DEMOCRACIA

El INE y los OPLE

No resulta nada recomendable seguir insistiendo en valorar la permanencia de los OPLE. | Fernando Díaz Naranjo

Créditos: #OpiniónLSR
Escrito en OPINIÓN el

A pesar de que nuestro país se encuentra por entrar al arranque formar del proceso electoral 2023-2024 en donde serán renovados más de 20 mil cargos de elección popular entre espacios federales como locales, es decir, tendremos elecciones en las 32 entidades federativas y en donde podrán participar un estimado de 98 millones de electoras y electores, no cesa el debate del trabajo que desarrollan los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE) y, por lo mismo se cuestiona su permanencia.

Aunque de acuerdo con la normativa electoral el Legislativo no puede hacer cambios a las leyes electorales en estos momentos, si permanece en el ambiente político la posibilidad de que pasando la elección nuevamente surja el debate sobre sus funciones, si no existe duplicidad con las actividades que realiza el INE, si son onerosos, si el INE podría asumir sus funciones, entre muchas más consideraciones que han sido expresados por diversos actores políticos.

En principio y de puerta a la elección hay que enfatizar que el INE tiene actividades específicas y, si bien con la reforma constitucional de 2014, le fueron asignadas actividades que eran propias de los OPLE como la fiscalización de los recursos públicos de partidos políticos, candidatas y candidatos, o la emisión de criterios y lineamientos para la organización y ejecución de diversos procedimientos, esto no es suficiente para que el INE pueda hacerse cargo de las actividades de los OPLE.

De entrada, las legislaciones electorales locales no son iguales entre sí y, por lo mismo algunas contemplan disposiciones que no van en armonía con la legislación federal, lo que implicaría un análisis profundo sobre dichas disposiciones.  Un ejemplo.  El máximo clímax de toda elección, sobre todo si la contienda electoral es cerrada, son los cómputos de los resultados electorales que realizan las autoridades electorales.  En este sentido, mientras que la legislación de la Ciudad de México establece que el cómputo se desarrollará el mismo día de la elección al concluir la votación de la ciudadanía, a nivel federal el cómputo se realiza hasta el miércoles siguiente al día de la jornada electoral.

En mi opinión lo plasmado en la legislación local es la ruta que debiera permear a nivel federal lo que permitiría que la población, los medios de comunicación, estudiosos del tema y, por supuesto, los actores políticos, conozcan la información del resultado electoral de forma oportuna prescindiendo inclusive de los programas de resultados electorales preliminares.

Otro ejemplo de las actividades que son propias de los institutos electorales locales: los ejercicios de participación ciudadana que de forma constante llevan a cabo y que están constituidas para consultarle a la ciudadanía diversos aspectos que van desde su opinión sobre algunas normas, sobre la aplicación de políticas públicas, sobre la elección de sus representantes vecinales, entre varios ejercicios más.

Podríamos hacer una larga lista de los temas particulares de cada instancia electoral, pero independientemente de ello, no resulta nada recomendable seguir insistiendo en valorar la permanencia de los OPLE.  Contrario de lo que diversos Legisladores argumentan, deberían consolidar la permanencia de dichas instancias en donde, dicho sea de paso, algunas legislaturas locales tienen ahorcado a los OPLE con reducirles drásticamente sus presupuestos lo que impide realizar su labor atentando contra nuestro sistema democrático.

Potenciar a las autoridades electorales es maximizar los derechos políticos y electorales de las y los mexicanos, tanto los que residimos al interior de la República como de las y los que residen en el exterior.  Defendamos a las instituciones electorales que defienden nuestra democracia.