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¿Un alcalde a los trapazos?

El 2024 pondrá a prueba las expectativas en San Luis Potosí, donde el actual gobernador, Ricardo Gallardo Cardona, busca consolidar su poder político. | Adriana Ochoa

Escrito en OPINIÓN el

El lado amable de ser un pesimista es que la mayoría de las sorpresas son agradables. Lo mismo en la economía que en la política, un exceso de optimismo hace más grandes las decepciones y dimensiona al alza los errores. La realidad no tiene porqué ajustarse a nuestros deseos ni a nuestras esperanzas, tampoco las personas. 

El 2024 pondrá a prueba las expectativas de los aspirantes a los más de 19 mil cargos de elección a renovar, desde la presidencia de la República a las regidurías de 2 mil 446 ayuntamientos. En San Luis Potosí, además de las 58 alcaldías, se renovará el Poder Legislativo local, las diputaciones federales y el Senado.

Quien hoy gobierna San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Cardona, ganó con una diferencia inferior a 5 puntos porcentuales de ventaja. Es su agresiva política de sometimiento de poderes, ayuntamientos e instituciones lo que hace prever que no dejará florecer nada que pueda competirle en los comicios que vienen. Lo saben hasta sus aliados de Morena, no los de las oficinas centrales, que lo encuentran un socio a consentir, sino los morenistas locales. 

Si es o no Gallardo (no el Verde) la gran fuerza electoral en 2024, lo dirán las urnas, pero es obvio que va a meter las manos cuanto pueda y le den oportunidad una oposición ocupada en sus pleitos internos y una ciudadanía con una muy pobre formación democrática.

Con propuestas que no pueden rechazar con respecto de los recursos para obra, Gallardo Cardona ha “sumado” a su franquicia, el Verde, alcaldías que ganaron en 2021 el PRI, Morena, el PAN y el PRD. Con esos ayuntamientos idos al partido del gobernador, además de las pugnas internas en PRI y PAN, no es raro que el Verde sea hoy el partido con más militantes en San Luis Potosí, según el INE: 

Ha sido una tradición que los gobernadores, del signo que sean, den a los alcaldes capitalinos el trato de jardineros de su patio. En los casos menos dignos, los han traído a trapazos en la chepa como Andovas a don Teofilito, aquellos viejos personajes de Los Polivoces. 

En casos de excepción, ediles de San Luis Potosí se han hecho respetar ante la pretensión del mangoneo de Palacio de Gobierno, Salvador Nava Martínez, el más recordado en su reclamo porque el gobierno estatal usaba el escamoteo de participaciones federales como arma política. Exhibido a nivel nacional y ante la Federación, con la presión de protestas ciudadanas, al poderoso gobernador Carlos Jonguitud no le quedó más que cumplir con el pacto federal.

Curiosamente el malmodeo ha sido peor para los alcaldes capitalinos del mismo signo que los de oposición. Al panista Octavio Pedroza Gaitán le arrancó lágrimas el expansionismo político y ninguneo de Marcelo de los Santos, éste perfeccionista en cuanto a detalles urbanos que no se ahorraba en criticar. Victoria Labastida Aguirre y el exrector de la UASLP Mario García padecieron, cada uno en su tiempo al frente de la municipalidad, los humores quejicas y el lado grosero en lo personal de Fernando Toranzo.

Con el alcalde capitalino, el priista Enrique Galindo Ceballos, el trato del gobernador ha ido del abrazo para la foto al insulto público, la acusación, el golpeteo mediático y en fake news. Un primer año de tomarle la medida a los modos totalistas y alevosos de Gallardo, este 2023 que cierra ha sido mejor para el alcalde capitalino, enfocado más en la intención que en la expectativa. El gobernador apostó a su expectativa de que la crisis hídrica se tragara sin masticar al presidente municipal, sazonada con todo tipo de golpes al Interapas, y no resultó como esperaba.

Si el gobernador desplegó todo su embarque de gobernante a la figura única, idolatrada y poderosa, Galindo se decantó por ser el alcalde que busca a la comunidad para resolver problemas juntos en diversos temas, del abasto de agua a la seguridad. No polemizó ni se trepó al golpeteo.

La elección municipal del año próximo pone a Galindo frente a la posibilidad de buscar la reelección. El PAN en solitario no gana una elección municipal capitalina desde 2009 y no es capaz de presentar un candidato propio competitivo desde 2018, que llevó a Xavier Nava Palacios, nieto de Salvador Nava Martínez, en alianza con Movimiento Ciudadano. Galindo fue su candidato en 2021 en alianza con PRI-PRD y el estatal Conciencia Popular; a esa alianza, el blanquiazul le aportó más de 87 mil votos de los 143 mil 630 frente a los 37 mil 397 del partido de Galindo

El problema para el excomisionado de la extinta Policía Federal es que los dos partidos de mayor peso en su postulación no ven tan claro un proyecto de reelección con base en resultados. Su partido, el PRI, se ha ido al cuarto lugar y la dirigencia local, cableada en directo con Alejandro “Alito” Moreno, le da un respaldo con lengua de madera, esa costumbre política de hablar con fórmulas huecas que no dicen ni comprometen nada. 

En cuanto al PAN, el principal aporte de votos a esa alianza, de la nada le han crecido los aspirantes sin más horizonte objetivo que el de cobrar peaje bajo amenaza de hacer encallar cualquier otro proyecto del partido que no sea con ellos. Esgrimen los 90 mil votos del PAN de 2021 como si fueran suyos y que no debe llegar a la candidatura ningún otro que no sea militante del PAN. Sí, alrededor de 90 mil votos del PAN, pro que no hubieran ido a ninguna parte en solitario contra los 110 mil que obtuvo el candidato a alcalde de la alianza PT-Verde.

Suponen los panistas que ganarán con quien postulen y podrán hacer a un lado al priista, si no paga el peaje, del mismo modo que antes lo hicieron con Xavier Nava Palacios, quien ganó la alcaldía potosina para la alianza PAN-MC con más de 153 mil votos.

Gallardo mira de seguro los embrollos de PRI y PAN; varios de los aspirantes panistas le han ido a ver, sino a él y a su secretario general. Él ya ha presentado parte de su abanico de aspirantes a la alcaldía capitalina: los diputados federales Gilberto Hernández Villafuerte y Sonia Mendoza, ninguno protestará si no es. Si la ocasión se la dan, buscará su alcalde capitalino para traer a los trapazos, como le gusta. 

Faltan dos perfiles más: los candidatos de Morena y Movimiento Ciudadano, con una duda que resolverán los comicios: ¿cuántos votos de Morena en la elección pasada para la alcaldía podrían pasarse a la opción naranja? Los de MC también están a la expectativa de que el PAN apueste por caras y no por programas, que su selección interna sea un anodino y mediocre desfile de tipos en busca de gloria personal pero que no le dicen nada al votante de clase media y urbano. 

Todos irán a la caza de la oportunidad para convertirse o seguir siendo casta, sin importar el partido: personas de líneas políticas distintas que, en el fondo, dicen lo mismo.

El peor escenario posible nunca decepciona si no se cumple. 

Adriana Ochoa

@ArterialPresion