TUXTLA GUTIÉRREZ. - Los “focos rojos” en la familia de Miriam Leticia se encendieron cuando, el pasado 16 de mayo, su hija de cuatro años de edad le pidió que la acompañara al baño; una vez ahí, se dio cuenta de que la ropa interior de la menor tenía una mancha de sangre.
Incluso, le manifestó que no podía hacer pipí porque sentía dolor. Afligida, la madre le preguntó a su hija, como lo hace de costumbre cada que regresa de sus clases, qué había sucedido; la primera respuesta de la pequeña fue “nada”, pero luego le externó:
“Un ‘niño grande’ me tocó”.
Sin embargo, recuerda que, desde un principio, la directora del kínder “Justo Sierra Méndez”, ubicado en el municipio de Yajalón, se mantuvo hermética y no quiso hablar sobre si a la menor le había ocurrido algo. Incluso, comenta que su hija no le decía más detalles por una posible amenaza recibida.
Un viacrucis en la Fiscalía
Miriam afirma que insistió en que en la escuela le ofrecieran una repuesta, hasta que la maestra de su hija le comentó que todo estaba bien, aunque en el recreo la perdió de vista.
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Ante ello, decidió llevar a su pequeña con una doctora particular, pero ésta le argumentó que no la podía atender por tratarse de un posible caso de abuso sexual, es decir era una situación legal. Por ello, se dirigieron al Hospital General, en cuya área de Urgencias les advirtieron lo mismo: requerían de una orden.
Miriam y su hija acudieron entonces a la Fiscalía de la región Selva, “pero ahí, desde un principio, el fiscal se portó prepotente conmigo, no nos quería levantar la denuncia, hasta que accedió, pero porque mi padre lo presionó, le advirtió que iría a otro lado”.
Al siguiente día del hecho, ella tuvo que viajar más de dos horas y media hasta el municipio de Palenque, donde supuestamente las atendería un médico legista y le ofrecerían a la niña atención psicológica. Sin embargo, el fiscal no les otorgó ni la copia de la declaración, ni otro oficio.
Una vez en la Fiscalía de Palenque, les solicitaron esos documentos; sin embargo, como tampoco estaba el médico legista, la mandaron a otro lugar, Playas de Catazajá, donde a la niña (quien cursa el primer grado) por fin le realizaron la valoración médica.
Para el jueves 18 de mayo, Miriam se trasladó a una de las oficinas de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, de igual forma, en otra localidad, Ocosingo, donde presentó su queja en contra del fiscal de Yajalón por la mala atención brindada.
Las cámaras no "funcionan"
Miriam advierte que ha sido un proceso cansado, pues ella le solicitó a Leonor Won Bejarano, directora del Jardín de Niños y Niñas “Justo Sierra” las grabaciones de las cámaras de vigilancia, pero la respuesta de esta última fue que el día de la agresión, el equipo no funcionaba porque no se le había dado mantenimiento desde diciembre pasado.
Otra cuestión que también le generó mucha incertidumbre es que tanto la psicóloga y el médico legista que atendieron a la niña cambiaron muchos detalles, “importantes”, que no aparecieron en la carpeta de investigación 0022-109-0918-2023. “Por ejemplo, la conclusión que la experta me dio el día que atendió a mi hija, ya no la puso, cambio mucho”.
Ante este panorama y el lento avance en su caso, a Miriam y otros familiares no les ha quedado de otra que organizar manifestaciones pacíficas para exigir justicia; incluso, lo han hecho frente al Ayuntamiento de Yajalón. Lo que tampoco queda claro, dice, es si su hija fue abusada por un alumno o un maestro de la institución.
“No sabe cómo se llama, pero sí identifica a la persona, pero sólo dice que se trata de un ‘niño grande’”.
Entre otras cuestiones que le preocupan, acepta la madre, es que durante estos días que ha protestado otras madres se le han acercado para externarle que también sus hijos e hijas han sufrido situaciones similares en ese centro educativo, incluso de generaciones que ya egresaron.
“Pero sus casos no trascendieron porque las amenazaron en su momento, pues se quedaron calladas, pero por miedo”.
Aparte del abuso sexual que sufrió su hija, Miriam se enfrenta a otra compleja situación: la directora del kínder la amenazó con denunciarla “por hacer todo este alboroto, me dijo”. Sin embargo, aclara que continuará su lucha hasta hallar justicia.