HURACÁN OTIS

"Mi negocio o mi casa", empresarios de Acapulco ante el condicionamiento de ayuda del gobierno

Un empresario que tenía su restaurante en la Costera Miguel Alemán cuenta que en el censo de damnificados le dieron a elegir entre registrar su casa o su negocio

El restaurante 'Café al Mar' quedó totalmente destruido en la costera de Acapulco
Acapulco.El restaurante "Café al Mar" quedó totalmente destruido en la costera de AcapulcoCréditos: Ignacio Alzaga, enviado La Silla Rota
Escrito en ESTADOS el

Acapulco, Guerrero.- A golpe de machete y brazo partido, con ayuda de su escolta y unos cuantos trabajadores, este empresario retira lo que quedó de la estructura de madera, algunas sogas y techo de hoja de palma seca de su destruido restaurante en la playa, frente al islote El Morro, un atractivo turístico natural, también conocido como Farallón del Obispo.

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Es propietario de "Café al Mar", clasificado, antes del huracán Otis, como el segundo mejor de todo Acapulco, de acuerdo con TripAdvisor, plataforma líder mundial en ranking de restaurantes.

Este hombre de negocios, que pide no revelar su identidad, lo perdió todo con el huracán y él mismo prefiere terminar de quitar personalmente las ruinas que dejó Otis,  para empezar la reconstrucción lo más pronto posible.

El huracán también arrasó con su departamento,  el restaurante "Mesón de los Ángeles", en playa Caleta, y su negocio de recreación o "deportes acuáticos"  de  renta de kayaks, tablas de surf a remo, chalecos salvavidas y botes.

No sólo sufrió estas pérdidas económicas, sino que su automóvil Mini Cooper fue robado durante la oleada de saqueos y de pillaje que siguió a Otis.

La camioneta de su esposa no fue hurtada porque le cayó un árbol y los ladrones no pudieron llevársela de la derruida cochera del edificio donde vivía, cuyos portones se vinieron abajo por los vientos huracanados.

"¿Qué te queda cuando lo perdiste todo? Te queda chingarle, solo eso, no hay más".

Está de pie, pese a sus pérdidas materiales que rondan 4 millones de pesos... y siguen aumentando. Trabaja, suda y se esfuerza físicamente, a marcha forzada, con machete y a brazo partido, al igual que un grupo de empleados, para reconstruir cuanto antes.

En  realidad no espera ni quiere ayuda del gobierno, que envió a un grupo de servidores públicos a llevar a cabo un censo de damnificados, pero a su criterio,  con reglas poco claras.

La Silla Rota atestiguó cuando un trabajador de la Secretaría del Bienestar llegó a entrevistarlo en la  Zona Dorada de Acapulco, como parte del  programa de la 4T para recopilar datos de negocios y establecimientos a pie de playa y sobre la Costera Miguel Alemán.

Fotografía: Ignacio Alzaga, enviado especial

Se le notificó que no podía ingresar en esta lista que permitirá brindar apoyos  económicos a diversos establecimientos, porque ya había sido censado el departamento del empresario que resultó en pérdida total.

"¿Es decir que mi negocio debe estar en mi casa, tengo 3, así que entonces para el gobierno no perdí nada, mis negocios deben estar en mi casa?". 

La Silla Rota decidió consultar al trabajador de la Secretaría del Bienestar si tenía un monto aproximado de daños a "Café al Mar". 

"Arriba de unos 50 mil pesos o más, porque es estructura básica...yo no soy el valuador, pero todos perdieron algo en Acapulco, así que sería injusto dar prioridad solo a unos".

Pero en este sitio, no sólo "voló" la estructura física, saquearon cajas fuertes, computadoras, tabletas, electrodomésticos, pantallas, equipo de alta cocina, es decir no solo fue una palapa que se cayó.

Fotografía: Ignacio Alzaga, enviado especial

El propietario afirma que no le ofende que no lo hayan censado, aunque sí le molesta que autoridades lucren con la tragedia a través de este programa.

"Allá los que necesitan y piden ayuda a los del gobierno, que sabemos son corruptos, mis respetos para el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero esa es la verdad".

Nosotros solo necesitamos a nuestra gente y manos", asegura mientras sigue retirando maderos, palma y artículos convertidos en basura, tras los daños de Otis.

Fotografía: Ignacio Alzaga, enviado especial

"Mira, así como ves a ese señor, que le chinga duro y bonito, removiendo y limpiando, ese hombre es mi escolta. Y velo aquí, trabajando porque vamos a salir adelante por nosotros mismos. Qué pinche censo ni qué nada, acá saldremos adelante a base de puro trabajo".

"Llegarán turistas  en diciembre, y saldrán a buscar el Acapulco de siempre, que a pesar de todo ha sido muy bendecido".

Él estudió la carrera de médico veterinario que no fue su vocación, y trabajó años en  corporativo CIE, pero vio en los "deportes acuáticos" lo que ahora denominan  ahora un "nicho de oportunidad". Ríe cuando se le comenta si no teme a ser juzgado como "aspiracionista".

Fotografía: Ignacio Alzaga, enviado especial

"Fíjate, con esto empezó todo" y muestra una de las tablas de surf de remo que se llevó Otis, cada una con un precio de unos 40 mil pesos. El huracán destrozó o "voló". Lamenta que la mayoría de sus 50 empleados no hayan regresado a trabajar y que algunos jóvenes le hayan exigido inmediatamente una indemnización.

"Yo les dije: siempre los traté bien, les pagué puntualmente, yo esperaría que al menos tomaran una escoba y me ayuden a limpiar y así seguirán trabajando por un sueldo. Les dije ponte a chingarle que viene diciembre, pero muchos no reaccionaron".

Refiere que el huracán fue un monstruo, que hizo que se refugiara en el baño de su departamento con sus 3 hijas, su esposa que en ese momento daba pecho a su bebita, su suegra y dos perros.

Fotografía: Ignacio Alzaga, enviado especial

"Pero lo que más le dio en la madre a Acapulco fueron los saqueos, una vergüenza. Otros nos dio en la madre, pero nos dejó parados, los saqueos fueron más allá".

"Ahora disculpa que te deje, tengo que seguir chingándole". Y vuelve a cortar maderos, a retirar escombros y palma seca junto con sus pocos empleados que  "entraron al quite".