El avance en las ciencias de la salud para beneficio de la humanidad a dado pasos agigantados en los últimos años; esta situación a dado pie a que hoy en día existan vacunas que ya protegen contra algún tipo de cáncer. Tal es el caso de la vacuna contra la hepatitis B y la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH).
En el caso del cáncer cervicouterino, el cual representa el 2º cáncer más mortal en las mujeres, después del de mama, en las últimas décadas se ha demostrado clínica y epidemiológicamente, que vacunar a las niñas y, si es posible, a los niños contra el VPH, reduce la incidencia de cáncer cervicouterino.
Bien vale la pena resaltar que el que una mujer tenga cáncer cervicouterino resulta carísimo; es decir, el tratamiento para este tipo de cáncer cuesta alrededor de 3 millones de pesos por paciente. A dicha cantidad hay que sumarle la falta de productividad de las pacientes al no trabajar y los costos de la familia por atenderlas o ayudarlas.
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En cambio, vacunar a las niñas cuesta de $300 a $450 dólares por niña; es decir, con lo que cuesta tratar a una paciente con cáncer, se pueden pagar las vacunas suficientes a un aproximado de 500 niñas. Con las menores vacunadas contra el VPH se puede demostrar la disminución de los tumores cervicales entre las niñas que fueron vacunadas; este es el caso de Escocia en dónde las campañas de vacunación se enfocaron en niñas de 12 o 13 años de edad.
En la siguiente gráfica se muestra claramente como hay una disminución de la prevalencia, aún entre las niñas no vacunadas. Esta situación puede deberse a un efecto de rebaño, es decir al evitar el contagio gracias a la vacuna de las otras niñas.
Sin embargo, y lastimosamente, en México, la Cuarta Transformación, con una visión cortoplacista, decidió no comprar las vacunas necesarias (y “ahorrar” dinero, siguiendo la narrativa de austeridad) mientras replanteaban el sistema de salud que durante décadas fue desmantelado por los gobiernos en turno [y de inmunizaciones].
De no haber sido así el porcentaje de niñas vacunadas en contra del VPH sería mucho mayor de lo que es ahora.
En otro de las casos, si hubiera existido desabasto de vacunas mundial, como lo informaron algunos de los funcionarios del Gobierno Federal, México no sería el último, en América Latina, en vacunación contra VPH, con 0.5% de cobertura.
Es así como durante el presente sexenio, datos de la OMS advierten que países como Guatemala, Colombia y Chile aumentaron vacunación de niños, por el contrario, México y Brasil muestran caídas.
La caída en la cobertura de vacunación es diferente según el biológico, pero sin duda el mayor desplome fue en el caso de la vacuna BCG, que se administra a los bebés para protegerlos de la tuberculosis.
Según datos de la Secretaría de Salud la aparatosa caída del sistema de vacunación se muestra en los siguientes números: en 2020 se indica que se aplicaron 72 mil 016 dosis, 95% menos de las que se administraron en 2018, que fueron 1 millón 387 mil 388 dosis, y 92% menos que en 2019, cuando se aplicaron 930 mil 482.
A su vez, la OMS señaló que la cobertura de BCG en México bajó a 28% en 2020, mientras que en 2019 fue de 76% y en 2018 de 96%, lo que muestra que las vacunas con menor cobertura en México son algunas de las que se aplican en los primeros meses de vida de las niñas y niños, como la que se aplica contra la hepatitis B a recién nacidos, que tuvo una cobertura de 42% en 2020, igual que la de neumococo conjugada, con 49%, y la de rotavirus, con 46%.
Vale la pena señalar que la aplicación de la vacuna contra el virus del papiloma humano también cayó en este sexenio, de 1 millón 273 mil 575 dosis en 2018, a sólo 259 mil 347 dosis en 2020, según los datos de la Secretaría de Salud.
AJA