En Aguascalientes sí hay desapariciones forzadas, y la Fiscalía lo sabe, afirman madres buscadoras como Olivia Muñoz, quien desde hace meses exige justicia por la desaparición de su hijo Edgar Alfredo Quezada, sustraído con violencia de su propio hogar.
“Mi caso lo conoce el fiscal. Mi hijo no se fue a otro estado, estaba en su casa. No nos pueden decir que no hay desapariciones forzadas cuando las madres hemos investigado y hemos insistido”, asegura.
En el operativo que autoridades federales llevaron a cabo el 26 de julio en Rincón de Romos, en el que se intervino un campo de entrenamiento del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), se detuvo a 18 personas, cuatro eran jóvenes de Aguascalientes cuyas familias hicieron denuncia por desaparición.
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El miércoles pasado, el fiscal Manuel Alonso García, dijo que si bien se emitieron las fichas de búsqueda de Arturo Sebastián García, Emmanuel Núñez, Felipe de Jesús Hernández Valdivia y Carlos Antonio Esparza Medina, las autoridades no tenían indicios de que los llevaran contra su voluntad al campamento.
Buscadoras contradicen a fiscalía
A pesar de que las autoridades locales insisten en que se llevará a cabo la investigación para conocer si realmente se trataba de personas a quienes tenían en contra de su voluntad, madres, colectivos y organizaciones señalan que han documentado casos que desmienten el discurso oficial.
“He sido muy insistente con las autoridades, sí me han atendido, porque sí me pude reunir con el fiscal, pero yo también he tenido que hacer la investigación. Ya se lo habíamos dicho al fiscal: esto es real, él sabe de nuestros casos y ya hemos hecho esta denuncia”, afirma en entrevista Muñoz.
La madre de Edgar Quezada indica que desde hace años distintos colectivos han señalado esta problemática y si el gobierno investigara como debe y actuara se podrían evitar estas desapariciones. Para ello, dijo, lo primero es aceptar que existe el problema.
Se necesitan políticas públicas como lo han señalado varios colectivos”, sostiene. Afirma que muchos jóvenes son engañados con promesas de trabajo y luego trasladados a otros estados.
Engañados por ofertas de trabajo
Uno de esos casos es el de Gerardo Montoya, desaparecido desde julio de 2024. Su madre, Gloria Montoya, relata que su hijo salió de casa tras recibir una oferta laboral, pero nunca volvió.
“Como dije nos han querido pintar un Aguascalientes que ya no existe. La desaparición en Aguascalientes es una realidad y no nos podemos cegar”, apunta.
Las denuncias se intensificaron tras los hechos ocurridos en el municipio de Rincón de Romos, donde fueron detenidas al menos 27 personas. Cuatro son originarias de Aguascalientes, pero decenas de familias de Guanajuato, San Luis Potosí, Torreón, Nayarit e incluso de Venezuela han pedido acompañamiento en el estado tras reconocer, presuntamente, a sus familiares entre los detenidos.
Colectivos piden acceso a detenidos para identificarlos por su ropa
El Observatorio de Violencia Social y de Género y el colectivo Buscando Personas Verdad y Justicia anunciaron que presentarán un oficio formal para solicitar a la Fiscalía General de la República acceso a las prendas, señas particulares y un contacto directo con los detenidos, pues señalan que algunas identificaciones se han hecho a partir de la ropa que portaban.
Mariana Ávila, directora del Observatorio y Olivia Muñoz, relataron que algunas de las madres del colectivo identificaron a sus hijos entre los detenidos por las prendas, un cinturón o el color de la vestimenta.
Además solicitaron que la investigación se lleve a cabo apegada a derecho, que se respete la dignidad de los detenidos porque la situación en la que fueron encontrados no es una situación cómoda, sino que estaban incomunicados.
“Queremos que se les aborde como víctimas. Vamos a estar trabajando de la mano con la Defensoría, concentrando la mayor cantidad de información, de manera responsable y con el acompañamiento de especialistas de otros estados que ya han vivido estas situaciones”, explicó Mariana.
Olivia sostiene que, a pesar del miedo, las madres continúan alzando la voz y organizándose. “Sí me da miedo, claro pero el gran amor que le tengo a mi hijo me mueve. Yo sigo buscando. Sé que está en algún lado porque nos lo arrebataron de su casa. Nosotras no le hacemos daño a nadie, solo queremos que vuelvan nuestros hijos”.
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