Llevar a su nieta a la Escuela Primaria “Elsa Córdova”, ubicada en la parte cerril del municipio de Chimalhuacán, Estado de México, se ha vuelto cada vez más difícil para la señora Virginia.
Y es que, además de caminar por más de 15 minutos para llegar al plantel educativo, cuidar a la menor y cargar la mochila, ahora también tiene que llevar una cubeta con agua para combatir la escasez que padecen los alumnos.
“Nos hacemos 15 minutos de la casa para acá (en la escuela) y está pesado”, cuenta Virginia a La Silla Rota mientras se reúne con padres de familia para depositar el agua que están donando con el fin de aumentar la capacidad de la cisterna de la escuela.
A pesar de que el agua tampoco llega a toda la comunidad de La Joya, profesores han solicitado apoyo a padres de familia para mitigar la falta del servicio y evitar suspender clases ante la falta de medidas de higiene.
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Conforman brigadas ante escasez de agua
“Aquí la situación es que la escuela no cuenta con agua. Se ha cerrado la carretera por la misma situación y muchas veces nos han regresado a los niños porque no hay agua”, explicó Virginia, tutora de una de las estudiantes de nivel básico.
Ella forma parte de las brigadas voluntarias de padres de familia y vecinos de la zona que abastecen con agua potable al centro escolar, ante el retraso en la entrega de agua a través de pipas particulares.
“No hay agua, los baños están sucios y hay mucha gente que le padecemos por falta de agua”, señaló la mujer, quien, desde el inicio del ciclo escolar, ha cargado cubetas de agua para evitar la suspensión de clases al menos una vez al mes.
Los vecinos aseguran que, desde hace más de dos años, el agua a través de la red local no llega, por lo que tienen que comprar el suministro a pipas particulares, con costos que van de 200 a 400 pesos por 1,000 litros de agua.
En días críticos, donde el nivel es muy bajo en la cisterna del plantel, los tutores y profesores tienen que organizarse para llevar una dotación de agua desde sus casas hasta la escuela, como medida para ayudar a mitigar la escasez.
Alumnos sufren falta de higiene dentro de las aulas
“Aquí tengo a mi nieto y me dice que es bien incómodo porque los baños están súper sucios, no tienen para lavarse las manos y les tenemos que mandar el gel antibacterial para que lo ocupen. A veces quieren salir a jugar y los salones bien sucios, el patio, ni siquiera para regar y barrer”.
Aunque la faena de llevar agua, en su mayoría, lo realizan madres de familia, apoyadas por cubetas y tambos que no rebasan los 10 litros, algunos padres que tienen oportunidad también auxilian y llevan mayor cantidad del líquido para resolver la demanda de higiene entre la comunidad estudiantil.
“Aquí no hay apoyo del gobierno, la escuela era de Antorcha y nos dicen que no tienen los recursos, vamos y los pedimos al municipio, pero nada más nos dan largas y largas, por eso ya nosotros agarramos de seguido cerrar la carretera”.
Este centro escolar se encuentra en una de las regiones con mayor índice de marginación y recibe diariamente a 500 alumnos de nivel básico, de entre 6 y 12 años de edad, quienes también padecen la falta del servicio en sus viviendas.
Difícil vivir sin agua, la reciclan
“Vivir sin agua es muy difícil, tenemos que comprar el agua y esa la reciclamos y ocupamos poquita para todas las necesidades, precisamente para no quedarnos sin ella y la verdad es incómodo”, dice Virginia.
De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en el municipio de Chimalhuacán cerca del 62.7 por ciento de la población vive en situación de pobreza, mientras que el 13.7 por ciento, se encuentra en condición de extrema pobreza.
En materia de rezago educativo, la cifra alcanza el 20.4 por ciento de la población total del municipio, por debajo del 69.6 por ciento de los habitantes que no cuentan con acceso a seguridad social y del 48.4 por ciento de la población que carece de acceso a los servicios de salud.