DESAPARECIDOS

“Lo voy a esperar siempre”: Irma busca por mar y tierra a su hijo desaparecido en CDMX

Felipe de Jesús Olvera Martínez fue visto por última vez el 3 de marzo de 2019, a la edad de 16 años, en la colonia La Primavera, alcaldía Tlalpan; ese día, Irma sufrió un desmayo y al abrir los ojos ya estaba en el hospital

Felipe de Jesús Olvera Martínez fue visto por última vez el 3 de marzo de 2019, a la edad de 16 años, en la colonia La Primavera, alcaldía Tlalpan; ese día, Irma sufrió un desmayo y al abrir los ojos ya estaba en el hospital
Desaparecidos en la CDMX.Felipe de Jesús Olvera Martínez fue visto por última vez el 3 de marzo de 2019, a la edad de 16 años, en la colonia La Primavera, alcaldía Tlalpan; ese día, Irma sufrió un desmayo y al abrir los ojos ya estaba en el hospitalCréditos: Especial
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“Sigo en el mismo lugar que él me dejó, lo sigo esperando y lo voy a esperar siempre, no importa lo que haya pasado, yo solo quiero verlo”, son las palabras que la señora Irma Martínez Nicolás clama y que desea puedan materializarse con la localización de su hijo Felipe de Jesús Olvera Martínez, quien fue visto por última vez el 3 de marzo de 2019, a la edad de 16 años, en la colonia La Primavera, alcaldía Tlalpan, en la Ciudad de México.

“Fue un domingo en la tarde, fue a la tienda y ya no regresó. Cuando salió de casa no se llevó nada, ni llaves, ni dinero, ni celular, nada. Los hechos se dieron más o menos a las cuatro y media de la tarde, lo esperé hasta como a las cinco de la tarde y se me hizo muy extraño porque la tienda está a tres cuadras de mi casa”.

Como si se lo hubiera tragado la tierra, desde ese día Irma no volvió a saber nada de su hijo. El día de su desaparición, ella sufrió un desmayo y al abrir los ojos ya estaba en el hospital.

“Me mareé y me caí y ya lo único que supe es que estaba en el hospital y mi denuncia la fui hacer hasta el 10 de marzo, cuando salí del hospital”.

Como ocurre en otros cuadros de personas desaparecidas, la respuesta de las autoridades en el caso de Felipe fue limitada y desesperanzadora.

“Las autoridades en sí nunca hicieron nada, mi hijo el mayor  ese mismo día lo buscó en la noche, pero no lo localizó, le habló a mi esposo y le dijo que Felipe no había regresado. Cuando salí del hospital fui a hacer la denuncia, pero en realidad, me tomaron la denuncia y fue todo lo que hicieron, no se movieron”.

Entre un mar de aflicción y angustia, a los seis meses de la desaparición de Felipe, Irma encontró el Colectivo Mariposas, encargado de buscar a mujeres desaparecidas en el Estado de México.

“Aquí en la ciudad ningún colectivo quiso apoyarme porque decían que yo buscaba a un niño y no a una mujer…Ya me uní a ellas, ellas no llevaban casos de la Ciudad de México, ellas se enfocaban en el Estado, la coordinadora de ese colectivo me orientó, me dijo qué le tenía que pedir a las autoridades y solo así me empecé a mover”.

Con el colectivo Mariposas Irma  ha participado en brigadas de búsqueda en otros estados de la República.

“Hemos ido a Toluca, Hidalgo, Morelos, Tlaxcala, Puebla, Querétaro, empezamos con Oaxaca, a finales de octubre nos vamos para Veracruz y luego a Tijuana”.

En 2022, Irma también se unió al colectivo “Hasta Encontrarles”, conformado por familiares de personas desaparecidas en la Ciudad de México y activistas. Pero, a pesar de pertenecer a estos colectivos, Irma acostumbra a realizar búsquedas por cuenta propia en la Ciudad de México.

“El último punto de búsqueda fue en el Bosque Ecológico que está como a 10, 15 minutos de mi casa”.

A cuatro años de la desaparición de Felipe de Jesús Olvera Martínez, Irma guarda en su corazón las palabras que su hijo solía decirle.

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“Lo que más recuerdo de él es que le gustaba mucho abrazarme, tomarme fotos y darme besos, era constante de él decirme -¿te puedo dar un abrazo?, ¿te puedo dar un beso?-

Más de 11 mil personas desaparecidas en Ciudad de México

De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional de Búsqueda, del primero de enero de 1962 al 21 de septiembre de 2023 se ha contabilizado 13 mil 478 personas desaparecidas en la Ciudad de México. Sin embargo, los datos oficiales no visibilizan la realidad de este fenómeno. Una investigación de la Dra. Elena Azaola Garrido del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología (CIESAS) identificó que, además de la cifra negra en materia de personas desaparecidas, existen dificultades para conocer con precisión el número debido a que México no cuenta con una base única de datos y distintas dependencias ofrecen datos diferentes.

De 2019 a mediados de 2023 la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México ha recibido en promedio un total anual de 5,484 personas reportadas como desaparecidas: 2,952 han sido localizadas y de 2,532 personas se desconoce su situación porque la dependencia se encuentra actualizando sus datos para saber si continúan desaparecidas.

En el mismo periodo, de 2019 a 2023, la Comisión Nacional de Búsqueda registra un total de 7,588 personas desaparecidas.

En entrevista con La Silla Rota, la Dra. Elena Azaola explicó que la discrepancia en cifras se debe a la falta de una metodología en común entre las dependencias.

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“Diferentes fuentes dan datos que no discrepan por poquito, sino por mucho, más de mil casos, discrepa de una fuente a otra, no sabemos cuál de las dos tiene razón. A veces no coinciden las cifras porque, por ejemplo, en los homicidios, en una fuente se basan en carpetas de investigación y no necesariamente todos los homicidios se reportan. Hay otras fuentes que se basan en certificados de defunción y, aún los que se basan en los certificados, no coinciden. Parece que las autoridades que llenan esos certificados de defunción no los hacen adecuadamente, no siguen todas las reglas que tienen que seguir, por eso hay discrepancias”.

De 2019 a 2023 el número de personas desaparecidas en la Ciudad de México se disparó un 400%: en enero de 2019 el número era de 800, mientras que para enero 2023 la cifra se elevó a 3045.

La Dra. Azaola señaló que este atroz incremento en las cifras se debe a la creación de la Ley de Búsqueda de la Ciudad de México, pero, sobre todo, a la impunidad que reina en el país.

“Es a partir de 2019 que se crea la Ley de Búsqueda en la Ciudad de México, entonces hay una nueva instancia a donde se puede acudir a reportar las desapariciones, una instancia que antes no existía. Hay otras causas: la violencia en contra de las mujeres, la impunidad, el hecho de que de 111 mil casos a nivel nacional, solamente 50 se hayan denunciado y ni siquiera sancionado, solamente existen 50 personas acusadas de haber desaparecido a alguien de 111 mil casos. Es una impunidad que incita a que cualquier pueda seguir cometiendo feminicidios y desaparecer el cuerpo porque las autoridades no se dan abasto”.

La reacción tardía por parte de las autoridades también contribuye a la no localización de las personas.

“Tendría que invertirse más esfuerzo, más personal, más capacitados para investigar a estos casos, se tiene que reaccionar a la primera, se tiene que reaccionar a la búsqueda inmediata. Si se deja pasar más tiempo, es mucho más difícil que se logre dar con la persona. Hay una descomposición del tejido social, hay una violencia exacerbada”, señaló la Dra. Elena.

Alcaldías con más reportes de personas desaparecidas

Cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas de la Secretaría de Gobernación señalan que las alcaldías con mayor número de reportes con personas desaparecidas en el periodo del 1 de enero de  2019 al 21 de septiembre de 2023 son: Iztapalapa con 1590 casos; Gustavo A. Madero con 1348 casos; Cuauhtémoc con 1208 casos; Álvaro Obregón con 622 casos y la Venustiano Carranza con 622 casos.

Uno de los obstáculos para la localización de las personas, señala la Dra. Azaola, es la falta de información por parte de las alcaldías que impiden la elaboración de una política de prevención.

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Las alcaldías deberían involucrarse, no lo hacen, solo lo hace la Fiscalía, pero en cada alcaldía las autoridades deben estar muy atentas para observar qué casos están ocurriendo en su demarcación. Es importante hacer campañas de prevención, que se alerte a los jóvenes para que no los engañen y los recluten, ya sea para trata de personas o para cometer otros delitos, evitar que el crimen organizado los sume a sus filas. Las autoridades deberían hablar más de este tema para que la población esté alerta e impida que sus hijos se comuniquen sin saber con quien”, refirió la Dra. Elena Azaola.

Más de 18 mil cuerpos inhumados en el Panteón de Dolores

Datos brindados por la Dra. Azaola refieren que entre 1956 y 2022  se tiene registro de 18,062 cuerpos o restos que fueron inhumados en fosas comunes del Panteón de Dolores.Tan sólo en el periodo 2019-2022 han sido inhumados 3,309 cuerpos o restos humanos en este sitio, por lo que, en promedio cada día, los restos de dos personas han sido depositados en fosas comunes durante los últimos cuatro años.

Ecatepec, el foco rojo de la desaparición en la Zona Metropolitana

En el Estado de México Ecatepec encabeza la lista de municipios con mayor número de reportes de personas desaparecidas. En el periodo 2019-2023 se tiene el registro de 1,159 personas en esta situación, de acuerdo con cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas.

Diego Maximiliano Rosas Valenzuela pertenece a esa cifra catastrófica. El 4 de agosto de 2015 fue secuestrado y desaparecido en el municipio de Ecatepec. Desde entonces, su madre, Verónica Rosas Valenzuela se ha encargado de buscarlo por mar y tierra, pues, a pesar de que hay tres hombres detenidos, no han querido confesar qué hicieron con Diego.

A su familia se han unido cientos de personas que viven la misma angustia o que simplemente pretenden dar acompañamiento y solidarizarse con las víctimas indirectas de desaparición, como es el caso del sacerdote Arturo Carrasco Gómez, quien, a raíz del caso de Diego, se ha dedicado a ayudar a familiares de personas desaparecidas.

“Soy solidario. La familia de Diego conformó el Colectivo Uniendo Esperanzas y este colectivo forma parte de una red nacional de 200 colectivos en 28 entidades del país. Hemos venido acompañando a Brigadas Nacionales Búsqueda, ahorita mismo estamos en una búsqueda en campo aquí cerca de Acapulco, el día de ayer encontramos seis hallazgos positivos, se exhumó solo uno, tenemos indicios de que son cinco, pero no sabemos hasta que se abra la fosa”.

Arturo se ha encargado de recorrer el país en busca de Diego y de otras víctimas de desaparición.

“Hemos buscado en Puebla, en Michoacán, en el Estado de México.  Tenemos programado retomar una búsqueda en el canal de aguas negras de la Zona Metropolitana de la CDMX porque hay indicios de que podría estar ahí, hay mucha probabilidad de acuerdo con los estudios que han hecho, el canal mide 53 kilómetros”.

En las jornadas de búsqueda las familias suelen ser víctimas de agresiones por parte del crimen organizado.

“La última brigada que fue entre octubre y noviembre del 2022, en Morelos, a un grupo que estaba haciendo búsqueda en campo lo replegaron con disparos, eran armas de alto calibre, había autoridades civiles y militares que corrieron antes de resguardar a los familiares, fue una desatención completa”.

Arturo señala que trasladarse de la Ciudad de México a distintos puntos de la República resulta muy desafiante y desgastante para las familias.

“Es físicamente desafiante, imagínate estar en Acapulco viniendo de la Ciudad de México con pantalón, bota alta, manga larga, el esfuerzo físico, trabajando en campo, la tierra, con palas, con herramientas y encontrar positivos como ayer, pero también no encontrar es algo que desgasta físicamente a las familias, pierden el apetito, pierden el sueño, hay un desgaste físico doble”.

Arturo señala que uno de los principales obstáculos en la localización de personas es la falta de preparación de las comisiones de búsqueda.

“Las Comisiones estatales de búsqueda no tienen expertis para esas comisiones, ni en el campo de peritaje, ni en el trato humano que requieren las familias, que son víctimas indirectas. Hay mucha indolencia, mucha indiferencia, a veces groserías y maltrato por parte de las autoridades. Las Comisiones estatales incorporaron a personas con perfil policiaco, pero que no tienen las habilidades en campo y muchos no tienen el tacto para tratar con los familiares. Desde las iglesias lo que hacemos es articular una red de agentes pastorales que estén en la disposición de proveer resguardo a las familias, acompañamiento, proveerles herramientas de análisis de la realidad, y sensibilizar a la sociedad” .