CASO AYOTZINAPA

Luis, normalista rural partícipe del movimiento por los 43 de Ayotzinapa

Una entrevista sobre la trayectoria de uno de estos normalistas que movilizó a sus compañeros y estuvo pendiente del caso Ayotzinapa. | Ángel González Granados*

Escrito en OPINIÓN el

En 2018, a propósito de una investigación de grado, comencé una serie de entrevistas a normalistas rurales que estuvieron en medio de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. En medio porque muchos de ellos entregaron su tiempo y trabajo para impulsar al movimiento. Esta entrevista trata sobre la trayectoria de uno de estos normalistas que movilizó a sus compañeros y estuvo pendiente de este suceso. Incluí sus posturas críticas sobre el propio normalismo porque ningún movimiento social u organización está exenta de diferencias y rupturas.

Luis (Entrevista a Luis, realizada por Ángel González, Tiripetío, Michoacán, 27 de febrero de 2018).

Luis es de una comunidad de Michoacán que colinda con Jalisco, se encuentra a dos horas y media de la Normal de Tiripetío. En el 2018 ya era maestro en aula pues egresó de Tiripetío en el 2016, por lo tanto, es de una distinta generación a la de todos los normalistas egresados en 2018. Esto significa que es de una generación distinta a la de nuestros entrevistados, pero convivió con ellos durante la coyuntura de Ayotzinapa; de hecho, les supervisó en sus actividades políticas pues él tenía mayor tramo andado en la escuela que cuando ellos estaban entrando a la Normal.

Su madre es ama de casa y estilista, su padre no vive con ellos desde hace tiempo y tiene dos hermanos, una hermana que estaba estudiando pero que en ese entonces interrumpió sus estudios por cuestiones económicas y otro hermano que empezó a trabajar en la Comisión Federal de Electricidad (CFE). No tenemos más información para caracterizar la estructura familiar de Luis porque no habló más de ello. Pero, resulta sugerente, y por los menos arroja una idea respecto a su sesgo de clase, el hecho de que su hermana haya tenido que pausar sus estudios por cuestiones económicas. Aunque para ese entonces Luis ya era profesor en funciones y había salido de la Normal, su situación laboral y salarial era deplorable pues el gobierno del estado de Michoacán llevaba sin pagarles varios meses a una parte del magisterio.

La trayectoria académica de Luis es singular pues ha estado en escuelas públicas y también durante un tiempo comenzó a prepararse como sacerdote en San Francisco del Rincón, Guanajuato, donde hizo la preparatoria. No terminó su preparación para el sacerdocio porque se incorporó en la Normal Superior de Guanajuato, la abandonó y finalmente entró a Tiripetío.

Antes de entrar a Tiripetío recuerda que no había participado políticamente: “hasta hace poco, problemas con el crimen organizado”, surgen las autodefensas, eso es reciente.

Si la generación de normalistas de Tiripetío que entró en 2014 fue marcada por los acontecimientos de Ayotzinapa, la generación que entró en el 2012, como fue el caso de Luis, le marcaron los acontecimientos propios de su estado. De forma que Luis quedó marcado a su entrada a Tiripetío por razones locales, y a su salida por los sucesos de Ayotzinapa

A mediados de octubre de 2012 un operativo conjunto sobre las normales de Arteaga, Cherán y Tiripetío, dejaría alrededor de 176 detenidos. Luis recuerda que como producto de esos acontecimientos todavía en el 2018 había compañeros suyos que estaban sometidos a proceso penal. 

Luis rememora cómo el operativo fue de madrugada y él se encontraba en la entrada de la Normal: “de repente empiezan a aventar gas lacrimógeno y empiezan a aventar balas de goma y muchos compañeros a esas horas no estaban muy despiertos, nos cayó de sorpresa, empiezan a gritar, empiezan a vocear y el operativo empezó”. Entre los saldos hubo heridos y detenidos, pero también los elementos policiacos saquearon los dormitorios de los normalistas: “nuestra ropa la tiraron y la mojaron, alguna olía a orines”. Para ese entonces Luis apenas llevaba cuatro meses en la Normal, recuerda que como resultado de ese episodio de represión varios normalistas que ya estaban inscritos se dieron de baja.

En 2014 cuando sucedieron los acontecimientos de Guerrero, Luis se encontraba en la Ciudad de México pues en ese entonces su función como parte del Comité Central de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) era dialogar con otras normales para hacer gestiones federales,: “esa noche yo ya estaba dormido y un camarada de la normal de Ayotzinapa me marca, él estaba llorando, yo ya estaba dormido (…) y me dice, compa, reprimieron a los normalistas, hay muertos y desaparecidos”.

Luis recuerda que convocó a una reunión urgente con las normales en la Ciudad de México. De forma simultánea se llamó a una conferencia de prensa, con la ayuda de una profesora de la sección nueve del sindicato de maestros, para informar de lo sucedido: “el gobierno por su parte se empieza a defender con todos los medios (…) nosotros no creíamos lo que decía el gobierno”.

Para él, quien fue responsable de lo sucedido en Guerrero es el gobierno. Lo deduce de la experiencia que le contaron sus compañeros sobrevivientes: 

“cuando el compañero que tenía el impacto de bala lo trasladan a un hospital (…) en ningún hospital lo atendieron porque ellos dieron la orden de no atender a nadie de emergencia (…) el narco no le da indicación a un hospital”.

Insiste que el gobierno fue el culpable y que el objetivo específico era golpear a la normal de Ayotzinapa: “fue el Estado porque nadie más puede dar tanta indicación al pelotón del ejército, a los hospitales”.

Luis tuvo un rol importante durante el movimiento por los 43 de Ayotzinapa pues entre muchas otras cosas organizaba ruedas de prensa, canalizaba, recaudaba información en Ayotzinapa y participaba en foros en universidades, donde desde su punto de vista hubo más complicaciones. Como testigo de los esfuerzos organizativos observó “roce ideológico en la Ciudad de México”. Y también se enteró de las dificultades que enfrentaban en otros estados las normales que se sumaban a las movilizaciones: “la Normal de Atequiza tuvo muchos problemas con sus directivos porque los amenazaron, —quien vaya a las marchas, aquí dese como reprobado—”.

Entre las otras dificultades que enfrentaron estuvieron los intentos de sobornos a los dirigentes: “en algunas llamadas que yo recibí sí ofrecían dinero por acabar con la movilización en el D.F., ofrecían puestos políticos”. Recuerda Luis que en el caso de quien era el dirigente de Ayotzinapa, probablemente sí accedió: “teníamos comunicación con David (…) después por redes sociales nos damos cuenta, si llegaron al precio”. Luis se refiere a David Flores Maldonado quien, según el portal de transparencia de servidores públicos, desde 2017 comenzó a fungir como subdirector de área de la Secretaría de Educación Pública (SEP), adscrito a la jefatura de oficina del secretario. También en 2017, el Comité Estudiantil Ricardo Flores Magón de la Normal Rural de Ayotzinapa, rechazó la alianza que David, alias “La Parka”, haría con la SEP al promocionar los beneficios de la reforma educativa del sexenio de Peña Nieto: “Flores Maldonado fue dirigente estudiantil de Ayotzinapa (…) hoy está sentado al lado de Nuño, el asesino de maestros”. 

Entre otras de las dificultades también estuvieron los obstáculos para unificar el movimiento: “Se cayó en una fractura interna, y eso fue lo que ayudó en parte a que Ayotzinapa perdiera mucho auge”. Luis recuerda cuando visitaron un mercado en la Ciudad de México y se les negó el micrófono a los comerciantes. También los desacuerdos organizativos, que según Luis sucedieron en un encuentro dentro del auditorio Che Guevara de la Facultad de Filosofía de la UNAM: “yo no conocía a nadie, cuando Luis al camarada, me dice —¿tú eres de la FECSM? —, sí, —mejor ni entres, todos los que están aquí tienen problemas con la FECSM—”. Aun con esas dificultades, cuenta que durante sus actividades pudo reconstruir las relaciones con algunas organizaciones.

Dentro de la propia organización, entre normalistas, hubo también algunos obstáculos y complejidades a atender: 

“En Ayotzinapa se vivía un descontrol muy grande porque empezaba a haber facciones (…) que apoyaban directamente a los padres de familia (…) y que no los apoyaban, se llevaron apoyos económicos, víveres, se hicieron caravanas desde México y eran mal recibidos o no los atendían o no los recibían (…) De los apoyos económicos que yo directamente llevé, yo le pregunté después a los padres de familia y nadie sabía de ese apoyo”.

En otra ocasión, Luis atestiguó cómo a dos academias de la normal de mujeres de Tamazulapan, Oaxaca, se les negaba la participación en actividades como bloqueos por ser mujeres: “y les dicen —eso es para hombres, las mujeres no, que mejor se queden a lavar la escuela—.” 

Como resultado de esas problemáticas, narra Luis que cada actor involucrado se concentró en sí: los padres de familia por su cuenta y Ayotzinapa también: “la Federación ya no tuvo partida para decidir entre Ayotzinapa y los padres de familia porque en muchos casos hubo problemas”.

Este fragmento del testimonio de Luis confronta una parte del discurso de otros normalistas. Luis revela un panorama distinto, no necesariamente de división, pero sí de diferencias políticas, como en cualquier organización. Pero que, curiosamente, opera en las bases del normalismo, aunque en las cúpulas tengan el conocimiento del funcionamiento de la organización y de los roces naturales dentro de una organización como la Federación. 

Luis describe prácticas nocivas y conflictos organizacionales, pero no se deslinda de ese tipo de prácticas, las comparte en su testimonio. Cabe mencionar que a pesar de la situación y de las complejidades continuó durante un tiempo considerable empujando y gestionando apoyos para el movimiento por los 43 de Ayotzinapa y los normalistas.

De esta manera, Luis organiza a nivel político en tres etapas el apoyo y organización hacia dentro de las normales: una primera donde Ayotzinapa recibe el apoyo, una segunda donde hay roces entre las normales y él mismo tiene trato directo con los padres de familia y finalmente la tercera donde los padres de familia, la federación y Ayotzinapa se concentran cada uno en sí. 

Para 2018, Luis dice que el comité local de Ayotzinapa, que ya era distinto al que estuvo durante los acontecimientos de septiembre de 2014, tenía más cercanía con los padres de los desaparecidos.

Como revela la entrevista, Luis tuvo una experiencia amplia en participación política durante el movimiento por los 43 de Ayotzinapa, pero también antes del 2014, desde su ingreso a la normal. Antes de estar en los órganos nacionales de la federación fue parte del Comité de Orientación Política e Ideológica (COPI): “nosotros traíamos la ideología, sobre todo los estatutos, los lineamientos que nos regimos como organización”. Después de esa experiencia, Luis pasó a ser representante de la Organización de Normales Oficiales del Estado de Michoacán (ONOEM) y finalmente en su trayectoria política dentro de Federación, formó parte de los órganos nacionales. 

*Ángel González Granados

Doctor en Historia Moderna y Contemporánea, Maestro en Sociología Política y Licenciado en Ciencia Política. Integrante de la Red Mexicana de Estudios de los Movimientos Sociales, el Seminario Nacional de Movimientos Estudiantiles y la Asociación Mexicana de Historia Oral.