CONCILIAR, TAREA DE JUECES LABORALES

Un juez laboral que no concilia

El papel de un juez laboral, según Ariel Vázquez, es guardar silencio, con esa visión bastaría colocar la fotografía de un juez en la pared de la sala de conciliación. | Manuel Fuentes

Escrito en OPINIÓN el

Acudir a una audiencia en los nuevos juzgados laborales es un privilegio que todavía pocos podemos contar. Es una especie de magia ver a esos personajes de toga grande que no entienden el porqué del derecho laboral, de su sentido social.

No saben algunos jueces, espero que pocos, que una audiencia de conciliación en un periodo de prehuelga les otorga el don de conciliar, de acercar a las partes para buscar una solución.

Apenas este sábado 20 de enero, el juez Roberto Ariel Rodríguez Vázquez nos dijo al final de una audiencia de conciliación, del expediente 1407/2023, que su función no era conciliar, que en todo caso deberíamos acudir con el funcionario encargado de esa tarea en el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral que se encontraba en esa sala.

Ocurrió durante una audiencia en que, la secretaria general del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana, Abigail Pamela Gómez Suárez, le dijo en su cara que los trabajadores estaban muy molestos por su actuar parcial, que sólo favorecía los intereses de la patronal al no quererlos escuchar.

La dirigente se refería a la audiencia llamada “de Conciliación” celebrada el día 28 de diciembre de 2023 en donde el mismo juez, como si tuviera prisa para que terminara pronto, sólo permitió que las partes hablaran una sola vez, alegando que, si permitía más intervenciones, eso podría generar “violencia”.

En aquella ocasión dijo, como si fuera una broma, que no podía dar más intervenciones a las partes porque no estábamos en un juicio donde fuese posible la réplica y la contrarréplica. A pesar de que se le explicó que el alcance de esa audiencia de conciliación era precisamente para que se escuchara a las partes y así encontrar puntos de solución, él, de manera terminante, cerró la audiencia y señaló nueva fecha.

Los trabajadores universitarios, al enterarse de la actitud del juez, en la audiencia del pasado sábado hicieron una protesta frente a las instalaciones del Tribunal Laboral Federal de Asuntos Colectivos ubicado en Picacho Ajusco, en la Ciudad de México, para expresar su inconformidad por la manera en que se pretende aplicar la nueva justicia laboral: con el silencio de las partes.

El juez, después de incomodarse por los reclamos durante la audiencia que él presidía, y de cerciorarse de que se había apagado la videograbación, para evitar que quedara evidencia de su dicho, explicó que su función no era conciliar, sino juzgar. Que él estaba impedido para dar una opinión en esa audiencia, ya que, en su afán de conciliar, eso podría ser usado en su contra, al probablemente expresar un sentido en favor de una de las partes.

Ofreció, en cambio, que al terminar la audiencia podría abrir alguna de las salas del Tribunal Laboral Federal para que, en presencia de él, en privado, se buscaran salidas al conflicto. Sin embargo, insistió en que su papel era el de juzgar y no de conciliar, reiterando que, esa era la función del Centro Federal de Conciliación.

El juez, incómodo por los reclamos que se le hicieron en la audiencia, y después de sus palabras fuera de la videograbación, se retiró mientras los trabajadores protestaban frente al Tribunal, debido a su actuar parcial.

Posiblemente, para algunos jueces resulta incomprensible que en la Ley Federal del Trabajo se les haya asignado el papel de conciliadores en un procedimiento anterior a una huelga para revisar salarios, modificar un contrato colectivo de trabajo o reclamar su cumplimiento.

El papel de un juez laboral, según Ariel Vázquez, es guardar silencio, porque todo lo que diga en una audiencia oral de conciliación puede ser usado en su contra.

Con esa visión bastaría colocar la fotografía de un juez en la pared de la sala de conciliación, y una grabación en la que diga que se abre la audiencia, agregar un sonido de un mazo pegando en el escritorio, fuerte de preferencia, que pida a las partes que se identifiquen, y después dejar al juez en silencio, porque de acuerdo con Ariel Vázquez su función no es conciliar.

He conocido juezas y jueces laborales ya en plena reforma laboral, que incluso hasta altas horas de la noche han acompañado a las partes y han ofrecido dar ideas, sugerencias de cómo arreglar un conflicto para evitar una huelga. Jueces de altura, que dignifican el sentido de la justicia laboral han ofrecido salir de su juzgado y acompañar a las partes en los centros de trabajo para encontrar alternativas.

Pero hay otros que requieren repasar la legislación laboral, impresa en letra grande, para que entiendan que conciliar también es hacer justicia, porque así se puede evitar que se afecten fuentes de trabajo y los derechos de los trabajadores.

Hay jueces laborales, pocos, insisto, con los que no hay manera de conciliar. A ellos se les olvidó que la audiencia de conciliación necesita a un juzgador con capacidad de escucha activa hacia ambas partes, para identificar los puntos de conflicto, así como los elementos que sumen valor para resolver sus diferencias

La conciliación no es la omisión absoluta del juez ya que hace inoperante la justicia laboral.

Como se escribió en el Talmud: "Desgraciada la generación cuyos jueces merecen ser juzgados". 

Manuel Fuentes

@Manuel_FuentesM