Marina y el silencioso escándalo
Todos los días crece la lista de los puntos de control burlados por la importación de huachicol: las estructuras de las aduanas marítimas, los verificadores en los puertos, las empresas exportadoras, las importadoras, las navieras, las transportistas en tierra, la aduanas en territorio; los guardias nacionales que vigilan las carreteras; los verificadores en Pemex -bajo Octavio Romero Oropeza-, que sabían cuánto vende cada gasolinera a la que surten con sus productos; los inspectores de Profeco, a cargo de Ricardo Sheffield, que igualmente validaban su desempeño…
Todo eso, nos aseguran, recayó en las espaldas de sólo dos mandos medios de una sola entidad, la Marina: los hermanos Farías, uno de los cuales, por cierto, evadió su arresto. Ello, cuando al frente de la institución se hallaba su tío político y protector, el almirante Rafael Ojeda Durán, el más grandilocuente que haya tenido esa dependencia en la historia reciente del país. Se estima que cada año entraron miles de millones de litros de gasolinas sin pagar impuestos (al menos cinco pesos por litro), mientras todos los activos de la Marina asignados a evitarlo decomisaban ¡40 millones de litros!
¿Quién filtró el “Expediente Marina”?
Otro episodio de esta truculenta historia es la filtración del llamado “Expediente Marina”, que según la información publicada ayer por La Silla Rota, entregó en julio el titular de Marina, Raymundo Pedro Morales, al fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, con el propósito de que investigara para validarlo y dar paso a órdenes de aprehensión. Ese expediente, estimado en más de 500 hojas, sería el que han ido publicando los periódicos “Reforma”, inicialmente, y luego “Milenio”. Se sabe ya que el exsecretario de Marina, Rafael Ojeda, no elaboró ninguna denuncia formal, únicamente conversó sobre el tema con su muy amigo el fiscal. Versiones de fuentes gubernamentales ubican en la oficina de don Alejandro el origen de esa filtración, en particular por la vía de su principal colaborador en este campo, el fiscal especial contra Delincuencia Organizada, Alfredo Higuera.
¿Por qué Delfina dice que no va a renunciar?
En el momento en que la liturgia política establece que un gobernante comienza a alcanzar su máximo nivel de poder al arrancar su tercer año de gobierno, ayer la gobernadora del estado de México, Delfina Gómez, decidió sellar su informe de gobierno con la advertencia de que no piensa renunciar. Con eso reaccionaba a apuntes en algunos espacios periodísticos y políticos, según los cuales una eventual separación tras concluir su segundo año ya no obligaría a celebrar nuevos comicios, usando antecedentes de otros mandatarios mexiquenses llamados al gobierno central. El problema es al parecer que Toluca sigue siendo una vecindad grandota. A ver si la maestra no despide a su redactor de discursos.
El presidente "no doy una"
Gustavo Petro puede ser el presidente más poético de Latinoamérica -no en balde su función dentro la guerrilla de aquel país fue redactar proclamas y mamotretos-, pero podría ser también el más decepcionante de la región, pues cursa la segunda mitad de su periodo y aun no encuentra rumbo. El domingo 21 alertó en sus siempre encendidas redes sociales sobre la desaparición de un compatriota y su compañero, Bayron S. y Jorge Luis H., cantantes de “corridos tumbados”, diríamos aquí -con panegíricos hacia criminales-, y acusó de ello al imperio norteamericanos consumidor de drogas y a la inseguridad en México. Ahora se sabe que ambos desaparecieron la noche del 16 de septiembre y sus cuerpos cercenados fueron encontrados el 17. Petro hizo estallar otro tuit: “¡Mataron a nuestra juventud en México!”. Olvidó decir que los cuerpos mostraban un narco mensaje dirigido a un grupo criminal en el que presumiblemente ambos participaban. No es la primera ocasión en que Petro desdeña la oportunidad de quedarse callado.
