ELECCIONES CONSTITUYENTES EN CHILE

El ejemplo de Chile

Chile ha dado ejemplo de solidez democrática y sobretodo de sensatez política, votó a favor de la libertad, del libre mercado y de la democracia. | Francisco Santos

Escrito en OPINIÓN el

Cero y van dos. Chile ha dado ejemplo de solidez democrática y sobretodo de sensatez política. Después del desastre de la Constituyente que nace de las violentas revueltas que se incentivaron desde afuera y del pésimo manejo que a este tema le dio el presidente Piñera dejándose intimidar por unas minorías, Chile por segunda vez –y con un presidente del partido comunista– vota a favor de la libertad, del libre mercado y de la democracia.

El primer acto de sensatez fue cuando votó en el Plebiscito contra el horror de Constitución producto de esos hechos violentos de insurrección que generaron una desestabilización política y democrática. Entonces, esas minorías casi logran imponer un nuevo modelo económico y político que habría acabado con Chile como Chavez-Maduro, Castro y Ortega lo hicieron con sus respectivos países.

Y el segundo fue apenas el domingo pasado cuando en la votación para elaborar una nueva Constitución, que después del plebiscito que la negó era un absurdo pero eso es otro tema, los chilenos le demostraron a esa izquierda radical, y de paso le mandaron un gran mensaje al Continente, que son una minoría absoluta que no iba a imponer su versión antidemocrática y antiliberal a su país.

Hay mucho que aprender en la región de lo sucedido en Chile pues esos nuevos vientos, que también se sienten en Argentina, deben conducir a la consolidación de una nueva derecha con mucho más acento liberal, es decir de libertades. Una derecha que convoque al joven que hoy piensa distinto, a esa clase media que la izquierda proletariza y la derecha no defiende con el ahínco necesario sin ahuyentar a sus seguidores que siguen siendo la base de su éxito.

Pero Chile también deja otras enseñanzas. La Democracia Cristiana, otrora el gran partido de este país casi desaparece junto con el partido socialista del expresidente Lagos. Y la centro derecha queda relegada como segunda opción, y lejos del partido Republicano de derecha pura y dura. Los tres mensajes de José Antonio Kast y su partido fueron claros y consistentes: seguridad, economía y empleo y migración.

Ahora viene lo difícil para Kast, líder del partido Republicano triunfador de estas elecciones con el 35 por ciento. Kast se juega su futura presidencia, pues lidera un proceso que no quería –su partido no quería una nueva Constitución– y tiene que hacer compromisos con el centro derecha y seguramente el poco centro izquierda que quedó para que la aprueben una vez se dé el proceso. Pasa de ser oposición a gobernante, en este caso a liderar el proceso de redacción de una nueva Constitución.

No lo pudo haberlo dicho mejor el gran derrotado en esta elección el presidente Gabriel Boric quien a Kast le pidió no cometer los mismos errores de la izquierda de creer que podían imponer una Constitución que no le gustaba a la mayoría de los chilenos. Se creyeron estar por encima del país (pasa igual acá en Colombia con Gustavo Petro y sus cada vez menos seguidores), después de las revueltas del 2019. Vale la pena además hacerle un gran reconocimiento a Boric quien lideró este proceso electoral con una dignidad y decencia democrática sin par. La verdad el presidente chileno ha sido ejemplo de coherencia ideológica y de respeto institucional, lo que le ha costado gran rechazo en la izquierda de la región que tiene un doble estándar con los derechos humanos, la aplicación de la ley, la libertad y la validez de la democracia.

No me cabe duda que la izquierda latinoamericana no va a escuchar el mensaje y se seguirá creyendo infalible por un lado y dueña de la verdad por el otro. Hay que dejarlos que sigan ese camino. Que sigan apoyando a Castillo, a Maduro y sus delincuentes, a la condenada corrupta de Cristina Kirchner o a los endiosados reyes, por lo menos para ellos, Petro y AMLO. Ese terreno es el que conviene a la democracia y a la derecha.

La derecha, el centro se ve cada vez más desaparecido lo que es grave para nuestras democracias, debe entender que la claridad y sencillez de su mensaje es fundamental para ganar adeptos en ese centro que se vacía. La radicalización excesiva en temas como el aborto y demás puede generar rechazo en ese ciudadano de centro que ya desprecia esa izquierda que en Colombia, en Perú y en Chile ha demostrado con creces su incapacidad de gobernar con transparencia y con resultados. Cómo hacerlo sin despertar rechazo en el sector más radical es la pregunta del millón.

Pero la respuesta no es tan difícil. Es devolver todo a su lugar: la libertad del ciudadano para decidir, de la familia antes de los 18 para ser el escenario de decisión de los hijos, y en la claridad para el Estado de no meterse en ninguno de estos ámbitos. Solo ser el árbitro cuando se le pide. De resto libertad, libertad, libertad.

Chile mostró el camino. Solo esperemos que los egos de los políticos no se atraviesen en lo que debe ser el regreso del péndulo que, si se hace bien, se suma y se muestran resultados, permitirá que la inmunidad de rebaño que todos los latinoamericanos estamos teniendo con este desastre de gobiernos populistas de izquierda nos evite volver a caer en este abismo en unos pocos años, como sucedió al final de la década pasada y al principio de esta.