AUTOSUFICIENCIA ALIMENTARIA

¿Alcanzaremos la autosuficiencia alimentaria?

México enfrenta el reto de potenciar su producción agrícola, ganadera y pesquera en el 2023, aunque será difícil debido a que no cuenta con un modelo para ser autosuficiente. | José Luis Castillejos

Escrito en OPINIÓN el

México, que tiene una gran biodiversidad, enfrenta el reto de potenciar su producción agrícola, ganadera y pesquera en el 2023 para evitar un déficit alimentario pero será un poco difícil debido a un deficiente modelo para ser autosuficiente.

Pareciera que no existe el mínimo interés  gubernamental por hacer del campo una potencia. Tenemos que estar importando granos, carne y leche en polvo, entre otros productos porque sencillamente no existe una política orientada a cada región que lleve a producir más alimentos. 

El 2022 ha sido, en general, un buen año, al menos en la región sur de México debido a las intensas lluvias que han hidratado el manto freático pero en el sector ganadero, por ejemplo, hacen falta mayores incentivos para elevar la producción de leche y carne.

A los productores se les paga entre 7 y 9 pesos el litro de leche con lo cual no se alcanzan a cubrir los gastos de producción que rondan los diez pesos, según análisis realizado en el programa Pasión Ganadera TV.

México debería liderar en América Latina la producción agrícola. Ampliar las áreas para hortalizas y frutas

Las actividades agrícolas también juegan un papel esencial en la economía de México, con una participación del producto interno bruto de 2.5% y un flujo constante de inversión extranjera directa, que en el primer trimestre de 2022 superó los 22 millones de dólares estadounidenses, indicó en un estudio el portal Statista Research Department.

En los últimos años, el sector agrícola mexicano no ha parado de crecer, con un valor de producción que superó los 675,000 millones de pesos mexicanos a finales de 2019, excepto en 2020, año en que el valor de producción bajó a 630.000 millones de pesos a causa de la pandemia por covid-19. 

Por el contrario, la superficie cultivada ha disminuido debido a la transición hacia nuevas técnicas de cultivo que generan un mayor rendimiento con un uso menos extensivo de la tierra, entre otras causas. 

En 2020 y 2021, el área de cultivo cosechada se mantuvo por debajo de las 19 millones de hectáreas, lo cual no sucedía desde 2011, indicó el informe.

Entre los cultivos cíclicos más cosechados en México se encuentra el maíz, cuyo volumen de producción sobrepasó las 27 millones de toneladas en 2021. 

Ese mismo año la caña de azúcar fue, con un amplio margen de diferencia, el cultivo perenne con el mayor volumen de producción, al alcanzar unas 55 millones de toneladas, precisa Statista.

¿Cuál es la visión gubernamental sobre la producción agrícola? La respuesta pareciera ser de que no tienen un real programa encaminado a mejorar la producción y, con ello, seguiríamos dependiendo de granos procedentes de Estados Unidos.

Los productores mexicanos difícilmente podrán competir frente a sus pares norteamericanos que tienen una serie de subsidios además de tener mayor tecnificado el campo.

La visión de los técnicos mexicanos, de escritorio, es muy corta. Lamentablemente están en esos puestos personas que nunca en su vida han sembrado ni siquiera una mata de chile y así no se puede. Por más estudios que realicen si no tienen la práctica difícilmente podrán dar fórmulas adecuadas para que se eleve la productividad.

Urge una mayor diversificación e identificar las áreas agrícolas para poder elevar las exportaciones agroalimentarias mexicanas que en el 2021 fueron del orden de los 40 mil millones de pesos.

Entre las exportaciones agrícolas que más generan ingresos a la economía nacional se encuentra el aguacate, cuyo valor de exportación alcanzó los mil 600 millones de dólares, indica el informe de Statista.

México, que es el décimo país más poblado del mundo, con una cifra que en 2020 alcanzó 127.8 millones de personas, requiere urgentemente mejorar sus políticas para el campo.

Del total de la población, el 51.2% son mujeres, 77% del total de la población vive en localidades urbanas (23% rurales), 12 millones de personas viven en hogares indígenas –que representan el 10.6% de la población nacional–; se identifican 7.4 millones de hablantes de lenguas indígenas, que representan el 6.5% de los habitantes mayores de tres años del país, y 25.7 millones de personas se auto adscriben como indígenas, lo que representa el 21.5% de la población total del país. 

El gobierno debe voltear la mirada al campo y saber que las actividades primarias han tenido un papel relevante para el abasto y la seguridad alimentaria de México.

Los más afectados por la falta de alimentos y el encarecimiento de estos es la población en extrema pobreza. Esta afecta a 17.4% de la población rural, mientras que en zonas urbanas la pobreza extrema alcanza 4.4%, además de los 12 millones de personas indígenas en el país, el 71.9% se encuentra en pobreza.

Del mismo modo, 20.4% (25.5 millones) de la población presenta carencia por acceso a la alimentación

Urge una real política agroalimentaria que asuma el principio de economía para el bienestar, sustentada en la relevancia de los productores de pequeña y mediana escala, quienes constituyen el 85% del total de productores agroalimentarios, generan más del 60% del empleo contratado y son poseedores y garantes de la agrobiodiversidad.

El portal Brío Agropecuario indicó que en 2022, la crianza de terneros se mantiene en 8.3 millones de cabezas. La previsión de sacrificio se eleva a 6.76 millones de cabezas. Las importaciones se pronostican en 60,000 cabezas debido a la disminución de la disponibilidad de América Central y la mayor capacidad de los corrales de engorda mexicanos para abastecerse de ganado doméstico. La previsión de exportación de ganado se eleva a 1.465 millones de cabezas.

La producción pesquera también languidece por falta de apoyo a los pescadores. No hay hasta la fecha una adecuada política que reoriente esa actividad. Mientras miles de familias de los llamados “hombres del mar” viven en condiciones de miseria y no hay forma de mejorar en el corto plazo.