#INFILTRADO

El asesinato que mantiene al Betito en prisión

Cuatro miembros de la Unión arribaron a un bar para matar al enemigo de los chinos. | Antonio Nieto

Créditos: #OpiniónLSR
Escrito en OPINIÓN el

En el bar el “Refugio” había una rara sensación en el ambiente. Las risotadas y el fluir de la cerveza eran más o menos las de siempre, pero tres clientes no parecían tan entusiastas. Fumaban nerviosamente, cuchicheaban, mandaban alertas en su radio. Desde sus asientos, observaban el ir y venir de una motoneta pulsar blanca con negro. Nadie sabe a quién pedían ayuda el del radio, pero lo cierto es que nadie llegó.

Era una noche del 1 de marzo de 2015, al bar Refugio” también lo conocían como las “Princesas” y ahí estaban Carlos, Emmanuel y otros miembros de una banda de asaltantes. Consta en la averiguación FVC/VC-3/T2/0522/15-03B que frente a ellos se detuvo una camioneta Honda CRV gris, de la que bajó un sujeto. Tres motocicletas de pista Yamaha, azul, roja y negra pararon su marcha justo atrás de la camioneta. Eran gatilleros del cártel de la Unión, que abrieron fuego contra todos y todo. El objetivo era Carlos Alan Santos Cruz, de 23 años de edad, cabecilla de la banda. Cuando se retorcía sobre un charco de sangre, uno de los sicarios se le aproximó y jaló del gatillo a corta distancia. Se trataba, de acuerdo con el expediente del caso, el “Elvis”, y los otros que dispararon eran el “Chori”, “Jordan” y el jefe, “Betito”. Carlos murió en el lugar, al tiempo que cuatro personas más resultaron heridas luego del ataque. Un testigo reconoció a los cuatro pistoleros.

“Quien indica que al encontrarse cerca del lugar de los hechos se percata de la llegada de una camioneta de la marca honda CR-V de color gris. en compañía de tres motocicletas de pista una yamaha R-6 de color azul, otra de color rojo y otra de negra, bajándose de la camioneta un sujeto el cual conoce como Lalo Ramírez Tiburcio alias “el Chory”. Así como de las motocicletas a los que conoce como “el Elvis”, “el Betito” y "el Jordan” y al acercarse al bar comienzan a disparar hacia donde se encontraba el hoy occiso (Carlos Alan Santos Cruz) y al encontrarse tirado su cuñado se acerca "el Elvis” y le dispara, para posteriormente darse a la fuga con rumbo desconocido”, se lee en la declaración.

Este asesinato es por el cual el líder absoluto de la Unión, José Alberto Maldonado López, el “Betito”, fue sentenciado a 43 años de cárcel en 2022. Tras su captura en 2018, es la única sentencia que ha recibido, a pesar de que se le han imputado delitos contra la salud, secuestro y delincuencia organizada. Este columnista tuvo acceso a la averiguación previa, donde hay inconsistencias como la descripción física del “Betito”, que lo describe como de tez morena y complexión delgada, siendo que el capo, en esos tiempos, era robusto, además de que su tez es morena clara. Aún así, siete años después del asesinato, el mandamás del cártel fue condenado, aunque ha sorteado otras indagatorias donde la Fiscalía fue incapaz de probar, ni si quiera, que era el jefe de un grupo criminal. Como el secuestro de un comerciante de teléfonos de Plaza Meave, ocurrido en 2017, donde el juez de control, Antonio Cortés, le informó al “Betito” y su defensa que lo absolvían por “lo que dejó de hacer la Fiscalía”, la cual ni si quiera pudo precisar la fecha del secuestro ni el lugar donde la víctima fue retenida.

Lo interesante del expediente por el cual el “Betito” fue sentenciado es la historia de la víctima: Carlos Alan Santos Cruz, el “Perro”. Todo comenzó con el robo de una bodega en el Centro, cuyos propietarios eran chinos. Para 2015, la comunidad china se había alineado con la Unión y pagaban fuertes cantidades de dinero por protección. Sin embargo, los saqueos a sus bodegas no paraban. El “Perro” y su banda seguían vaciándolas impunemente. Como los miembros de la banda eran de la calle Nicaragua, emisarios del “Betito” se reunieron con ellos para amagarlos: “o dejan de robar a los chinos o los vamos a matar”. El “Perro” se negó a obedecer a la Unión y entonces un socio de los ladrones fue levantado: Bryan Mauricio Miranda, el “Pozolitos”, quien saltó a la fama por matar a su novia venezolana, Kenny Finol, y por usar la charola del cártel para extorsionar en el Centro. Cuando lo iban a matar, su tío, José Manuel, el “Pozoles” abogó por él. José Manuel tenía influencias y era un mafioso de la vieja escuela con conexiones con cárteles, así que “Betito” decidió liberar al “Pozolitos” a cambio de que “pusiera” al “Perro” y su pandilla.

Se dice que así pasó: “Pozolitos” telefoneó al “Irving”, gatillero de la Unión y le informó que el “Perro” estaba en el bar de Mecánicos 49, por lo cual, el “Irving” agarró su motoneta Pulsar blanca con negro y merodeó el lugar hasta que “Chory”, “Elvis”, “Jordan” y el “Betito” arribaron para matar al enemigo de los chinos, y por ende, de la Unión. El “Betito” fue sentenciado por este crimen, pero “Chory” y “Elvis” siguen libres. Al “Jordan” lo asesinaron tiempo después en Jesús Carranza, en Tepito, aparentemente porque no reportó al cártel las ganancias de un atraco en la Condesa. El “Pozolitos” ha entrado y salido de prisión. Ha librado las acusaciones por el feminicidio de Kenny Finol y se sabe tiene su propio grupo criminal: la “Sonrisa sin Rostro”, pero desde hace años dejó de ser socio activo del cártel; incluso fue levantado una segunda vez por la Unión, cuando tuvo que dar dinero y una camioneta para que lo liberaran.

Esta historia, contenida en un expediente del Tribunal Superior de Justicia es lo único que ha mantenido al “Betito” en prisión. Otras muchas carpetas se le han caído a la Fiscalía. La más vergonzosa fue la del secuestro, donde el Ministerio Público, Alberto Valadez Aguilar fue exhibido por los jueces Antonio Cortés, Alfonso Dávila y Alejandro Cruz. En el interrogatorio de la defensa, un agente de Investigación contestó que, en parte, “usó Google” para confirmar que el “Betito” era jefe de una organización criminal. Este columnista cuenta con copia de la audiencia donde tuvo lugar esto. ¿Falta de capacitación? ¿Cometieron errores a propósito para aligerar la carga probatoria? Como sea, a la Fiscalía se le cayó esa imputación, lo mismo que le ha ocurrido con generadores de violencia que entran y salen de la cárcel, como el “Tomate”, “Dither”; “Gregory”, el “Rorro”, el “Concho”; el “Duke”, el “Huguito”, el propio “Chori” y “Elvis”. Al revisar esos expedientes, las inauditas fallas de la Fiscalía salen a relucir. Son, misteriosamente, constantes, repetitivas, inexplicables para servidores públicos que llevan hasta 30 años en la institución. “¿Confirmar el liderazgo de un capo en Google y así asentarlo en su informe oficial en aras de un proceso penal será una práctica común en la Policía de Investigación? Lo dudo.

Enterado está, querido lector y recuerde: el infiltrado es usted.

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