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SISTEMA DE SALUD BAJO LA LUPA

Hospital General: "Me atendieron porque llegué en las últimas"

Hasta este hospital llega gente de todo el país en busca de una solución para su problema de salud; la respuesta a veces no llega a tiempo debido a la saturación

Escrito en NACIÓN el

 

Los rostros de preocupación de familiares de pacientes son la primera imagen que se observa en la entrada del Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga, mientras que cientos de personas entran y salen. Hasta este lugar llega gente de todo el país en busca de una solución para su problema de salud, pero la respuesta a veces no llega a tiempo porque debido a la demanda, el personal se ve rebasado.

Susana Álvarez es uno de esos casos, quien fue ahí por primera vez en agosto de 2017, después de que un médico particular le dijo que tenía agua en los pulmones y en el estómago, y que era necesario que la atendieran de inmediato.

A pesar de que se sentía muy mal, en el Hospital General la revisaron y le dieron cita hasta octubre, bajo la justificación de que no había espacio y tenía que esperar para que la atendieran. Sin embargo, el cáncer no espero hasta esa fecha. Dos semanas después tuvo que ir a urgencias, porque el malestar había escalado.

“Ya el agua ya la traía hasta la garganta, bajaba las escaleras y parecía pecera, se oía el agua que traía en el estómago, ya vine en las últimas prácticamente. Cuando ya vieron que venía con vómito, con calentura, venía mal, entonces ya ahí me hospitalizaron”, narra.

Después de eso, fue diagnosticada con cáncer en el estómago y desde entonces comenzó a recibir su tratamiento. Ella y su esposo afirman que aunque les costó trabajo que la recibieran “por la saturación que hay”, la atención que les han brindado en el Hospital General es muy buena.

 

Aunque también reconocen que existen deficiencias, ya que a principios de este año le dejaron de dar el tratamiento de quimioterapia durante dos meses porque no había los medicamentos que se requieren.

“Detuvieron el medicamento en enero y no había para las quimioterapias”, comenta, hecho que afectó su avance contra la enfermedad porque “se supone que es un seguimiento y yo terminaba mi tratamiento precisamente en abril, entonces me alargaron más, terminé hasta junio”.

Su esposo Enrique González dice que la justificación que les dieron fue que “el hospital no había pagado y como se compra aparte (el medicamento para las quimioterapias), no es por parte del hospital la farmacia, entonces por eso no había”.

Susana explica que “seguimos el tratamiento de acuerdo al diagnóstico que nos vaya dando el doctor, no se puede detener, pero se tuvo que detener por falta de medicamento y mucha gente así estuvo. Estuvimos esperando el medicamento porque no había y ni para comprarlo porque es muy costoso, entonces teníamos que esperarlo a fuerza”.

Además, señala que comúnmente no tienen las jeringas especiales que necesitan y les suministran el medicamento con otras que tienen agujas más gruesas que le causan dolor, por lo que ella tiene que comprar varias cuando tiene dinero para traerlas.

Aunque acaba de terminar su tratamiento, Susana menciona con preocupación que continuará yendo al Hospital General, porque parece que el cáncer regresó en otra zona de su cuerpo, aunque todavía espera que le den el diagnóstico. 

Aunque también se le nota preocupado por la aparición de un nuevo tumor, Enrique se muestra con optimismo y esperanza, al comentar que van a tener que comenzar de nuevo con todo el tratamiento: encapsular el tumor, que le hagan una operación y que reciba quimioterapias.

“Lo bueno es que ya lo pasamos una vez y ya sabemos el movimiento, la segunda ya no cuesta mucho, pero sí hubo mucho sufrimiento en la primera, caída de pelo, no sabíamos qué reacción iba a tener el medicamento”, relata mientras intenta hacerse el fuerte para apoyar a su esposa en este nuevo reto que van a enfrentar juntos.

 

Intervenciones quirúrgicas, a la baja en los últimos 12 años

LA SILLA ROTA obtuvo con base en la Ley de Transparencia datos del funcionamiento del Hospital General de México, en los cuales se observa que las intervenciones quirúrgicas han disminuido en los últimos 12 años, ya que en 2006 se realizaron 35 mil 640, mientras que en 2018 se llevaron a cabo 33 mil 074, es decir, 2 mil 566 menos. La cifra no parece mejorar este año, ya que hasta abril de 2019 se hicieron 9 mil 851, en tanto que en el mismo periodo de 2018 se hicieron 10 mil 865. 

Las consultas de Urgencias también registraron una disminución, porque pasaron de 81 mil 184 en 2006 a 80 mil 155 en 2018. En lo que va de este año se han registrado 34 mil 770, un poco menos que el año pasado, cuando hubo 34 mil 947.

Las consultas de especialidad aumentaron en comparación con 2006, al pasar de 700 mil 515 a 712 mil 568; sin embargo, disminuyeron al contrastarlas con 2017, cuando se llevaron a cabo 748 mil 962.

El presupuesto del Hospital General de México se ha mantenido en aumento: en 2017 les otorgaron 3 mil 402 millones 211 mil 303 pesos; en 2018 le dieron 3 mil 633 millones 874 mil 381 y para este año cuentan con 3 mil 645 millones 964 mil 205 pesos.

Sin embargo, los recursos con los que cuenta no son suficientes para cubrir la gran demanda de pacientes que recibe a diario. Una médico residente, quien solicitó mantener el anonimato, señala que a veces no tienen ni los recursos mínimos para la higiene que requiere su trabajo, como jabón para lavarse las manos, lo que puede generar infecciones en los pacientes que atienden.

Además, explica que desde hace aproximadamente seis meses entró en vigor una nueva medida en la que se indica que si el paciente necesita antibióticos en su tratamiento, los médicos no se lo pueden administrar hasta que sus familiares comprueben que ya lo pagó.

“Entonces si la gente no trae dinero en ese momento ya no le das el antibiótico y qué promueves, que la infección vaya creciendo y que se haga más resistente y se haga más difícil. Uno como médico piensa ¿cómo es posible que por un pago se entorpezca mi trabajo? porque al rato puede venir una demanda porque yo no traté una infección de una manera adecuada, cuando ahí lo que nos mete la traba la parte del pago”, lamenta ella.

Asimismo, critica el entorno que rodea el hospital, que también es poco salubre ya que está rodeado de puestos de comida y de indigentes, los cuales están dispersos por todo el perímetro y viven en condiciones poco dignas.

“La verdad el Hospital General yo nunca lo voy a criticar porque yo lo entiendo y lo vivo, atiende a la población más pobre de México, ves gente que está buscando comida en la basura porque de verdad no tiene ni un peso para comer y el Hospital General es la alternativa para estas personas, pero tiene muchos problemas”, enfatiza esta médico residente.

“He gastado una cantidad alta en material y medicamentos”

En una de las entradas del Hospital General, sentada en una banca descansa por un rato Margarita Díaz, quien espera noticias de su hermana que fue operada por un tumor en el páncreas. El cansancio se nota en su rostro, pero puede más la fortaleza que tiene para impulsar a su familiar a seguir adelante.

 

Su semblante serio deja ver una leve sonrisa cuando menciona que “gracias a Dios todo salió bien” en la intervención de su hermana, aunque recuerda que apenas es el inicio de un largo tratamiento que les espera para superar el cáncer.

“Mi hermana tiene aquí como un mes más o menos viniendo y sí es un gasto. Sí es un hospital público, pero la verdad no cubre todo. Como en todos los hospitales, sí hay algunas cosas que hay que comprar y hay que buscar, yo he tenido que comprar material, medicamento. He gastado una cantidad alta, algo fuerte”, destaca Margarita.

Añade que también es tardado que les den la atención que requieren, porque los médicos no les dan un diagnóstico claro, por ejemplo a su hermana le habían dicho que estaba mal de la vesícula, pero en realidad era cáncer.

Margarita destaca que quizá para ellos ha sido un poco más fácil porque son de la Ciudad de México, ya que en el tiempo que su familiar ha estado hospitalizada ha escuchado casos de otras personas que llegan al hospital desde otros estados del país y no sólo tienen que preocuparse por la salud de su paciente, sino por el dinero que necesitan para comprar los medicamentos y el material, además de encontrar un lugar para quedarse y comprar algo para comer.

Ella dice que su situación financiera es algo que le preocupa, “porque la verdad somos de bajos recursos y todavía tener que solventar, a mí todavía me falta, no sé qué tanto sea, pero sí se lleva uno un buen dinero. Apenas estamos empezando, apenas la operaron, todavía hay que ver todo lo que venga”.

MJP