors.
“Lamentablemente no pude jugar la revancha en la Bombonera. Jugué la ida en México, después salí, tomé frío, empecé a sentirme mal de la garganta, no le dije nada al médico y no tomé ningún recaudo hasta que la enfermedad me tiró.
“Estuve tres días en cama y salí a calentar el día de la final. Estaba mareado, vomitaba, tenía 41 grados de fiebre. Me dieron una inyección, pero no podía mover las piernas, entonces decidí no jugar. Porque creo que el técnico me ponía igual si era por él. Vi el partido desde el banco y ganamos 1-0. Después erramos los penales”, recordó "El Matute".