El nuevo plan de paz de Donald Trump para poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania ha generado una ola de reacciones en Europa, donde líderes comunitarios expresan preocupación por la estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos. La propuesta, celebrada en Moscú y criticada en Kiev, se enmarca en un documento estadounidense que cuestiona duramente a las instituciones europeas y que plantea un giro profundo en la relación transatlántica.
El presidente del Consejo Europeo, António Costa, advirtió en Bruselas: “No podemos aceptar la amenaza de interferencia en la vida política de Europa”. Sus palabras, pronunciadas durante un debate en el Instituto Jacques Delors, reflejan el creciente malestar europeo ante la nueva estrategia de seguridad estadounidense, considerada por varios gobiernos como una afrenta directa.
El documento, que Washington actualiza periódicamente, es visto como una guía de la futura política exterior y de seguridad. Su última versión ofrece críticas contundentes contra las instituciones europeas y señala a la Unión Europea como un continente “en recesión económica” y con “libertad política reprimida”.
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La propuesta de 28 puntos de Trump para Ucrania
El Gobierno estadounidense presentó recientemente un plan de 28 puntos para resolver la guerra en Ucrania, con el objetivo de estabilizar Europa y mejorar las condiciones económicas transatlánticas.
La propuesta fue acogida favorablemente por Moscú, que destacó la coincidencia del documento con sus intereses estratégicos, mientras que Kiev y varias capitales europeas expresaron rechazo inmediato, alegando que la iniciativa “beneficia en exceso a Rusia”.
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Según la estrategia estadounidense, la Administración Trump estaría “en desacuerdo con los políticos europeos que tienen expectativas poco realistas sobre la guerra”, lo que refuerza la percepción de divergencia entre ambas orillas del Atlántico.
La visión de Trump y el giro hacia un enfoque transaccional
El prólogo del documento estratégico deja claro el enfoque: “Estados Unidos debe seguir siendo la nación más grande y exitosa de la historia”, afirma Donald Trump, manteniendo el lema “Estados Unidos primero” como eje.
El nuevo marco estratégico retoma elementos del discurso de J.D. Vance en la Conferencia de Seguridad de Múnich (febrero de 2025), en el que el vicepresidente estadounidense criticó la libertad de expresión en Europa y cuestionó los valores europeos. El documento va “un paso más allá”, según expertos.
EU busca influir en la política interna europea
Entre los elementos más controvertidos, la estrategia afirma que Estados Unidos quiere “estimular la resistencia contra el rumbo actual de las naciones europeas”. Washington ve con buenos ojos la influencia creciente de los llamados “partidos patrióticos europeos”, entre ellos AfD en Alemania, que mantiene contactos con figuras republicanas.
Además, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, habría instruido a los diplomáticos en Europa para presionar a los gobiernos y restringir de forma significativa la inmigración, una medida que causa desconfianza en Bruselas.
Por su parte, el Kremlin celebró tanto el tono del documento como el plan de paz para Ucrania, destacando que las propuestas estadounidenses “coinciden en gran medida con las opiniones rusas”. Esta sintonía genera inquietud en el seno de la UE.
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Europa pide unidad y reafirma la asociación transatlántica
La Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, trató de calmar los temores en el Foro de Doha:
“En parte también es cierto. Europa está subestimando su propia fuerza”, afirmó, al tiempo que enfatizó la necesidad de mantener la cooperación con Washington: “Debemos mantenernos unidos”.
Por su parte, António Costa insistió en defender la soberanía europea:
“Estados Unidos no puede decidir, en nombre de los ciudadanos europeos, qué partidos tienen razón y cuáles no”.
Añadió que Europa debe fortalecerse para protegerse no solo de adversarios, sino también de aliados.
El plan de Trump para Ucrania, unido a la nueva estrategia de seguridad de Estados Unidos, abre una nueva fase en las relaciones entre Washington y la Unión Europea. Si bien ambos actores siguen siendo socios fundamentales, las tensiones revelan un reajuste profundo:
- EU busca una influencia más directa en Europa.
- Moscú ve el documento como una victoria diplomática.
- La UE intenta equilibrar su dependencia estratégica con la defensa de su autonomía.
AJA
