ATENTADO CONTRA CIRO GÓMEZ LEYVA

Libertad de expresión bajo fuego

El atentado contra Ciro Gómez Leyva ocurre en un contexto de violencia sistemática contra los medios, por parte del titular del Poder Ejecutivo. | Adolfo Gómez Vives

Escrito en OPINIÓN el

El miércoles 14 de diciembre, el señor que cobra como presidente de la República volvió a condolerse por los cuestionamientos de la prensa, respecto de asuntos como el daño ambiental que ha provocado la construcción del Tren Maya (que será administrado por una sociedad anónima, cuyos accionistas son generales del Ejército Mexicano); el encarecimiento de la refinería de Dos Bocas —que a pesar de que fue inaugurada por él mismo desde el primero de julio, a la fecha no ha refinado un solo litro de gasolina— y por la aún inexistente vacuna “Patria”, que desde el 21 de mayo del 2021 él mismo ofreció que estaría lista “para este año”, que concluirá en doce días.

Ignorante de las normas jurídicas —a las que ha pisoteado sistemáticamente desde el inicio de su administración— dijo que hacía uso de su “derecho de réplica” en su mañanera —espacio de autoelogios, excusas y lamentaciones— al que no permite el acceso ni la réplica de otros aludidos, como es el caso de la senadora Xóchitl Gálvez, a quien pidió que use “otras tribunas”, cuando la propia Ley Reglamentaria del Artículo 6o, párrafo primero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en Materia del Derecho de Réplica, lo obliga a dar voz a la aludida en su espacio mañanero.

El estadista de talla internacional, santo patrono de la única y verdadera verdad, dijo que los medios “difaman, atacan, todos los días”, pues —sin presentar pruebas de ello, como es su costumbre, calificó de “prensa vendida o alquilada, que sólo defiende a las minorías rapaces”.

En los mismos términos se refirió a la prensa estadounidense. Dijo que nunca, en el Washington Post, ni en The New York Times, ni en The Financial Times “van a encontrar algo en defensa de los ciudadanos; nada”. Con lo dicho, el habitante de Palacio Nacional olvidó intencionalmente el ejemplo de la periodista mexicana Alejandra Xanic Von Bertrab, quien en 2014 fue galardonada con el premio Pulitzer, por su investigación relativa al pago de sobornos por parte de la multinacional Walmart, en la construcción de una tienda cerca de las pirámides de Teotihuacán, reportaje publicado en 2012 en The New York Times.

Más tarde calificó de “deshonestos” a los periodistas Ciro Gómez Leyva, Carlos Loret de Mola y Sergio Sarmiento; “es hasta dañino para la salud; si los escucha uno mucho hasta le puede salir a uno un tumor en el cerebro”.

Un día después de los ataques de López Obrador a los periodistas, Ciro Gómez Leyva fue objeto de un atentado. Aunque se ignora quién pudo estar detrás del mismo, no debe perderse de vista que tal hecho delictivo ocurre en un contexto de violencia sistemática del titular del Poder Ejecutivo hacia todos aquellos que exhiben sus engaños.

Corresponde a las autoridades ministeriales la indagatoria del atentado, en el país considerado el más peligroso del mundo para ejercer el periodismo, según lo ha señalado la organización internacional Reporteros sin Fronteras.

Bien haría el señor que cobra como presidente, en moderar sus ataques a la prensa y en entender que su papel es el de gobernar, no el de ponerse al tú por tú con los periodistas, que hacen su labor —inclusive con excesos—, aunque a él no le parezca.