BRASIL LILA DA SILVA

¿Por qué Lula da Silva no puede todavía, vivir en la residencia oficial de Brasil?

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva se queja de que todavía no puede instalarse en la residencia oficial

Créditos: Especial/Twitter@20m
Escrito en MUNDO el

Brasilia.- El mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se quejó este martes en un acto público de que aún no ha podido ocupar la residencia oficial de la Presidencia, dejada en un estado de "abandono" por el ahora exgobernante Jair Bolsonaro.
La situación del Palacio de la Alvorada, residencia oficial de la Presidencia brasileña, había sido denunciada por la esposa de Lula, Rosângela "Janja" da Silva, a inicios de este mes, cuando mostró en una entrevista un alto grado de deterioro en el mobiliario y hasta la estructura del edificio.

Este martes, durante un encuentro con movimientos sociales, Lula se quejó de ese "abandono" y hasta protestó, medio en serio medio en broma, de que está viviendo en un hotel desde mediados de diciembre, cuando se instaló en Brasilia para asumir el poder el 1 de enero.

"Hace 45 días que estoy con 'Janja' en un hotel, con nuestras dos perras", porque "el ciudadano que vivía allá", en referencia a Bolsonaro, "parece que no tenía ninguna disposición para cuidar la residencia" de la Presidencia brasileña, declaró Lula.


"Ni una cama encontramos en la habitación presidencial", afirmó Lula, quien se consideró un "sin techo" y pidió públicamente que los responsables de las obras en la residencia oficial concluyan su trabajo a la mayor brevedad.


 

Lula da Silva (Foto: Twitter/@LautaroRivara)

Lula comparó la situación de la residencia, que tenía goteras, cristales rotos y pisos y muebles deteriorados, con el estado en que quedó el Palacio presidencial de Planalto tras el grave ataque a las instituciones democráticas promovido el pasado 8 de enero por una turba de activistas de ultraderecha fieles a Bolsonaro.


"En la Presidencia no tenemos cortinas, tenemos maderas en las ventanas en vez de cristales", porque "lo que nadie podría creer que podía pasar ocurrió", dijo sobre ese violento ataque, dirigido al mismo tiempo contra las sedes de los tres poderes de la Nación.


En ese marco, Lula apuntó que, en las elecciones de octubre del año pasado, las fuerzas democráticas "derrotaron a un presidente", por Bolsonaro, pero afirmó que "todavía no han derrotado al fascismo que está impregnado en la cabeza de muchos brasileños y se expresó el día 8 con ese desastre".


LULA, ENTRE LA DESCONFIANZA DE UN GOBIERNO CON TINTES MILITARES


El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha empezado a limpiar de militares el Gobierno, en un momento de desconfianza con algunos sectores de las Fuerzas Armadas tras la intentona golpista de bolsonaristas radicales del 8 de enero.
En sus primeros veinte días de mandato, el dirigente progresista ha prescindido de los servicios de unos 140 militares que trabajaban en órganos vinculados con la seguridad y la administración de la Presidencia.

La salida de esos militares se venía produciendo desde la investidura de Lula, pero se ha acelerado a partir del asalto a las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema por parte de miles de seguidores del exgobernante ultraderechista Jair Bolsonaro.

Jair Bolsonaro (Foto: Twitter/@EdnaJaramillotv)


OBJETIVO: DESMILITARIZAR EL GOBIERNO

El Gobierno de Lula dispensó a 40 militares que trabajaban en la administración del Palacio de la Alvorada, la residencia oficial de la Presidencia.

Entre el miércoles y el jueves, le tocó el turno a una veintena que ejercían diversos cargos en el Gabinete de Seguridad Institucional (GSI), responsable por la protección de la vida del presidente.


Este cambio de paradigma en relación al peso de las FF.AA. en el Gobierno, que con Bolsonaro, un capitán retirado del Ejército, adquirieron un espacio de poder no visto desde los tiempos de la dictadura (1964-1985), entra dentro de los planes de Lula para desmilitarizar la administración pública.


Según datos oficiales, el número de militares, activos o de la reserva, ocupando cargos civiles saltó desde 2 mil 765 en 2018, un año antes de que Bolsonaro llegara al poder, hasta los 6 mil 157 en 2020, de los cuales cerca de la mitad son cargos "comisionados" que el nuevo Gobierno puede sustituir en el corto plazo.

Lula da Silva (Foto: Twitter/@pbi_es)


Despolitizar los cuarteles es el otro gran desafío, el cual ha adquirido un sentido de urgencia desde el violento ataque a las instituciones del 8 de enero que buscaba derrocar a Lula y devolver al poder a Bolsonaro.


Las Fuerzas Armadas, como institución, se mantuvieron fieles a la Constitución y a Lula, en su condición de comandante supremo, aunque el Gobierno sospecha de la participación de algunos pocos militares en los actos golpistas, a los que pretende castigar "sin importar la patente".


AMBIENTE DE DESCONFIANZA


El propio Lula ha sembrado dudas sobre la actuación de algunos sectores de las FF.AA. frente al asalto de Brasilia.
La semana pasada, en un desayuno con periodistas, aseguró que hubo "muchos militares y policías" que fueron "conniventes" con el intento de golpe y que está "convencido" de que alguien de dentro del palacio presidencial de Planalto "facilitó" la entrada de los radicales.


En una entrevista a GloboNews, Lula dejó entrever nuevamente esa desconfianza al criticar las agencias de inteligencia "del Ejército, de la Policía y de la Marina" por no avisarle de que bolsonaristas radicales se estaban organizando para el asalto.

BV