Todo sistema democrático requiere de soportes permanentes que lo fortalezcan, la enaltezcan y le den la legitimidad para preservar la estabilidad política, social y económica de una sociedad que busca desarrollarse plenamente a través de sus derechos que están acordes con la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Para ello, en una democracia, el gobierno, quien dirige los destinos de un país, debe ser electo por el voto popular de su ciudadanía, quien la representa de acuerdo con sus intereses y la exigencia de sus necesidades.
En una democracia es necesaria la participación de la población y, en particular, de las y los ciudadanos en diversos momentos clave como lo es la renovación periódica del poder público a través de elecciones libres, auténticas, que gocen de certeza jurídica y en donde el voto sea secreto, universal y con los procedimientos respectivos para que el voto sea contado fielmente al registro manifiesto en la boleta electoral por las personas votantes y, además, con los mecanismos jurídicos que permitan la resolución pacífica de las controversias que llegarán a presentarse.
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En nuestro país, la participación ciudadana en elecciones generalmente se presenta de manera más copiosa cuando se renueva la presidencia de la República que, para este año, concurrió con la renovación de la Cámara de Senadoras y Senadores y la respectiva Cámara de Diputadas y Diputados. Asimismo, se registraron elecciones locales de manera concurrente en las 32 entidades federativas del país.
De acuerdo con información pública del INE, de una lista nominal de 98.3 millones de mexicanas y mexicanos que pudieron asistir a las urnas, hubo una participación nacional del 59.8%, de donde destacan, además, los siguientes datos:
- Los mayores porcentajes de participación estuvieron a partir de las personas adultas de 45 a 84 años; en particular, el segmento de 60 a 65 años participó en un 76.6%. Llama la atención que las juventudes de 18 años que se estrenan con su incursión al listado nominal tengan una participación del 61.6% para posteriormente y hasta los 29 años tengan una baja participación.
- Nuevamente como lo ha destacado el INE, al menos en sus estudios muestrales de participación ciudadana de las elecciones federales de 2018 y 2021, la población juvenil fue la que menos participó en esta elección: el segmento de 25 a 29 años registró una participación del 47.4%, seguida del segmento de 20 a 24 años, con una participación del 48.5%.
- Se registra una participación de las mujeres 9.5% más que la de los hombres, con un 64.3%, respecto a un 54.8%. Nuevamente al igual que en los estudios muestrales de participación ciudadana de las elecciones federales de 2018 y 2021, resulta una constante que la mujer asista más copiosamente que los hombres.
Ahora bien, el 59.8% de participación en esta elección, ¿puede considerarse óptima? Veamos los registros de las elecciones presidenciales de años anteriores partiendo de la elección de 1994. Desde entonces, incluyendo la presente elección se han registrado 6 procesos electorales. La elección que más participación ha registrado fue justamente la de 1994 que alcanzó un 77.2% y la que menos participación ha registrado fue la de 2006 con un 58.6%, tan solo 1.2% menos que la registrada este año.
Esto quiere decir que, de los seis últimos procesos electorales presidenciales, las registradas, además de la de 1994, que han tenido mayor participación ciudadana han sido la del año 2000 (64%) y la de 2018 (63.4%), en tanto las que menos participación han tenido son justo la de 2006 y la registrada este 2024, 58.6% y 59.8%, respectivamente.
Estos registros seguramente le permitirán al INE y a los Organismos Públicos Locales Electorales de las 32 entidades federativas, integrar diversas estrategias en su planeación relativa a la organización electoral, no obstante, queda claro que otras instancias, como el Legislativo, por ejemplo, deben reconfigurar la legislación electoral para crear incentivos que motiven a la población, en especial la de 19 a 29 años, que los motive a participar en elecciones.
Un sistema electoral siempre será fuerte en tanto la participación ciudadana sea copiosa.