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Adán, Monreal y la manzana envenenada de la CDMX

Un acuerdo supondría una declinación en favor de las aspiraciones presidenciales de Monreal, en demérito de otros dos suspirantes, la propia Sheinbaum y el canciller Marcelo Ebrard. | Roberto Rock

Un acuerdo supondría una declinación en favor de las aspiraciones presidenciales de Monreal, en demérito de otros dos suspirantes, la propia Sheinbaum y el canciller Marcelo Ebrard
Ricardo Monreal y Adan Augusto López.Un acuerdo supondría una declinación en favor de las aspiraciones presidenciales de Monreal, en demérito de otros dos suspirantes, la propia Sheinbaum y el canciller Marcelo EbrardCréditos: Cuartoscuro
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Había arrancado ya el periodo de sesiones de septiembre pasado cuando el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, depositó en los oídos de Ricardo Monreal, líder del oficialismo en el Senado, la propuesta de ser impulsado desde Palacio, vía Morena, hacia la candidatura a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

La respuesta de Monreal, de acuerdo con fuentes cercanas a ambos personajes, fue que él seguiría caminando en busca de una postulación presidencial, aunque se tratara de una ruta azarosa. Pero ambos acordaron seguir conversando.

“Me están midiendo…”, habría dicho posteriormente Monreal a más de uno de sus aliados, a los que confió que se mantenía en su propósito, y que confiaba que como producto de aquella charla disminuiría la hostilidad que resentía desde Palacio, cuyo acceso ha tenido bloqueado desde mediados de 2021.

En espacios políticos y periodísticos se especula sobre indicios de un pacto entre López Hernández y Monreal, que explicaría la llamativa inclusión de éste en el listado de “corcholatas”, el pasado 16 de enero, no por la vía de un reconocimiento sustantivo, sino por la forzadísima reunión efectuada entre gobernadores postulados por Morena y su dirigente nacional, Mario Delgado. La firma de este último aparece en una carta en que invita a esos mandatarios estatales a generar una suerte de 'pasarelas' para los aspirantes al relevo de 2024, entre los que citó al líder senatorial junto con los citados López Hernández, Ebrard y Sheinbaum.

El mismo día en que se supo de tal carta, Monreal difundió un video mensaje diciéndose cauteloso ante esta definición teatral, que tuvo el agravante de organizar un acto de carácter partidista en el salón central de la Secretaría de Gobernación. Si esto fuera futbol, López Hernández ostentaría los roles de árbitro, delantero por la banda derecha y utilero de quien porta los mensajes del dueño del equipo.

La mano tendida del titular de Gobernación formó parte de una serie de acercamientos sucesivos hacia Monreal, ya visiblemente “congelado” tras las elecciones intermedias de junio de 2021, que impusieron un grave retroceso de Morena en la capital del país vía derrotas en alcaldías, el Congreso local y la Cámara de Diputados federal. Las señales posteriores indicaron que en el despacho presidencial se culpó al tabasqueño de haber minado la causa morenista y el capital político de Claudia Sheinbaum, gobernante de la ciudad, aparente favorita para la sucesión de López Obrador y clara adversaria del coordinador senatorial.

La sibilina insinuación del secretario López Hernández sembró también la expectativa de que Monreal respaldara a ultranza la agenda legislativa de Palacio, de la que había tomado distancia al abstenerse de votar sobre la reforma que formaliza el traslado del control de la Guardia Nacional al control del Ejército. También supondría una declinación en favor de las aspiraciones presidenciales de aquél, en demérito de otros dos 'suspirantes', la propia Sheinbaum y el canciller Marcelo Ebrard.

Un eventual pacto Monreal-Adán Augusto, presentado como una tabla de salvación para el primero, podría constituir en realidad una manzana envenenada si el líder senatorial emprende una deriva como promotor, incluso autor, de iniciativas legislativas a modo de Palacio, en un horizonte que se tornado borrascoso para acciones como el destazamiento del INE o la colonización del Poder Judicial de la Federación para abortar los asomos de independencia en la Corte.  

Hay otras dos lecturas inevitables de esta trama. La primera de ellas, que atribuye a López Obrador un criterio pragmático al considerar a Monreal como posible carta para el gobierno de la cuidad, lo que no hizo en 2018, cuando la encuesta de Morena para definir la candidatura para la ciudad arrojó una amplia ventaja en favor de la señora Sheinbaum, al tiempo que el zacatecano era objeto de una feroz campaña de “fuego amigo” que llegó a integrar un “decálogo” -confeccionado directamente por Andrés Manuel López Beltrán, hijo del Presidente- con razones por las que el movimiento lopezobradorista no podía confiar en él.

Debe asumirse que la inquietud ante el evidente riesgo de perder el control de la ciudad frente a algún personaje opositor es mayor que las objeciones en Morena sobre Monreal, que no solo persisten, sino que incluso han cobrado mayor virulencia en el grupo más radical dentro de Palacio.

La segunda lectura obligada es que López Obrador tampoco abriga certezas sobre su baraja de candidatos más cercanos a su perfil, o “puros”, como se les llama en el argot morenista, entre los que destaca Rosa Icela Rodríguez, secretaria federal de Seguridad Ciudadana y quizá la figura en ese bloque que conoce con mayor profundidad la ciudad, por haberla caminado en diversas posiciones desde hace 25 años.

El segundo bloque de aspirantes “puros” incluye a Martí Batres, actual secretario de Gobierno, también con una larga actividad en la capital, en la que ha cobrado fama de “reventador” de la política. El grupo se cierra con Clara Brugada, por segunda ocasión alcaldesa de Iztapalapa, el principal granero de votos de la ciudad. Sin duda es la precandidata más cercana a Sheinbaum. El dirigente morenista, Mario Delgado, lejos de tener carácter de “puro”, se ha colado en las encuestas. Las mismas que en el escenario de una contienda dotan de firmes posibilidades de triunfo a abanderados de la oposición, como los panistas Margarita Zavala, Lía Limón o Santiago Taboada.   

Este proceso seguirá en hervor político las próximas semanas y meses, según se acerque el momento de las encuestas internas de Morena y se concrete la fecha en que deban dejar sus cargos los aspirantes a la candidatura presidencial de ese partido. La postulación deberá definirse en no más de 10 meses. Entonces la historia hará un rizo.