ENFERMEDADES MENTALES

Crisis silenciosa: ¿Por qué la salud mental en América Latina se deteriora más rápido que en el resto del mundo?

Una de cada cuatro personas en América Latina y el Caribe enfrentará un trastorno mental en su vida. La ansiedad y la depresión aumentan sin freno, golpeando más a las mujeres y dejando a millones sin atención por falta de recursos

Los datos muestran que las personas en ALC reportan niveles de ansiedad más altos que nuncaCréditos: LSR/Pixabay
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Lo que antes era un tema tabú hoy es una emergencia de salud pública. Se estima que una de cada cuatro personas en América Latina y el Caribe (ALC) experimentará un trastorno mental a lo largo de su vida. La depresión ya es la segunda causa de años vividos con discapacidad en mujeres y la tercera en hombres.

La pandemia de COVID-19 aceleró esta situación, sumando factores como el confinamiento, la incertidumbre económica, el ciberacoso, la fragmentación social y el cambio climático. El uso excesivo de redes sociales y pantallas ha agravado la vulnerabilidad de los jóvenes, alterando patrones de sueño y aumentando la exposición a trastornos del ánimo.

¿Quiénes son los más afectados por la ansiedad y la depresión?

Los datos muestran que las personas en ALC reportan niveles de ansiedad más altos que nunca: en 2021, el 7.3% de la población presentaba este trastorno, por encima del 6.4% de la OCDE y del 4.7% global. Hace dos décadas, las cifras eran similares, pero la brecha creció.

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La depresión también subió de 3.5% en 2000 a 4.4% en 2021. Aunque se mantiene en línea con el promedio mundial, está muy cerca de alcanzar a los países desarrollados.

El impacto no es igual para todos: las mujeres son 1.8 veces más propensas a sufrir ansiedad y depresión que los hombres, con un 9% y 6% de prevalencia respectivamente. La violencia de género, las responsabilidades de cuidado y los estigmas sociales profundizan esta desigualdad.

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Por su parte, los hombres muestran tasas de suicidio más altas, lo que revela un sufrimiento oculto por normas sociales que desalientan pedir ayuda.

¿Qué está fallando en el acceso a la atención en salud mental?

El acceso a servicios sigue siendo uno de los mayores obstáculos. En promedio, ALC cuenta con apenas 3.4 psiquiatras por cada 100 mil habitantes, frente a más de 18 en países de la OCDE. Las zonas rurales sufren aún más la escasez.

Incluso con diagnóstico, los tratamientos se ven interrumpidos por falta de medicamentos psicotrópicos y la baja inversión pública: la mayoría de los países destina menos del 3% de su presupuesto de salud a este rubro.

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Integrar la atención en salud mental en los servicios primarios, invertir más y aprovechar la tecnología son claves para revertir la situación. Terapias en línea, aplicaciones móviles, redes de apoyo y programas escolares pueden ayudar a reducir el estigma y ampliar la cobertura.

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La salud mental, aunque invisible a simple vista, impacta desde la infancia hasta la adultez: afecta el rendimiento académico, las oportunidades laborales, la productividad y hasta la estabilidad democrática, pues trastornos como la depresión pueden distorsionar la percepción de la realidad y afectar decisiones colectivas.

LSHV