HIDRÓGENO VERDE

México en la transición energética del hidrógeno verde

El hidrógeno puede ser una alternativa dentro de las energías renovables ya que podría actuar como un medio para almacenar electricidad o como opción a los combustibles fósiles. | Alicia Fuentes

Escrito en OPINIÓN el

El binomio cambio climático/seguridad energética está provocando que muchos países se replanteen las estrategias de producción de energía; una que está cobrando relevancia en los últimos cinco años es la del hidrógeno verde o rosa, cuya obtención no emite gases de efecto invernadero y por ello constituye una promesa para la descarbonización de las economías

Aunque el hidrógeno no es una fuente energética por sí mismo, es considerado un portador de energía o un vector energético, como la electricidad. Al ser el elemento más abundante del planeta, el hidrógeno puede ser una alternativa dentro de las energías renovables ya que podría actuar como un medio para almacenar electricidad o como opción a los combustibles fósiles en sectores como el transporte pesado y de larga distancia, la siderurgia, los químicos y la refinación de crudo, entre otros. 

Pese a sus múltiples beneficios, el hidrógeno aun enfrenta muchos desafíos técnicos, pues al no ser directamente explotable ya que se encuentra combinado con oxígeno la mayor parte de los procesos de separación se realiza con hidrocarburos, especialmente el gas natural; aun así, poco a poco el hidrógeno verde, es decir, el producido a partir de energías renovables, y el hidrógeno rosa, producido a partir de energía nuclear, están siendo más estudiados. No obstante, el hidrógeno verde es el que más atención ha ganado y se espera expandir los procesos de electrólisis del agua y la bioenergía para su producción a gran escala para así complementar la matriz energética mundial y llenar el vacío que en el futuro dejarán los combustibles fósiles.

Pero estos desafíos técnicos en la obtención de hidrógeno verde están asociados con los costos pues hoy en día su producción puede elevarse hasta 300% más que utilizando hidrocarburos; a pesar de ello, el Hydrogen Council prevé que sus costos podrían reducir incluso un 60% en los próximos 10 años, siempre y cuando se introduzcan mejoras en equipamiento, eficiencia y otros avances en la cadena de producción. 

Por supuesto, en esta transición energética hacia el hidrógeno los países desarrollados son los que están más próximos a adoptar una estrategia, entre ellos, la Unión Europea, Estados Unidos y Japón los cuales tendrán que decidir si confiar en sus propias capacidades de producción o abastecerse de otros países donde la producción de hidrógeno sea más simple o menos costosa. En este sentido, cobra relevancia América Latina, pues Chile, Costa Rica, Colombia, Uruguay y Argentina ya están allanando el camino para el desarrollo de su propio hidrógeno verde; de hecho, se espera que para 2050 los costos de producción de hidrógeno en Latinoamérica ronden los 2-2.5 dólares por kg, monto que representaría la mitad de los costos de países como Japón en donde el costo rondaría los 4 dólares por kg, no en vano en 2014 los japoneses presentaron una estrategia para convertirse en una “sociedad del hidrógeno” y en la que resalta un modelo de importación masiva de hidrógeno por mar. 

Sin duda, Chile cobra mayor relevancia por los avances que hasta ahora ha obtenido en su estrategia de hidrógeno verde, incluso se espera que en 2050 el país sudamericano llegue a los 1.6 dólares por kg de hidrógeno verde obtenido, mientras que en Argentina, Brasil, Perú y México estarían en un promedio de 1.6 a 2 dólares por kg. 

En el caso de México, en 2005 cuando los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y México firmaron la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN), cuya esencia en materia de energía consistió en fortalecer los mercados energéticos de los tres países, se incluyó la promoción del hidrógeno, lo que permitió sentar las bases para cambios regulatorios en México. Lamentablemente, en ningún marco regulatorio mexicano actual hay una definición formal del hidrógeno, en todos lo identifican sólo como una opción para desarrollar biogás o como vector de energía y no hay planes para su desarrollo, aunque sí se deja abierta la posibilidad para su producción y uso en nuestro país. 

Aun así, en México ya existe un mercado de hidrógeno que está cautivo en los procesos de refinación y de la petroquímica de PEMEX, pero el hidrógeno que la paraestatal produce es del gris, es decir el más contaminante pues es a partir de hidrocarburos y del que hay que dejar de lado si se quiere impulsar una verdadera transición energética que luche contra el cambio climático. 

Afortunadamente para los mexicanos, en centros de investigación del IPN y de la UNAM, así como en el Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias (INEEL), en el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Electroquímica (CIDETEQ) y en el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) ya se desarrollan tecnologías de hidrógeno verde, lo que hace falta es la voluntad política para transformar la investigación académica en estrategia nacional y, en consecuencia, en políticas públicas.

No hay duda de que en el futuro el hidrógeno podría convertirse en un recurso importante para complementar la matriz energética mundial, incluido México. No obstante, su expansión podrá llevarse a cabo conforme avancen los desarrollos tecnológicos, reduzcan los costos de producción sin recurrir a los combustibles fósiles, mejore su transporte y almacenamiento y se cree una infraestructura para su distribución, lo que implica grandes inversiones, tiempo y aceptación social.