Cuando nació, a los padres de Thaily Martínez se les notificó que padecería paladar hendido, desde entonces, la joven de ahora 19 años ha estado en tratamientos y pasado por diversas cirugías para cerrar el maxilar y mejorar su calidad de vida.
Originaria de la comunidad de San Mateo Tlalchichilpan, en el municipio de Almoloya de Juarez, Thaily aseguró que desde que le dijeron que está a punto de dejar de utilizar ortodoncia y culminar su tratamiento, se siente más segura de sonreír e incluso hablar.
“Ha sido muy duro, tengo ya 19 años aquí. Inicié mi tratamiento desde los tres meses, desde que me operaron”, comentó.
En el Estado de México, el labio y paladar hendido es uno de los padecimientos maxilofaciales más comunes. Uno de cada 750 bebés vivos, tendrán esta condición que necesita intervención desde el nacimiento.
Para Luis Ángel Morales, quien padece labio-paladar hendido, fue aún más complicado, pues tuvo que atravesar varias cirugías, e incluso se le colocó un injerto de su propia cadera para cerrarle la brecha en el paladar y aún está a la espera de la cirugía estética que le ayudará a mejorar la fisionomía del rostro.
Para él, el bullying fue una de las consecuencias más complicadas de su padecimiento, además de tener que tomar terapia de lenguaje.
“Sin ayuda del tratamiento no hubiera podido hablar más o menos bien y pues poder sonreír bien”, comentó.
¿Qué es el labio-paladar hendido?
El labio-paladar hendido, también conocido como labio leporino, es el padecimiento maxilofacial más común y se debe a la falta de cierre del proceso maxilar; sin embargo, no se ha determinado exactamente qué lo origina, aunque la carga genética es un factor importante.
De acuerdo con Yolanda Cedillo Díaz-Leal, directora del Centro de Especialidades Odontológicas del IMIEM, la incidencia de casos es mayor en las zonas rurales.
“Las consecuencias son una disminución de la autoestima de estos niños, además de problemas respiratorios, de oído, de habla y muchísimos más en la oclusión en estos pacientes, ya sea por la falta de los dientes o por la hendidura que se encuentra presente en el paladar, lo cual ocasiona que los dientes salgan en diferentes posiciones”.
Debido al impacto que tiene esta condición, que no es sólo estética, en el Instituto Materno Infantil cuentan con programas y apoyo de fundaciones para devolverle la sonrisa a quienes nacen con labio-paladar hendido.
El tratamiento desde la perspectiva del paciente
Thaily aprendió a sonreír. No fue fácil, pero ahora no deja de hacerlo. A sus 19 años aún al hablar las señales de que tenía el paladar separado se escuchan, pero son casi imperceptibles.
“A los tres meses de vida me operaron por primera vez. También tuve con terapia de lenguaje porque la parte de la encía la tenía como que muy cortita y de la lengua, pues no podía pronunciar ni la erre, ni la te, bueno, varias letras y tuve que ir a terapia de lenguaje y también psicología”.
Aunque a Luis Ángel aún le faltan años de tratamiento de ortodoncia, la cicatriz en su labio es casi imperceptible. Lo delata la curvatura de la nariz; sin embargo, ya está en estudios preoperatorios por lo que espera que pronto entre a quirófano por última vez a raíz de su padecimiento.
“Ahorita me siento bien, alegre, porque gracias a los tratamientos ha estoy pues, básicamente falta puta estética”.
El Instituto Materno Infantil del Estado de México (IMIEM) se ha enfocado en revertir los efectos de esta condición y, desde 2017, ha realizado 42 mil atenciones de alta especialidad, de las cuales mil 169 fueron cirugías maxilofaciales.
La incidencia de esta malformación se concentra en los municipios de Tejupilco, Tenancingo, Villa Guerrero, Luvianos y Bejucos, pero también se ha detectado en Almoloya de Juárez, El Oro, Atlacomulco, San José del Rincón, San Felipe del Progreso y Toluca.
Los servicios quirúrgicos realizados en las unidades hospitalarias, así como el seguimiento médico se otorga por un equipo multidisciplinario, y con cada cirugía se mejorar la capacidad motriz, el aspecto facial, el olfato y la autoestima, con apoyo de terapias de rehabilitación orofacial, en psicología y de lenguaje.
MRV