Lo que va del sexenio ha sido un verdadero fracaso. Casi nada de lo que dijo López Obrador en campaña se ha cumplido y lo poco que se ha logrado cumplir ha sido para mal, como la cancelación del aeropuerto de Texcoco o la cancelación de la reforma educativa, sin embargo la gran derrota de López Obrador no es que su aeropuerto de Santa Lucía no funcione bien o que en lugar de llevar al Ejército a los cuarteles militarizó por completo al país, la gran derrota es que toda su narrativa se ha desplomado y con ella, él y todo su proyecto han cosechado la peor derrota cultural de la historia de México, la derrota que hace evidente que todo, desde que se planteó, era mentira.
La narrativa de López Obrador se sustenta en tres premisas básicas: trabajar por los pobres, acabar con la corrupción y acabar con los privilegios… nada ha sido así. Algunos ejemplos:
- Respecto a trabajar por los pobres el resultado es triste. No dudo que la intención haya sido buena de inicio y que la visión de implementar programas sociales clientelares respondiera más a las experiencias personales que a la técnica, pero el resultado es abrumador: hoy hay más pobres en México en todos los rubros (más pobreza extrema, más pobreza moderada y más vulnerabilidades por carencias). Además, hay tres factores que garantizan que no se logrará salir pronto de donde nos metieron: la educación, la salud y el acceso a vivienda. Hoy, en nuestro país ha empeorado de forma notoria la educación y no sólo es que hagan libros con ideas superadas y faltas de ortografía, es que hay menos estudiantes y los que hay no están siendo preparados, la prueba es que la inmensa mayoría de los estudiantes que sale de sexto de primaria no puede hacer sumas y restas de dos dígitos o más, y no puede entender dos párrafos seguidos de texto, además de que se les entregó la educación a los sindicatos… en detrimento de los estudiantes. En materia de salud la tragedia es mayor y va desde el desabasto de medicamentos y hasta la falta de vacunas básicas, y todo ello por querer quitar un programa que sí servía (como el Seguro Popular) para poner uno tan malo que ni siquiera llegó al final del sexenio (INSABI). En materia de vivienda pues bueno, se dejó construir vivienda popular (con el pretexto de siempre de la corrupción), el mercado de rentas cada vez es más caro y el 70% de los millenials nunca va a acceder a una vivienda propia; y de las generaciones posteriores es peor la cifra. En fin, el resultado es que hay más pobres y son más pobres que antes.
- Terminar la corrupción. Es como un mantra del presidente hablar de la corrupción del pasado, pero hoy es peor. La mejor prueba de ello es que dos de los hermanos del propio presidente fueron grabados recibiendo dinero en sobres amarillos y no ha pasado nada todavía, sin embargo, no es ni por mucho lo único corrupto del sexenio. Está la corrupción que ha cobrado vidas por generar miseria alimentaria, como es caso de la macro estafa de Segalmex, la corrupción que ha cobrado vidas de migrantes, como lo que se ha destapado a partir del incendio en la cárcel migratoria de Ciudad Juárez; la corrupción del “cash”, la de todo el nepotismo de los “4T”, la de la manipulación de programas sociales, la de Marcelo Ebrard y Mario Delgado que son responsable de las fallas de la línea 12 del Metro, la de los títulos con tesis plagiadas, la de tener presos políticos y miles de temas más. La corrupción es evidente en todo el gobierno y desde el “periodista” de la mañanera que es un activista pagado por el gobierno para defenderlo y hasta cargos como el de López Gatell, que en su pasó ha dejado más de medio millón de muertos, todo ha sido corrupción en el gobierno de López Obrador.
- Terminar privilegios. Aquí el chiste se cuenta solo… como ejemplo reciente pues López Obrador ya no viaja en líneas comerciales, ya usa aviones privados del Ejército… también ahora bajan helicópteros a Palacio Nacional… Adán Augusto ni siquiera intentó mentir (como lo hace el presidente) siempre viajó en aviones privados, el Jetta se convirtió en convoy de Suburbans de última generación (desde donde hemos visto como desprecia a la gente); todos vimos la mansión en Houston del hijo que no sabía qué haría con su vida, la educación en Londres (que cuesta más que los sueldos sumados de AMLO y su esposa) del hijo menor… para AMLO hay privilegios en todo, desde cómo se acomodan los lugares y apartados de sus eventos y hasta quién entra y puede preguntar en las mañaneras.
Muchas cosas pueden salir mal durante un gobierno, pero una derrota cultural sólo se cosecha cuando te acabas convirtiendo en lo que tanto criticabas y eso es justo lo que le pasó a López Obrador. Hoy él es el estado asesino, el gobernante lejano, el de los hijos juniors con privilegios, el que viaja en avión privado, el del gobierno rico con pueblo pobre. Hoy, él es la antítesis de lo que quiso ser y no pudo.