La historia de nuestro país vista desde la época de la colonia y del México independiente ha tenido como constante tener una corte dinámica; producto de sus integrantes; las formas de la asignación de sus miembros es decir de los ministros ha variado por los distintos acontecimientos por ejemplo en la época de la Colonia, los nombramientos eran de Españoles que eran los que conocían todos los principios del Derecho impuesto por la Corona Española a “Las Américas” en términos del absolutismo monárquico; no obstante que el primer esfuerzo liberal desde España para las tierras conquistadas fue el principio de derechos y estado contemplado en la Constitución de Cádiz, de 1812, en la medida que los mexicanos (criollos) empezaron a participar y mezclaron las necesidades de ambos continentes evolucionó la constitución y de la mano la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Desde la época de la independencia de México y hasta la fecha hemos tenido un Poder Judicial vinculado al pensamiento político del Poder Ejecutivo; y la Constitución de México ha sido el marco orgánico para que ello ocurra, hoy en día tenemos en la Constitución un mecanismo de elección de jueces, magistrados y ministros a través de elección popular, es decir, ejercido con el sufragio de los ciudadanos; más allá del proceso para llegar a ser candidato, lo cual comenté en este espacio la semana pasada, debemos analizar que si casi 13 millones de mexicanos decidieron, participar y elegir a los nuevos miembros, ello ya fue conforme a las reglas establecidas en la propia Constitución, el cual es producto del poder difuso del pueblo y el Estado, ello quiere decir, que los legisladores que fueron votados, tienen la facultad hacer las modificaciones necesarias para adecuar la ley a la realidad y necesidad del país. En consecuencia, todos nos sometemos en estricto derecho a la Ley, que tiene supremacía y por ello es desde la Constitución que se construye un Estado Constitucional Democrático de Derecho.
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Pues el domingo 1 de junio de 2025, se tuvo históricamente el primer ejercicio de Derecho Constitucional de elegir a los nueve nuevos ministros de la SCJN que, en perspectiva, son afines con el poder político del ejecutivo y del legislativo; sin duda debe generar dudas para muchos, con preguntas respecto de decir, es bueno o no; la historia nos dice que es normal ya que la transformación de México así se ha construido, siempre hay detrás de una solución a un problema con dicotomía de la decisión ya que para unos se resuelve a favor y para otros en contra.
La prospectiva real de la nueva SCJN es que deben de ser objetivos y deben de obedecer a los intereses del país con el marco Constitucional como límites; tenemos un problema con los perfiles de los legisladores ya que ahora como nunca muchos son carentes de conocimiento y experiencia en alguna ciencia u oficio, se ha demostrado que muchos no leen y no comprenden lo que legislan; eso es grave y el origen fundamental del Estado de Derecho y si a eso se le suma la ideología política, muy probablemente será cuestionada la objetividad de las resoluciones. Triste pero real, la SCJN y sus miembros tendrán una dicotomía o son objetivos y un contrapeso, deberán de asumir sus resoluciones con todo el peso de la ley o serán los responsables de socavar el Estado de Derecho y no creo que quieran pasar a la historia del país así; todos los que en verdad estudiamos el Derecho como ciencia, es con el deseo y convicción de ser un factor de cambio para que a México le vaya bien.
Nota al pie de página:
Mi reconocimiento al Fiscal General de Justicia de Tamaulipas y su equipo, por el esclarecimiento del homicidio de varios músicos en manos de la delincuencia organizada de aquel Estado, que necesita se mantenga a raya a la violencia e impunidad.