MUNDIAL DE FUTBOL 2026

No ensucien la pelota

Urge mantener limpia la pelota y no ensuciarla con un sinfín de intereses que han robado al balompié su razón de ser. | Leonardo Bastida

Escrito en OPINIÓN el

En un año, el 5 de julio de 2026, se jugará el último partido del Mundial de Futbol de 2026 en territorio mexicano, en el histórico y emblemático Estadio Azteca, aunque después del festín futbolístico, cambie su tradicional nombre, por el de un consorcio banquero por las próximas dos décadas y media. Muy probablemente será la última vez que albergue un torneo de esta envergadura, después de haberlo hecho en tres ocasiones.

Para esos momentos, ya se sabrá si la Selección Mexicana jugará el tan ansiado quinto partido, que, justamente, la última vez que lo disputó, fue en 1986, cuando el torneo más célebre del orbe tuvo como sede nuestro país y se comenzarán a perfilar los posibles ganadores de la justa. Alrededor de la mitad de dos terceras partes de los equipos participantes, 32, ya habrán sido eliminados, y quienes están destinados a convertirse en leyendas, estarán forjando su camino a la pléyade futbolística. 

Muy probablemente, las selecciones del área geográfica sede de este campeonato, tendrán resultados por encima de su desempeño habitual, tomando en cuenta que América del Norte, Centroamérica y El Caribe, ha sido una zona históricamente rezagada, en cuanto al balompié se refiere, aunque en muchos otros aspectos también. 

Hace ocho y cuatro años, fueron cuestionadas las sedes asignadas para el desarrollo del Mundial, Rusia y Qatar respectivamente, debido a problemáticas de derechos humanos, el dispendio económico para la construcción de estadios y otras instalaciones, y la falta de atención a otras necesidades de los habitantes de dichas naciones. 

En esta ocasión, las sedes no han sido cuestionadas, pero tendrían que serlo, o lo serán, pues Estados Unidos continúa alentando los conflictos en Medio Oriente; mantiene una política de criminalización de la migración; ha negado los derechos a las poblaciones LGBTIQ+, en específico las mujeres trans; evade cualquier tratado de derechos humanos; impulsa un discurso conservador; retiró los financiamientos internacionales para causas humanitarias y organizaciones de la sociedad civil 

En el caso de Canadá, uno de los mayores cuestionamientos derivaría de las acciones de sus empresas mineras en muchos rincones del mundo, versiones a la máxima expresión de un extractivismo no sólo de minerales, sino también de vidas, humanas y no humanas, y desastres ecológicos al por mayor. 

México, en medio de una de las mayores crisis de derechos humanos con más de 125 mil personas desaparecidas, desplazamientos forzados, migración climática, desaparición de organismos autónomos, asesinatos de periodistas. Obras públicas de gran calado para ser inauguradas en la víspera del torneo, pero, cuya funcionalidad, sustentabilidad y viabilidad económica podría ponerse en duda.

En el terreno propio del futbol, con una liga femenil profesional precaria, donde las jugadoras reciben salarios ínfimos, en comparación con los de los hombres, cuentan con poco impulso para reducir las brechas, escasa visibilidad en los medios de comunicación, y una serie de elementos que limitan el desarrollo de su liga y de sus carreras profesionales en condiciones dignas. 

En una breve compilación de textos sobre futbol, editada post mortem, “La Cancha. Donde los invisibles pueden todavía hacerse invisibles” (FCE, 2023), Galeano recuerda que, este espacio de juego “… constituye también un espacio de expresión de destreza, y en ocasiones de belleza, un centro de encuentros y comunicación y uno de los pocos lugares donde los invisibles pueden todavía hacerse visibles, aunque sea por un rato, en tiempos donde es hazaña resulta cada vez menos probable para los hombres pobres y los países débiles”.

A lo que agregaría, que la cancha es un espacio donde se puede protestar por las brechas salariales y de desigualdad entre hombres y mujeres futbolistas, pero deportistas en general; la exclusión en el deporte, y muchos otros ámbitos de la sociedad, motivada por la orientación sexual y la identidad de género de las personas; el racismo y la xenofobia; la segregación derivada de las desigualdades económicas; la gentrificación en beneficio de unos cuantos y el desalojo forzado de muchos otros; el cambio climático y la falta de acciones verdaderas para mantener y reducir las temperaturas del planeta, entre muchos otros temas.

Y también lo debería de ser para recordar la esencia de un deporte cuyo mayor atractivo era la inclusión y la simplicidad, pues todas las personas pueden patear una pelota en un espacio cualquiera e iniciar un partido de futbol. De allí, la urgente necesidad de mantener limpia la pelota y no ensuciarla con un sinfín de intereses que han robado al balompié su razón de ser. 

Leonardo Bastida

@leonardobastida