EDUCACIÓN EN MÉXICO

El pensamiento, es esencia: el patrimonio de los güeyes

Quien no tiene un patrimonio a los 60 años de edad, es porque “es bien güey” según la candidata de la coalición: una muestra del elitismo y desprecio de la derecha hacia quienes no encajan en su visión. | Ismael Jiménez

Escrito en OPINIÓN el

Dice la candidata de la coalición que, quien no tiene un patrimonio a los 60 años de edad, es porque “es bien güey”. Aunque luego quiso justificarse, como cada que se equivoca, aduciendo que la indirecta era directa para la candidata de MORENA. En realidad, de lo que no se da cuenta o no quiere darse cuenta, es que, “el pensamiento, es esencia”.

Mucho se ha hablado del desprecio de la derecha para quienes en general, son de clase asalariada, informales, “vagos atenidos y mantenidos”. El argumento puede resultar desgastado, pero es tan vigente y define por completo el pensamiento de la derecha que se siente la única clase productiva y trabajadora de la nación.

Ese pensamiento, ha sido alimentado durante los últimos años por el dogma del “emprendimiento y el esfuerzo”, como base del “progreso” del cual se sienten dueños. Su adoctrinamiento, presumen, se origina del privilegio de ser gente estudiada y educada, es decir, gente que tiene una formación académica que, si proviene de una institución privada, les otorga ese estatus de superioridad y si es extranjera, mejor.  

Aquí no vamos a discutir si las escuelas públicas o privadas son mejores unas que otras. Al final, también existen egresados de las universidades públicas que piensan que son superiores y “diferentes” a quienes ni la primaria terminaron.

Por supuesto que eso de la superioridad, también estaría aprueba, pero tampoco es el fin de esta colaboración. ¿A qué se debe y de dónde les viene ese sentimiento de superioridad? La respuesta es simple, en México, la educación media y superior por muchas décadas, han sido un “privilegio”, el limitado sistema educativo mexicano, por descarte, deja a millones de jóvenes sin poder acceder a los niveles medio y superior de educación.

Quienes hayan tenido la curiosidad de darle seguimiento a las estadísticas de la ANUIES, se habrán podido percatar que el sistema educativo mexicano, es un embudo que se va cerrando conforme los jóvenes pretenden acceder al siguiente nivel educativo. Así desde el nivel secundaria hasta el nivel superior. 

Según datos de la ANUIES, a nivel nacional, para el ciclo 2021-2022 ingresaron a la universidad 1,357,872 estudiantes, si consideramos que el INEGI reportó en 2021 que la población de jóvenes en México de entre 15 y 29 años de edad era de 31.2 millones y de ellos 10.8 millones son jóvenes de entre 15 y 19 años de edad, observamos que existe un gran déficit de infraestructura educativa para cubrir la demanda. Ni aún sumando la matrícula de universidades privadas, se cubriría al 1% de la población en edad de estudiar una carrera.

Por ello quien tiene la “fortuna” de haber realizado una carrera universitaria y quizás tal vez un posgrado, considera que es un ser superior, distinto y privilegiado que tiene la potestad de ponerse por encima de los demás. Obvio, que terminen una carrera profesional no los hace, ni más inteligentes, ni más capaces que los demás, ni mucho menos mejores personas, pero, ellos sí se lo creen.

Esta es una de las razones de la división social que hoy existe y que algunos mal intencionados se lo atribuyen a la 4T, quienes piensan así, en realidad son ciegos por no querer ver las causas de la ruptura. El déficit educativo no es de este sexenio, lleva décadas y quienes pasaron por la presidencia anteriormente, poco o nada hicieron para revertir el déficit educativo. Hoy, el resultado es la violencia y la delincuencia que azotan al país.

Los gobiernos que endeudaron al país, endosaron el pago de los pasivos y los privilegiaron por encima del presupuesto educativo que cada año ha sido más reducido. ¿Qué propusieron los gobiernos neoliberales que representa Xóchitl Gálvez? Privatizar la educación, así y de pronto, en pocos años, proliferaron las universidades y escuelas privadas que muchas de ellas se clasificaron como “patito”.

Tal vez la intención no era mala pero los fines de dichas escuelas fueron y son dudosos, pues privilegian la ganancia por sobre la calidad educativa y la formación integral de los estudiantes, pero amén de eso, restringió aún más el acceso a la educación pues quienes no logran lugar en las universidades públicas, recurren a la “iniciativa privada convertida en educadora” que, en caso de que los padres puedan pagar la mensualidad, tendrán un hijo profesional, pero si no, se endeudarán o, contribuirán a engrosar la población sin educación y sin empleo, son los Ninis de los que tanto se burlaron los gobiernos y políticos neoliberales.

Aún así, existen muchos mexicanos que sin educación y con la fuerza de su trabajo y las habilidades desarrolladas en su labor cotidiana, han logrado un patrimonio trabajando y esforzándose, la candidata Xóchitl y sus huestes, pueden mirar en las serranías de las zonas conurbadas de las principales ciudades del país, las construcciones en obra negra. Muchos de sus habitantes, sin “educación”, a quienes denigran y desprecian y tachan de mantenidos, son quienes ni de güeyes, le darán su voto.

 

Ismael Jiménez 

@ijm14