DÍA INTERNACIONAL DE LAS VÍCTIMAS DE DESAPARICIÓN

Un llamado a no olvidar

El Día Internacional de las Víctimas de Desaparición es un recordatorio doloroso de que la lucha por la verdad y la justicia continúa. | Jaime Rochín del Rincón

Escrito en OPINIÓN el

El próximo 30 de agosto conmemoraremos el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición, una fecha que nos invita a reflexionar sobre una de las más graves violaciones a los derechos humanos, que ha generado un clamor social por justicia y verdad.

Esta conmemoración, establecida desde el año 2010 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, tiene sus raíces en la creciente preocupación internacional por la persistencia de este delito, que no sólo afecta a las víctimas directas sino también a sus familias y comunidades.

En México, las desapariciones son una herida abierta que afecta a cientos de familias. 

La lucha por encontrar a los desaparecidos ha dado lugar a un movimiento creciente de familiares y colectivos que se niegan a rendirse y que día a día luchan por recuperar a sus seres queridos. En este contexto, las buscadoras han emergido como un símbolo de resistencia y valentía.

Las buscadoras, como se les conoce, son madres, esposas, hijas y hermanas que, ante el dolor, la ausencia y la falta de respuestas, han tomado en sus manos la búsqueda de sus seres queridos. Equipadas con herramientas rudimentarias, pero con una fuerza de voluntad inquebrantable, estas mujeres recorren terrenos inhóspitos, siguiendo pistas que a menudo son difusas, con la esperanza de encontrar algún rastro que les permita dar con el paradero de sus familiares. Su labor es profundamente desgarradora y al mismo tiempo inspiradora, pues nos muestra el inmenso poder del amor y la desesperación convertidos en acción.

Ellas han desempeñado un papel crucial en la localización de fosas y en la presión hacia las autoridades para que asuman su responsabilidad de investigar y esclarecer los casos de desaparición. A menudo, estas mujeres enfrentan riesgos, amenazas y hostigamientos, pero su determinación ha logrado poner en la agenda pública un problema que durante mucho tiempo fue ignorado o minimizado.

El trabajo de estas mujeres ha ayudado a recuperar restos humanos que, en muchos casos, han sido identificados y devueltos a sus familias para una digna sepultura; también ha sido un motor de cambio que ha impulsado a las autoridades a mejorar sus protocolos de búsqueda e investigación. 

Su lucha y amor las ha llevado a adentrarse en los centros penitenciarios, centros de rehabilitación, así como a diferentes estados del país con el fin de encontrar con vida a sus seres queridos que les fueron arrebatados. 

Sin embargo, el camino hacia la justicia aún es largo; para transitarlo, es necesario que la sociedad en su conjunto se solidarice y apoye a las buscadoras en su incansable labor.

Las buscadoras no sólo rastrean la tierra en busca de sus seres queridos; también desentierran la verdad que el silencio ha intentado sepultar.

En Guanajuato, en respuesta a las necesidades surgidas a raíz de las desapariciones, a través de la Comisión Estatal de Atención Integral a Víctimas (CEAIV) hemos trabajado para brindar acompañamiento a las familias de las víctimas en colaboración con los colectivos de familiares y organizaciones de la sociedad civil para brindar apoyo psicológico, legal y material a las personas afectadas por la desaparición de un ser querido.

Se han implementado programas y políticas que buscan atender las necesidades inmediatas de los más de mil núcleos familiares de víctimas de desaparición, tales como la asistencia económica y el acceso a servicios de salud. También nos hemos esforzado en asegurar que se respeten los derechos de las víctimas durante todo el proceso de búsqueda e investigación

Sin embargo, sabemos que las familias siguen enfrentando múltiples obstáculos en su búsqueda de justicia. La lentitud en las investigaciones, la falta de recursos y personal especializado y, en algunos casos, la indiferencia, son desafíos que se deben superar diariamente. Es crucial que el Estado mexicano, en todos sus niveles, redoblen esfuerzos para garantizar el derecho a la verdad y la justicia.

La desaparición de personas es un reflejo de la crisis de seguridad y derechos humanos que enfrenta el país en su conjunto. Sabemos que aún queda mucho por hacer. Es importante que se fortalezcan las capacidades de las instituciones encargadas de investigar estos casos y que se garantice el acceso a la justicia para las familias.

El Día Internacional de las Víctimas de Desaparición es un recordatorio doloroso de que la lucha por la verdad y la justicia continúa. Es un llamado a la solidaridad con las víctimas y sus familias, y una invitación a la acción para exigir un país en el que nadie deba vivir con el temor de perder a un ser querido en la oscuridad de la desaparición. Es necesario que nos unamos como sociedad para combatir este flagelo y para que las voces de las víctimas nunca más sean silenciadas.

Jaime Rochín del Rincón

@sjrochin