DÍA MUNDIAL DE LA FILOSOFÍA

En torno a la filosofía

¿A qué continuamos llamándole humano a pesar de la evolución histórica y el futuro incierto al que nos enfrentamos? | Leonardo Bastida

Escrito en OPINIÓN el

En la antigua Grecia, un día llega Teodoro al rincón de Atenas donde solían estar Sócrates y sus escuchas. Ese espacio público donde el pensador ateniense solía entablar diálogo con las múltiples personas que le planteaban preguntas. Su método de enseñanza y de compartición de conocimiento estaba basado en no responder a las preguntas, sino plantear otras a fin de que la persona interrogante fuera dándose a sí misma la respuesta a su propia pregunta. Dicho método fue nombrado mayéutica, en alusión a la posibilidad de que cada persona pudiera “dar a luz” su propio conocimiento a partir de la reflexión

El motivo de la visita de Teodoro era presentarle a Sócrates a un filósofo proveniente de Elea, una ciudad vecina en la que formó su escuela Parménides, autor de un poema en el que se argumenta, por primera vez, la posibilidad del ser o del no ser. Fiel a su estilo, siguiendo su método, recibe a sus visitantes con una pregunta ¿cuál es su opinión sobre los sofistas, los filósofos y los políticos?

Para dar respuesta, el extranjero, como se le llama en este diálogo platónico al filósofo visitante, recurre a la figura del pescador de caña, en un primer momento, y después del cazador, para argumentar que hay distintos tipos de cazadores, de acuerdo con el tipo de presas que acechan. Pero que además de este tipo de cazadores, existen los de persuasión, aquellos que siguen el curso de un negocio, participan en la plaza pública o en conversaciones familiares. Y tienen dos vertientes, los que lo hacen en el ámbito privado, y los que lo hacen en el público

Bajo esta perspectiva, el argumentador propone que quien está enfocado a la persuasión en el ámbito privado, lo hace a cambio de un pago. En este rubro, cabrían los sofistas, debido a que reciben una remuneración por su actividad y se dedican al intercambio comercial de conocimiento, “el comercio de los conocimientos”, a la vendimia de la sapiencia, de cierta manera, haciendo un negocio. Por lo tanto, el sofista ejerce el oficio de la disputa de la opinión a cambio de una remuneración. 

Sin embargo, el extranjero identifica que hay otro tipo de personas dedicadas a la argumentación que se distinguen de los sofistas debido a que poseen habilidades como distinguir con claridad la idea única a pesar de la multiplicidad de las ideas rondantes en el mundo; abraza la idea del ser, de la verdad, y es hábil en el discernimiento, producto de un proceso de “purificación” en el que se llegan a ideas con cierto carácter de universalidad y no de una discusión vacía. 

¿A qué llamamos humanidad el día de hoy? ¿A qué continuamos llamándole humano a pesar de la evolución histórica y el futuro incierto al que nos enfrentamos? Son las preguntas planteadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura a propósito del Día Mundial de la Filosofía, celebrado el pasado 17 de noviembre, bajo el lema “La humanidad en el futuro”, con la finalidad de resaltar la relevancia del pensamiento filosófico en nuestro tiempo y espacio. 

A propósito de la efeméride retomamos el diálogo platónico de “El Sofista”, en el cual, entre otros temas que se abordan, está el de la labor del filósofo, haciéndose una clara diferencia con el sofista, siendo una de las más relevantes, la capacidad de discernir, esa posibilidad establecer criterios tras una amplia reflexión. Un ejercicio que hemos dejado de lado como humanidad en estos tiempos de inmediatez y que es muy necesario para nuestro futuro colectivo e individual.