En 1998, Karl Bushby inició la Expedición Goliat en Punta Arenas, Chile, con la intención de regresar a su ciudad natal, Hull, únicamente mediante pasos continuos. Su objetivo consistió en completar un recorrido sin transporte y mantener la línea de avance desde el punto de partida.
La planificación original contempló un periodo menor a doce años. Con el paso del tiempo, la trayectoria se amplió hasta abarcar 27 años y se convirtió en un proyecto que cubrió aproximadamente 58 mil kilómetros.
Los primeros tramos incluyeron zonas remotas de Sudamérica y cruces prolongados por regiones con climas extremos. La continuidad de la ruta dependió de su capacidad para sostener el desplazamiento sin interrupciones externas.
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Retos administrativos y decisiones forzadas
El avance de Bushby no solo dependió del terreno. También enfrentó procesos migratorios complejos. En distintos momentos, permisos de entrada y salida lo obligaron a modificar tiempos y trayectos. En 2013, una restricción impuesta por Rusia lo llevó a trasladarse a Estados Unidos para solicitar una revisión del caso en la embajada rusa en Washington D. C. y así retomar la ruta original.
La pérdida de apoyos financieros en periodos de inestabilidad económica limitó sus recursos. Además, la pandemia de COVID-19 restringió su movilidad y lo mantuvo detenido en Irán durante meses, lo que retrasó el itinerario previsto.
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El cruce del Caspio y la continuidad del trayecto
En 2024, Bushby enfrentó uno de los puntos más exigentes de la expedición. Ante la imposibilidad de seguir por tierra debido a condiciones políticas en Irán y Rusia, decidió cruzar el Mar Caspio por sus propios medios. Durante 31 días, nadó un total de 288 kilómetros, con descansos nocturnos en embarcaciones de apoyo.
Tiempo antes, una detención en Panamá lo llevó a solicitar su regreso al punto exacto donde ocurrió la intervención para evitar interrupciones en la distancia continua del trayecto.
El tramo europeo y la llegada prevista
Con 56 años, Bushby se encuentra en Europa y calcula un recorrido restante de menos de 3 mil 200 kilómetros hasta Hull. Su avance depende también de autorizaciones migratorias europeas, entre ellas la permanencia permitida dentro del espacio Schengen.
La ruta final incluye zonas urbanas y caminos que registran mayor tránsito que las regiones donde se desarrollaron los primeros años de la expedición. Esa diferencia modifica la logística, pero permite un avance constante hacia el noroeste de Europa.
Lo que sigue después del final
Bushby anticipa que el cierre de la expedición marcará un cambio significativo. Durante casi tres décadas, la rutina diaria giró en torno a la continuidad del trayecto. Tras su llegada a Hull, planea orientar su experiencia hacia actividades que le permitan transmitir lo que aprendió durante el recorrido.
La Expedición Goliat avanza hacia su conclusión y deja un archivo extenso de decisiones, rutas y desafíos que definieron una caminata registrada como una de las más prolongadas en desarrollo individual.
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VGB
