El pasado 18 de julio, el gobierno de El Salvador encabezado por Nayib Bukele entregó a todos los venezolanos que mantenía detenidos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) - más conocida como megacárcel- acusados de pertenecer a organización criminal Tren de Aragua, en un intercambio humanitario con Venezuela.
A dos semanas de la entrega de los ciudadanos venezolanos, la cadena NBC News logró conversar con tres de los liberados, Andry Hernández Romero, Jerce Reyes y Andry Blanco Bonilla, quienes denunciaron haber sido víctimas de tortura física, psicológica y abuso sexual en el Cecot, la prisión de máxima seguridad utilizada por el gobierno salvadoreño para encerrar a presuntos pandilleros.
Hernández Romero, un solicitante de asilo gay de 32 años, relató a NBC que fue víctima de una agresión sexual mientras estaba recluido en confinamiento solitario. “Me hicieron arrodillarme, practicar sexo oral a una persona, mientras los otros me manoseaban y tocaban mis partes íntimas”, denunció.
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Andry dijo que no pudo identificar a los atacantes, ya que llevaban los rostros cubiertos y la celda apenas recibía luz. Afirmó estar profundamente traumatizado por lo ocurrido.
Jerce Reyes, otro de los detenidos, aseguró que Hernández le narró los hechos una vez que fueron liberados. “Lo contó con mucho dolor. Estaba quebrado”, afirmó.
Reyes aseguró que durante su estancia en el Cecot, fue testigo del trato inhumano que sufrieron él y otros compatriotas, incluyendo palizas, aislamiento y negación de alimentos.
El tercer testimonio de Andry Blanco Bonilla, de 40 años, declaro haber experimentado abuso físico y psicológico desde el primer día. “Temí por mi vida”.
Bonilla señaló que los grilletes con los que los trasladaron les provocaron cortes en los tobillos, y que en la prisión se les negó comida, acceso a baños o duchas como forma de castigo e incluso comentó que nunca olvidará las palabras de un funcionario de la prisión “Bienvenidos al CECOT. Bienvenidos al infierno”.
Los tres hombres estuvieron 4 meses detenidos en condiciones extremas sin contacto con el exterior ni acceso a funcionarios estadounidenses. Hernández Romero, Reyes y Blanco Bonilla formaban parte de los 252 venezolanos deportados en marzo por la administración Trump, acusados sin juicio de pertenecer al grupo criminal Tren de Aragua, acusación que varios de ellos niegan rotundamente.
Los tres fueron liberados y repatriados a Venezuela el 18 de julio como parte de un canje de prisioneros entre Estados Unidos y el régimen de Nicolás Maduro.
Contexto: El 18 de julio, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, confirmó que su gobierno entregó a todos los venezolanos que mantenía detenidos en una megacárcel, acusados de pertenecer a organización criminal Tren de Aragua, en un intercambio humanitario con Venezuela.
Bukele compartió un video de los venezolanos subiendo a dos aviones esposados y bajo custodia policial, indicó que los liberados por Caracas estarían rumbo a El Salvador y harían una breve parada.
De acuerdo con Bukele, "esta operación es el resultado de meses de negociaciones con un régimen tiránico que durante mucho tiempo se había negado a liberar una de sus monedas de cambio más valiosas: sus rehenes".
En tanto, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, también publicó en X que Venezuela liberó a 10 estadounidenses presos en el país a cambio del regreso de los venezolanos encarcelados en El Salvador.
Desde su detención, los familiares de los migrantes y las autoridades del chavismo impulsaron una campaña para exigir su retorno a Venezuela desde el país centroamericano, en donde estuvieron recluidos en la prisión de máxima seguridad Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot).
Diversas organizaciones de derechos humanos apoyan la versión de que los venezolanos enviados por Washington a El Salvador no son delincuentes.
Cecot, el mayor presidio de América Latina
Considerado el mayor presidio de América Latina, el Cecot (Centro de Confinamiento del Terrorismo) tiene altos muros electrificados y capacidad para 40,000 presos. Hasta ahora estaban recluidos unos 15,000 supuestos miembros de las pandillas locales MS-13 y Barrio 18.
Bukele inauguró la prisión en 2023, tras convertir las duras y austeras cárceles del país centroamericano en un símbolo de su lucha contra la delincuencia. El centro cuenta con ocho amplios pabellones y cada celda tiene capacidad para entre 65 y 70 reclusos.
Los presos no pueden recibir visitas. No hay talleres ni programas educativos.
El ministro salvadoreño de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro, acompañará a Noem en la visita a esta prisión situada en una zona rural de Tecoluca (sureste), que es vigilada por soldados y policías, y posee un duro régimen de reclusión, sin visitas de familiares.
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