MIGRACIÓN

Los diálogos multiculturales y el cambio social

El cineasta británico Ken Loach dedica su más reciente filme, “El último bar”, a diseccionar problemáticas sociales de nuestros tiempos como la migración. | Leonardo Bastida

Escrito en OPINIÓN el

La parsimonia de una ciudad enclavada en la campiña británica se rompe cuando un grupo de personas refugiadas provenientes de Siria comienza a llegar para alojarse en la urbe, ante la situación bélica que se vive en su país y les expulsó del mismo en aras de encontrar espacios para poder habitar sin contratiempos, lejos de los escenarios de violencia, con la seguridad de poder realizar sus actividades cotidianas sin temor a un ataque o alguna situación lamentable. 

Mientras esto ocurre, hay sectores de la ciudad que les dan alojamiento, contrarios a este espíritu de paz, de cooperación y de concordia, otros demandan su desalojo, su aislamiento, su remoción a otro punto geográfico, en fin, su desaparición ante la incapacidad de asimilar otras culturas, otros idiomas, otras costumbres, otras comidas, otras músicas, otras interpretaciones del mundo, otras voces. 

Con una lente muy acuciosa, el cineasta británico Ken Loach dedica su más reciente filme, “El último bar”, a exponer esta situación, a escala microsocial, en un condado británico al norte del Reino Unido, donde en un viejo pub, suelen reunirse los lugareños a pasar ratos de ocio, platicar sobre sus devenires, dilucidar sobre problemas de su comunidad y de su entorno, y a convivir de manera diaria. Sin embargo, esta calma y cotidianeidad se trastocan cuando las nuevas personas integrantes de la comunidad requieren de parte de este espacio para poder ayudar a otras personas a acceder a unas condiciones mínimas de alimentación. 

En este filme, fiel a su estilo, Loach disecciona problemáticas sociales de nuestros tiempos. Ya en otros trabajos como “Yo, Daniel Blake” cuestionó el sistema de pensiones y de retiro, así como del trato a las personas adultas mayores. En “Lazos de familia” se sumergió en el mundo de la precarización laboral contemporánea a través de la vida de un repartidor de mensajería por aplicación digital. En “Pan y rosas”, escarba en la situación de los trabajadores de limpieza de los grandes edificios de California que carecen de derechos. En “Buscando a Eric” desdobla la fantasía con la realidad a través de la intervención de personajes famosos en la vida de un padre que debe lidiar con sus hijos involucrados en la mafia. 

Heredero del realismo social británico, cine socialmente comprometido, contrario a la extravagancia y las grandes producciones, sino a favor del acompañamiento de los compromisos sociales, con predilección por temáticas como la crítica a la burguesía, los problemas de la clase trabajadora, la inmigración o el racismo, Loach pone en el centro del debate las políticas de refugio y de integración multicultural. 

Un tema abordado anteriormente en su filme “Solo un beso”, en el que la problemática se centra en el romance entre dos jóvenes de diferentes tradiciones religiosas, para quienes este tema no es relevante, pero para todo su contexto sociocultural si lo es. Bajo ese pretexto cuestiona las estructuras tradicionales aún pervivientes en la sociedad británica y el rechazo al diálogo con otras visiones. 

En esta ocasión, en su más reciente trabajo filmográfico, da cuenta de un grupo social necesitado de un espacio para un desarrollo digno y de otro grupo social asfixiado por las políticas laborales de su país, con una amplia pérdida de derechos y de beneficios que solía otorgarles la minería, con un sindicalismo minado y poco escuchado por las autoridades. En ese polvorín social se busca generar una política de integración y de diálogo intercultural. 

El tema no es exclusivo de las ciudades británicas. En muchas ciudades del mundo, incluidas las de nuestro país, ha cambiado o comienza a modificarse el escenario social, incorporándose personas de múltiples partes del mundo, tratando de aportar su esfuerzo y su dedicación. Cada una de ellas con su propia cultura que al interactuar con las de los lugares de su estancia, se enriquecen al interactuar entre sí. 

A lo largo de la historia de la humanidad, han sido esas posibilidades de diálogo entre culturas, las que han enriquecido a las nuestras, lo que ha dado surgimiento a los idiomas que hablamos hoy en día, a múltiples expresiones artísticas, a grandes obras literarias, y a muchas otras cuestiones que sin una perspectiva multicultural, no tendrían vigor y dinamismo. 

Leonardo Bastida

@leonardobastida