APATZINGÁN, Michoacán. - Viviano Villano Torres y su mamá Anita Torres Juárez, sobrevivieron a la explosión de una mina “antipersonal”, sembrada y activada por un grupo criminal del Cártel Jalisco Nueva Generación, en una zona rural del municipio de Apatzingán, Michoacán.
Desde hace tres meses, esa organización criminal avanzó sus tropas hacia la colindancia de ese municipio, con Aguililla, en dónde mantienen el control absoluto. El CJNG, se apoderó de 10 localidades, entre ellas: Las Anonas, La Limonera, Acatlán, Los Tules y recientemente, La Salatera.
El grupo delictivo, se ha apropiado de las viviendas, de los pequeños comercios y del ganado de los habitantes de esa parte de la Tierra Caliente. Los pobladores, han tenido que huir, ante los ataques de ese cártel, que denuncian, han sido interminables, lo que puso en riesgo la vida de decenas de familias.
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Para evitar el arribo de las autoridades y el regreso de los habitantes a sus casas, el CJNG sembró minas antipersonales en los caminos y campos de esa zona, al mínimo movimiento estas explotan y son letales para quien se encuentre en el sitio o periferia.
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Iban a ver a sus vacas y les detona un explosivo
Hace tres semanas, Viviano Villano Torres y su mamá Anita Torres Juárez, habían salido de su localidad, La Limonera, para darle una vuelta a sus vacas en un predio aledaño. Ya llevaban varias semanas en el epicentro de los continuos ataques armados del CJNG en su avance para apoderarse de más comunidades.
De regreso, Viviano y su madre, Anita, de 70 años de edad, fueron víctimas del estallido de un explosivo, de los que la organización criminal ha plantado. El joven, que además padece epilepsia, narra a La Silla Rota, parte de lo ocurrido:
Carlos Arrieta (CA). - Cuéntenos ¿Qué fue lo que vivieron?
Viviano Villano Torres (VVT).- Íbamos con mi mamá para La Limonera, para el rancho de nosotros, a ver unas vacas a Las Anonas, donde había soldados, y les preguntamos que si podíamos pasar para arriba. Nos dijeron que sí, pero que con mucho cuidado y cuando pasamos, ahí al salir del ranchito, le caímos a unas minas que habían enterrado los jaliscos (CJNG). Caímos en una y nos tronó en la camionetita. Ya ahí nos echaron la mano los soldados para salir de ese terrorismo, de esa mina en la que caímos.
CA. - ¿Cómo lo sintieron?
VVT. - No, pues un trueno muy fuerte que nos aventó la camioneta para un lado y ahí iba mi mamá y ella quedó sorda; no escuchaba nada del trueno.
CA. - ¿Qué pasó por su mente en ese momento?
VVT. - Pensé que nos íbamos a morir ahí, con el trueno. Me bajé de la camioneta, le pregunté a mi mamá que cómo estaba, pero no me escuchaba; se quedó sorda y como traumada ahí del golpe. Así fue la cosa.
CA. - ¿La sacó de la camioneta, cargando?
VVT. - No. Ahí la dejé, me bajé (de la camioneta), me fui a avisarles a los soldados que vinieran a ayudarme y sí, ya cuando regresé hacia la camioneta, ya venían los soldados. Me encontraron y me preguntaron que qué había pasado; ya les dije que había pisado (una mina y un trueno me había acabado la camionetita y ya me dijeron que ellos me echaban la mano y ellos me ayudaron a bajar a mi mamá; la echamos a la camioneta de ellos (militares) y de ahí la trajimos a la casa (base) donde están parajeados y ahí la checaron. Salió el doctor, la checó y todo; nos dijo que traía la presión muy alta y me dijeron que ahí la tuviera unas tres horas, para que se le nivelara la presión, porque sí la traía muy alterada.
CA. - ¿Volvieron a vivir?
VVT. - Sí. Volvimos a nacer, otra vez.
Éxodo a causa del Crimen Organizado
En la plática de Viviano con La Silla Rota, el jornalero de 35 años de edad, cuenta que las ofensivas del CJNG los obligó a dejar todo y huir.
Flaqueado por Anita, su madre, Viviano relata que también se ha tenido que enfrentar a los síntomas de la epilepsia y salir adelante, ahora como desplazados de la violencia y refugiados en otras rancherías que, en el caso de ellos, es en la localidad de Holanda.
“Nos debería de echar la mano el gobierno, para poder vivir y sobrevivir uno en sus ranchos, pues. Ahí tiene uno sus pertenencias y todo. Pedimos que nos ayuden a sacar a esa gente criminal de los jaliscos, que nomás viene haciendo mal”, implora.
Viviano, su madre Anita y otras víctimas de desplazamiento forzado por violencia, estaban reunidos en la cancha de una escuela de la localidad de Acatlán, donde han llegado a refugiarse varias familias.
La esperanza, dicen, es la llegada de las tropas del Ejército Mexicano, que les han informado que arribarán a esa zona rural de Apatzingán.
En conjunto, confían en que los militares les garanticen su seguridad y recuperen sus localidades, que hoy solo son habitadas por el nutrido grupo del CJNG, ya que todos los pobladores han abandonado sus hogares.
A pocos kilómetros, La Silla Rota encontró al convoy del Ejército Mexicano, al que tanto esperan los lugareños, incluso con oraciones. Los militares, confirman que van para la zona en apoyo a las víctimas de la violencia; pero también, van preparados con un equipo humano y tecnológico, especializados en detectar y desactivar explosivos, así como las minas antipersonales, para limpiar los terrenos y caminos rurales donde las colocó esa organización criminal.
Los soldados viajan en camionetas pickup, pero también en blindadas, conocidas como rinocerontes; el equipo tecnológico, es trasladado en un tráiler de la Secretaría de la Defensa Nacional, hacia La Salatera.
Refieren que, en ese poblado y sus alrededores, es donde tienen reportes que es la localidad más minada, hasta este momento. De ahí, confirman, extenderán su despliegue a otras rancherías, también afectadas por la operatividad de ese cártel.
El delta 1 y el alacrán, detrás de los ataques
Los informes de fuerzas federales, tienen identificados como responsables de estos nuevos ataques, a Armando Gómez Núñez, conocido como el Delta 1, y a su subalterno, Ricardo Carrillo Mendoza, El Alacrán.
El Delta 1, es señalado como comandante de las fuerzas de élite del CJNG y El Alacrán, como autor material del asesinato del presidente municipal de Aguililla, César Arturo Valencia Caballero, ocurrido el 10 de marzo del 2022.
El 25 de abril de este año, ese mismo grupo criminal, emboscó a personal del Ejército Mexicano, en la localidad de La Higuerilla, del municipio de Santa María del Oro, Jalisco. La ofensiva criminal fue perpetrada desde diferentes puntos de esa zona de Jalisco, colindante con el estado de Michoacán.
Los informes indican que el CJNG atacó a las fuerzas armadas con rifles de alto poder, fusiles de asalto Barrett calibre .50, con drones cargados de explosivos y con ametralladoras Minigun.
Semanas antes, un elemento del Ejército Mexicano murió y varios más resultaron lesionados, cuando en esa zona, la organización criminal, hizo estallar dos minas antipersonales, al paso del convoy militar.
Tras el arribo de más elementos del Ejército Mexicano, esa célula del CJNG, regresó a Aguililla, municipio michoacano, que ha sido su principal bastión en los últimos años. Las áreas de inteligencia, tienen información que el grupo armado salió de uno de sus campamentos en Naranjo de Chila y se movilizó hacia La Salatera, ubicada a 40 kilómetros de la cabecera municipal de Apatzingán.
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