El pasado jueves, tuve la oportunidad de platicar, por videoconferencia, con alumnos de la Benemérita Universidad de Oaxaca, así como con diversos asistentes a dicha reunión. La conversación se centró en el empleo de la inteligencia artificial (IA) en las campañas electorales.
La IA permite realizar tareas que normalmente requieren de la inteligencia humana, como aprender, razonar, tomar decisiones, resolver problemas, interpretar el lenguaje o reconocer patrones de datos, imágenes o sonidos.
En el ámbito electoral, el empleo de la IA permite facilitar, agilizar, eficientar y mejorar diversas actividades institucionales. Ha funcionado, por ejemplo, como una herramienta de apoyo a través de chat bots, para encontrar información precisa sobre las elecciones, para procesar debates, spots, entrevistas, propaganda política de las candidaturas e identificar posturas políticas y contradicciones.
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De igual forma, la IA se ha empleado para mejorar la seguridad de las votaciones en línea, para combatir las noticias falsas, para depurar, analizar y seleccionar información relacionada con registros de electores, para automatizar el proceso de verificación de firmas o apoyos ciudadanos en casos de candidaturas independientes o en mecanismos de participación ciudadana (consulta popular, revocación de mandato o iniciativa ciudadana) o bien, para orientar a la ciudadanía en el empleo herramientas jurisdiccionales que faciliten el acceso a la justicia, entre otros.
La inteligencia artificial ha sido una importante herramienta para el análisis de grandes volúmenes de datos que permitan identificar características comunes y patrones de una audiencia para que, a partir de los resultados obtenidos, sea posible segmentarla de manera muy precisa e identificar a las personas votantes según sus intereses, opiniones o preferencias y, con ello, adaptar los contenidos y producir estrategias con mensajes personalizados, ya sea con la finalidad de reforzar las preferencias o desincentivarlas. Todo esto permite una ventaja electoral porque aumenta la efectividad de la comunicación.
En el ámbito internacional, existen diversos casos del empleo de esta herramienta en las elecciones; entre ellos, encontramos el caso del partido sintético en Dinamarca, que básicamente es una organización lidereada por un sistema de inteligencia artificial llamada Leader Lars o el caso Cambridge Analytica que involucró el uso de IA para la creación de perfiles en redes sociales y como parte de campañas publicitarias tanto en las elecciones de Estados Unidos como en el Brexit de Reino Unido (2016).
El uso de la IA en elecciones también estuvo presente en 2020 en los Estados Unidos, en el que se analizaron y recopilaron datos empleando inteligencia artificial en la campaña presidencial de Joe Biden o en los casos en los que, en las elecciones primarias, se clonaron imágenes y voz de Biden cuyo objetivo era desalentar a los votantes en la obtención de dicha candidatura.
Un caso muy interesante es el de Israel en donde una empresa diseñó un dispositivo para que las personas con discapacidad visual pudieran acudir a votar sin necesidad de asistencia personalizada, el cual se coloca en la patilla de las gafas para personas con discapacidad visual, baja visión o dislexia y transforma, en tiempo real, la información en audio.
En México, en el reciente proceso electoral (2023-2024) los partidos políticos y las candidaturas han empleado herramientas de inteligencia artificial en su propaganda, tal es el caso del uso de avatares o voceros de las candidaturas en los mensajes, o el uso del deepfake consistente en la creación de imágenes, audios o videos falsos, con un alto contenido realista de mensajes con intención de desprestigiar o perjudicar al adversario. También se presentaron casos en los que se han incluido imágenes de niños creados a partir de inteligencia artificial, como parte de los mensajes que difundieron los partidos políticos.
La IA en materia electoral, representa uno de los mayores retos de la actualidad, su uso responsable y transparente permitirá maximizar el ejercicio de los derechos políticos. De la misma forma, es importante el diseño de legislación, políticas públicas y medidas de cualquier otro carácter, que permitan aprovechar los beneficios que ésta representa y, por otra parte, generar las garantías necesarias para evitar su uso indebido.
Agradezco a la Benemérita Universidad de Oaxaca (BUO) la invitación para compartir y reflexionar sobre esta temática, así como a todas las personas que acudieron a este llamado por sus valiosas aportaciones, las cuales, sin duda, enriquecen el debate sobre los retos que enfrenta la IA en las elecciones.
Hasta nuestra próxima entrega.