El domingo 28 de Julio el pueblo venezolano acudiría a las urnas para elegir al presidente de la República. El proceso electoral transcurre en medio de fuertes presiones del régimen chavista para neutralizar a la oposición y la mayor expectativa de triunfo en 25 años para los opositores. Los estudios de opinión asignan a la oposición una ventaja de 30 puntos.
Nicolás Maduro se presentará a la jornada electoral sujeto a una larga cadena de atropellos y señalamientos que acreditan su carácter autoritario; el dictador trae a cuestas el desgaste de once años de gobierno, luego del trágico legado tras la muerte de Hugo Chávez. En 2018 se impuso para un segundo mandato en unas elecciones calificadas como antidemocráticas y ha ejercido el cargo a pesar del repudio internacional, severas sanciones económicas y al desastre económico, político y social que ya ha alcanzado a los estratos más pobres.
Adicionalmente, el dictador Maduro tiene acusaciones por narcotráfico en los Estados Unidos y por crímenes de lesa humanidad en tribunales internacionales; durante su mandato ha sido señalado por abuso de poder, violación a los derechos humanos, represión contra sus opositores y corrupción de miembros de su gobierno y de su familia.
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El proceso electoral que está en marcha fue pactado tras largas y complicadas negociaciones, que culminaron con el Acuerdo de Barbados. A la fecha, los acuerdos han sido ignorados, entre otros, el referente a la selección de candidatos de manera libre. La inhabilitación de María Corina Machado y de su suplente Corina Yoris, dan cuenta de esto. El amplio respaldo ciudadano que recibió Machado para postularse, luego de ganar las elecciones primarias de la oposición, fue hecho a un lado por una disposición arbitraria de la Contraloría General de la Republica -controlada por Maduro- por supuestos hechos de corrupción. La postulación de su suplente fue rechazada por “fallas” del sistema de registro electoral.
Pese a lo anterior, la oposición logró integrar una amplia coalición de 10 partiros y postular a Edmundo González, un reconocido diplomático y académico que en los últimos años fungió como asesor y enlace de la oposición venezolana con organismos internacionales, entre otros con el Partido Acción Nacional. Hoy Edmundo González, apoyado por María Corina Machado, es el principal aspirante para ganar las elecciones del 28 de julio.
Las prácticas antidemocráticas del régimen del dictador Maduro, quien controla la Asamblea Nacional, el Consejo Nacional Electoral y todos los órganos jurisdiccionales, han encendido todas las alertas internacionales al considerar la alta probabilidad de que Nicolás Maduro no reconozca los resultados y se desate una persecución violenta en contra de la oposición.
El presidente Lula ha declarado desde el palacio de La Alvorada, que se sintió preocupado tras escuchar a Maduro mencionar durante un mitin de campaña que habría “un baño de sangre” y “una guerra civil fratricida” en caso de ser derrotado en las elecciones. Maduro -dijo- tiene que aprender que “en democracia cuando ganas te quedas, cuando pierdes te vas”.
Hacemos votos porque prevalezca la paz y la tranquilidad durante el proceso electoral y por el reconocimiento de los resultados. Que se conjuren los escenarios violentos y que llegue el cambio democrático a Venezuela, en bien de un pueblo tan querido y tan sufrido.