SALUD

Qué lejos estamos de Dinamarca

A siete meses de concluir su mandato, se ve improbable que el presidente López Obrador cumpla su promesa de mejorar el sistema de salud público al nivel de Dinamarca. | Agustín Castilla

Escrito en OPINIÓN el

Estamos a escasos siete meses para que concluya el periodo de gobierno del presidente López Obrador, y a estas alturas se vislumbra prácticamente imposible que pueda cumplir con una de sus principales y reiteradas promesas de construir un sistema de salud pública al nivel o incluso mejor que el de Dinamarca, aún y cuando apenas en noviembre pasado insistió en que se tendría listo para marzo de este año, es decir, en unos cuantos días. Ojalá así fuera pues ninguna consideración política o económica debería ser más importante que la salud de la gente, pero lamentablemente la realidad que enfrentan cotidianamente miles de personas es muy distinta a la que se nos quiere presentar en las conferencias mañaneras. 

A más de cinco años no hay nada que nos indique que, aunque sea poco a poco, vamos avanzando por el camino correcto. La inexperiencia e improvisación en la implementación de políticas públicas han tenido costos muy altos para el país, a la fecha no se ha castigado a nadie por la supuesta corrupción que descubrieron y con la que justificaron muchas de las decisiones que ha tomado este gobierno en materia de salud, el INSABI fue un rotundo fracaso al igual que el sistema de compra y distribución de medicamentos y vacunas. Es cierto que se atravesó la pandemia, pero conforme a los diversos análisis que se han hecho, la crisis se empezó a gestar desde el arranque de esta administración, y también habrá que esperar el diagnóstico que en el mes de abril presentará la comisión independiente y multidisciplinaria que se creó para investigar las acciones emprendidas durante la emergencia sanitaria de Covid-19 en México, pero los datos que se tienen hasta el momento hablan por sí mismos. 

Por lo pronto, además del número de personas fallecidas que nos coloca como uno de los países con mayor índice de mortandad, la Auditoría Superior de la Federación reportó deficiencias en la supervisión del extinto INSABI sobre el manejo y transparencia de 40 mil millones de pesos destinados a la atención del Covid-19, así como irregularidades por ejemplo en el retraso por casi un año en la entrega de 40 monitores de signos avanzados que fueron adquiridos para la atención de pacientes. 

También el trabajo de investigación de la periodista Nayeli Roldán es muy revelador sobre la situación de nuestro sistema de salud, al evidenciar que entre 2019 y 2020 se dejó de vacunar a 6 millones de niñas y niños menores de 6 años por la falta de compra o adquisición tardía de las vacunas requeridas, siendo que anteriormente los niveles de cobertura alcanzados por nuestro país eran muy altos, además de que se pagó mucho más por menos. De acuerdo con esa investigación, en 2018 el gobierno de Peña Nieto pagó 4 mil 900 millones de pesos por la compra de 45 millones de vacunas, en tanto que en 2019 se adquirieron 35 millones de dosis por 5 mil 100 millones de pesos. 24% más, por 10 millones menos de vacunas

En otro análisis realizado por México Evalúa, se detectó que derivado de las políticas de austeridad selectiva, en 2022 la Secretaría de Salud sufrió un recorte de 102 mil millones de pesos respecto al presupuesto aprobado para ese año, lo que representa alrededor del 51%, y aunque la justificación del gobierno es que se transfirieron recursos al IMSS-Bienestar -que ahora asume las funciones del INSABI-, la realidad es que aun con ello el gasto para salud fue menor en 60 mil millones de pesos que es el mayor recorte registrado en los últimos 20 años, y probablemente esos recursos fueron destinados a los proyectos presidenciales en detrimento de la salud de la población, lo que dice mucho de las prioridades gubernamentales.

Las anteriores no son más que unas pequeñas muestras de lo lejos que estamos de sistemas de salud como el de Dinamarca al que tanto hace referencia el presidente, pero nada más elocuente que los testimonios de quienes acuden a los centros de salud en busca de atención médica –en ocasiones incluso a los institutos nacionales– y tienen que esperar hasta por meses para que les den cita, comprar sus medicamentos o realizarse estudios por fuera ante la falta de recursos.

Agustín Castilla

@agus_castilla