El ataque con los localizadores contra los supuestos miembros Hezbolá, es un acto de TERRORISMO en todas las acepciones y es una clara y abierta declaración de guerra de Israel contra el Líbano. Las autoridades israelís, nunca se pronunciaron con respecto al ataque, ni asumieron oficialmente la responsabilidad del acto, en vez de eso, y ante su “inalienable derecho” a defenderse y atacar antes de ser atacados, como respuesta el ejército de israelí bombardeo la ciudad de Beirut y otras ciudades del sur del Líbano.
La magnitud del hecho lo clasifica como un acto de TERRORIMO mundial, de haber sucedido en cualquier país de occidente, la voz y el posicionamiento de los llamados países libres, habría sido unánime de condena y la respuesta que habrían dado, hubiera sido simétricamente superior al acto en sí.
Quien se jacte de defender la libertad y quien pregone en sus narrativas los derechos humanos universales bajo cualquier discurso libertario, no puede quedarse callado ante semejante acto. El hecho paso sin mucho eco en los medios de comunicación occidentales quienes con poca vehemencia o nada de ella, reportaron el hecho como un “acto de guerra”. Ningún medio de Europa, ni de los Estados Unidos, así como los medios afines de Latinoamérica, condenaron el acto ni le otorgaron el calificativo de TERRORISMO.
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El conflicto que inicio en la franja de Gaza está apunto de desbordarse, Israel enfrenta el día de hoy al menos siete frentes, pues además de Hezbolá los movimientos de Hamas, Huties, Ansarola, Siria, Irak, Irán y Palestina, están en alerta máxima dispuestos a entrar ya en un conflicto directo contra Israel, ello por su puesto, sin contar los posicionamientos ya declarados por parte de Egipto y de Turquía.
Pero amén de dicho escenario, el ataque mediante los dispositivos electrónicos implica una serie de actos ocultos de los que al parecer no se ha hablado y esto tiene que ver con la inseguridad en la que vivimos miles de millones de personas que todos los días llevamos en la mano o en los bolsillos un dispositivo que puede ser detonado a distancia.
El ataque cibernético israelí ha puesto de manifiesto que hoy en día, se cuenta ya con la tecnología para hacer daño directo en los hogares de las familias, en las escuelas, en los centros de trabajo, en los hospitales, en oficinas de gobierno, en el transporte público, en los centros o actos de grandes concentraciones de personas, en otras palabras, Israel le ha mostrado al mundo que hoy, todos y cada uno de los habitantes del planeta, somos más vulnerables que nunca, por ello, el ataque de los bipers, es un acto TERRORISMO.
Un teléfono, una computadora, un televisor, una Tablet y cualquier otro dispositivo electrónico que este conectado a la red, puede ser utilizado como un detonador para ocasionar daño a toda la población ya sean adultos, jóvenes o niños.
En este momento, ya no importa cómo lograron penetrar la seguridad del Líbano para introducir los dispositivos electrónicos, lo importante es que, en su guerra de exterminio, Israel mostró al mundo lo vulnerables que son las poblaciones en cualquier parte del planeta, ese acto, tiene un poder de incertidumbre más poderoso que el provocado por la pandemia del Covid, pues, aunque no se conozca con certeza cómo lo hicieron, lo que es sabido, es que se puede hacer.
El mundo sigue cambiando y en ese proceso la vida de miles de millones de personas está en vilo, el TERRORISMO que hoy práctica Israel superó ya toda ciencia ficción y lo peligroso es que ese acto, pueda ser replicado por cualquier gobierno del mundo que cuente con la tecnología que se requiere para ello.
Hoy, el TERRORISMO desatado por Israel, duerme y convive con todos nosotros de aquí en adelante cada hora, cada día y en todo momento, por eso Israel es hoy, el Estado terrorista del mundo.