GOBIERNO DE MÉXICO

Del "¡es un peligro para México!" al "¡dictador, narcopresidente!"

AMLO no pierde popularidad. | Ismael Jiménez

Escrito en OPINIÓN el

Con el ¡miedo! como método y retórica, la oposición fraguó de la que se ufanan fue su victoria en los comicios de 2006. Al grito de ¡es un peligro para México! parecen haber infundido ¡temor! en el electorado ante la posibilidad de tener un gobierno ¡dictador! Desde entonces ya lo decían.

El resultado de aquella elección, parece haberles “favorecido” aunque con un escasísimo margen que le permitió a Felipe Caderón llegar a la presidencia por la puerta de atrás de la misma manera como llegó al congreso para recibir la banda presidencial. No existe ningún otro registro en la historia del país en la que una “ceremonia” de cambio de gobierno haya sido tan gris y tan sombría como esa que además estaba marcada por la espesa sombra del fraude electoral.

Pero “haiga sido como haiga sido”, lograron detener a López Obrador, ese ¡peligro para México! al que le declararon la guerra sucia desde el desafuero y en la que los medios de comunicación se coludieron. El objetivo se había cumplido.

La guerra sucia contra López Obrador no paro durante los siguientes años y frente a la elección del 2012, aunque bajo la intensidad, la “estrategia” se mantuvo; quizás porque la derecha estimó que el ¡peligro para México! había sido vencido y la entrega de la banda presidencial a Peña Nieto garantizaba la continuidad de la política neoliberal.

Para los comicios de 2018 la ola “morenista” había crecido y las malas gestiones de los dos sexenios anteriores enfilaron el voto hacia López Obrador, la guerra sucia continúo con su tarea, pero ya no les alcanzó y los resultados en las urnas fue una colosal vapuleada que sepultó algunos partidos y estuvo apunto de desparecer al PRD.   

Fragmentada, la oposición centró en los “medios de comunicación corporativos” su guerra sucia, pues se sabían en desventaja y era la única manera de no ser vapuleados en las cámaras legislativas. La medida más o menos funcionó pues en las elecciones intermedias, lograron mayor representatividad en el congreso, lo que les hizo creer que al grito de ¡dictador! y ¡vamos a la venezolización! conseguirían restarle fuerza a López Obrador, lo cual no ocurrió y significó una nueva frustración para el prianato y todos los comentócratas y opinadores que se sumaron a la batalla.

La guerra sucia se ha ejercido por todos los canales de comunicación, ya sean formales o informales, de hecho, ha sido una lucha constante desde que López Obrador los declaro “moralmente derrotados”.

Los ataques cruzados se dan todos los días en los medios de comunicación y la hoy llamada “oposición” que está siendo auspiciada con recursos de la ultraderecha encabezada por los Claudios X (padre e hijo), han escalado hasta tomar como estandarte la retórica de ¡narcopresidente! Que no es otra cosa más que un intento por desviar la atención de la ciudadanía de los gobiernos que ellos avalaron y que sí tienen sospecha de colusión con el narco.

El resultado, López Obrador no pierde popularidad por más que lo intentan todos los vociferantes, opinadores y comentócratas que diariamente buscan un resquicio para dañar la popularidad del presidente.

Que de esa manera “influye e incide” en la intención del voto, por supuesto, en 60 años, México no había tenido un gobernante con tanta aceptación y con tanta popularidad al final de su mandato, ni Salinas que fue el santo grial del neoliberalismo alcanzó estos niveles de popularidad pues la historia al final de su sexenio, se cuenta sola.

Y aunque hoy parte de los focos de la guerra sucia también apuntan a Claudia Sheinbaum, las condiciones son diferentes a las 2006 pues, aunque vemos los ataques desproporcionado de denostación y mentiras de la oposición apostando por infligirle ¡miedo! al electorado (nuevamente), el contexto no es el mismo. Hoy, aunque los “medios corporativos” de comunicación siguen al servicio de la ultraderecha, la corrupción de cuello blanco y la impunidad, López Obrador le dio un giro a la manera de comunicar en México.

Y no nos referimos a la mañanera, sino a todos los medios alternativos e independientes de comunicación que nacieron en este sexenio. Cierto, algunos carecen de rigor periodístico, pero otros tantos son liderados por periodistas de muchos años con gran capacidad de análisis y agudeza de opinión quienes lograron equilibrar y disentir de los “medios corporativos”. Este sólo hecho, cambió las reglas del juego y se convirtió en un fenómeno que se replica en América Latina.

¿En verdad la oposición, no ha reparado ni se ha cuestionado el por qué de su derrota en las urnas? Tal vez ni se han planteado la pregunta ni les interesa, pues su soberbia, le hace suponer que, convocando a miles de simpatizantes a las calles, podrán revertir la tendencia del voto y si no lo logran, entonces, incitar a la “lucha por la libertad y la democracia”.

Hace cinco años tuve la oportunidad de entrevistar a Juan Guaidó, el ultraderechista opositor al gobierno de Nicolás Maduro que se encontraba en una de sus tantas cruzadas para destituir al primer mandatario de Venezuela, entre sus arengas proclamaba la “lucha por la libertad y la democracia”. A mi pregunta expresa: pero Juan ¿si no logras el consenso popular estarías dispuesto a todo? Respondió que sí ¿a lo que sea? Se hizo entonces un frío silencio que dio por terminada la conversación.

 

Ismael Jiménez

@ijm14