Adolfo Gilly, ensayista, historiador y politólogo argentino, falleció este martes a los 95 años de edad, así lo dio a conocer en redes sociales Luis Hernández, coordinador de Opinión del diario La Jornada.
“Con enorme tristeza, me entero de la muerte de Adolfo Gilly. Una pérdida terrible!!! Un abrazo para su compañera, sus familiares y amigos. Qué la tierra te sea leve, querido Adolfo”, así lo tuiteó en redes sociales.
Adolfo Gilly es reconocido como estudioso de los problemas políticos y sociales de América Latina, así como uno de los teóricos más importantes sobre la Revolución Mexicana, al tiempo que cuenta con una de las obras más sólidas y constantes referidas a los movimientos de liberación social.
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En algunos de sus libros y ensayos publicados en la prensa, realiza análisis del proceso revolucionario contemporáneo de México con los elementos teóricos del marxismo, de acuerdo a datos publicados en la Enciclopedia de la literatura de México.
“Su contribución a la historia de la Revolución es notable. Usted nos ha dicho cosas nuevas, ha recordado otras que habíamos olvidado y ha iluminado algunas que nos parecen oscuras”, le manifestó Octavio Paz al autor cuando apareció el libro “La revolución interrumpida”.
En opinión de Carlos Monsiváis, Gilly confirmó que la Revolución Mexicana es un proceso legible y entendible y no una cadena de aberraciones históricas.
Su trayectoria desde Argentina a México
Adolfo Gilly realizó sus estudios en Buenos Aires en la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta, donde se graduó en 1946, y la licenciatura en Procuraduría de Justicia en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, en 1948.
Obtuvo el doctorado en Estudios Latinoamericanos en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1994.
Poco después de su llegada a México fue recluido en la cárcel de Lecumberri por pertenecer a la Cuarta Internacional. Producto de ese encierro es su discutida obra, “La revolución interrumpida”.
Fue profesor visitante en varias universidades de los Estados Unidos como Berkeley, Stanford, Chicago, Maryland, Columbia, Yale, Nueva York y California.
Impartió clases de Historia de México del periodo posrevolucionario, 1920–1940 en la FCPyS de la UNAM.
Con Guillermo Almeyra fundó la revista Coyoacan, en 1977. Participó en el consejo editorial de la revista Brecha y de Nexos y de las publicaciones electrónicas, Contrahistoria y Sinpermiso.com.
Colaboró en Unomásuno, La Jornada, Proceso, Letras Libres y otras publicaciones periódicas.
Militó en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PTR) y en el Partido de la Revolución Democrática (PRD); colaboró en varias juntas con el subcomandante Marcos y fue consejero de Cuauhtémoc Cárdenas durante su administración como jefe de gobierno de la Ciudad de México.
Se le rindió un homenaje, en noviembre de 2009 en el coloquio internacional “Historiadores, narradores y troveros, miradas sobre la Historia”, realizado en la FCPyS de la UNAM.