La lentitud, la falta de transparencia y la inaccesibilidad a menudo son obstáculo para que la gente les tenga confianza a las instituciones judiciales. Sin embargo, las tecnologías emergentes ofrecen una oportunidad única para mejorar los servicios judiciales y garantizar una justicia centrada en las personas.
Imagina a María, una madre soltera en una comunidad rural, que ha estado esperando años por una resolución legal sobre la propiedad de su tierra. Cada visita al tribunal supone un largo viaje y la pérdida de días de trabajo. Mientras tanto, en una ciudad cercana, Carlos enfrenta un proceso legal similar, pero gracias a un sistema de resolución en línea, puede presentar documentos, hacer seguimiento de su caso y recibir notificaciones sin tener que abandonar su hogar.
De acuerdo con la Métrica de Justicia Abierta, presentada hace unos días por el World Justice Project, que mide los niveles de transparencia, participación, colaboración y rendición de cuentas del sistema judicial mexicano. Destaca, por ejemplo, que en temas de servicios de justicia digital se obtuvieron resultados variados. Por un lado, se registró un puntaje bajo en relación con la viabilidad de acceder digitalmente a un expediente. Por otro lado, el panorama es más alentador en lo que respecta a la disponibilidad de servicios digitales para facilitar los procedimientos ofrecidos por las instituciones. Por otro lado, de acuerdo con la Asociación de Internet MX, la penetración de Internet en el país es del 80%, lo que demuestra un potencial para implementar soluciones tecnológicas.
La incorporación de tecnologías en el sistema judicial implica la digitalización de procesos y la aplicación de herramientas y capacitación a personal especializado. La tecnología puede agilizar la revisión de documentos legales y analizar precedentes para predecir resultados. Además, la creación de plataformas en línea para presentar casos, hacer seguimiento y recibir notificaciones, como en el caso de Carlos, reduce la barrera geográfica y el tiempo invertido en trámites.
La adopción de tecnologías en el sistema judicial ofrece una serie de ventajas. En primer lugar, acelera los procesos, lo que podría reducir drásticamente los tiempos de espera. Además, promueve la transparencia al permitir un seguimiento en tiempo real de los casos. Sin embargo, también surgen desafíos, como la brecha digital que excluye a comunidades rurales o de bajos ingresos. Además, la confidencialidad y seguridad de los datos se convierten en preocupaciones críticas.
Para construir una justicia centrada en las personas a través de la tecnología, es esencial abordar la brecha digital mediante la expansión del acceso a Internet y la capacitación en habilidades digitales. Además, se deben establecer estándares sólidos de seguridad de datos y privacidad. La colaboración entre gobiernos, organizaciones internacionales y el sector privado puede catalizar estos cambios.
En conclusión, la adopción de tecnologías en los servicios judiciales puede revolucionar la forma en que se administra la justicia. Si se abordan los desafíos de manera efectiva, estas innovaciones tienen el potencial de empoderar a individuos como María y Carlos, y construir un sistema judicial más eficiente, transparente y centrado en las personas.
Fuentes consultadas:
Justicia Abierta, World Justice Project: https://www.justiciaabierta.mx/metrica
Hábitos de Internet, AIMX, https://www.asociaciondeinternet.mx/estudios/habitos-de-internet