El próximo 31 de agosto se celebra la noche de brujas o Halloween, en donde cientos de mexicanos retoman la tradición estadounidense de disfrazarse, ya sea de superhéroes, personajes de películas, zombis, etcétera, sin embargo, en México se pide la tradicional calaverita, pero en algunas entidades se ha dado la tendencia de disfrazarse de buchón, buchona, bélico, entre otros conceptos más, que en términos generales personifican a una persona narcotraficante.
Disfrazarse de este tipo de “personajes” forma parte de la narcocultura, cuyo concepto se refiere a la influencia cultural que reciben las personas por medio del mundo del narcotráfico; camionetas, joyas, sombreros, dinero, alcohol, animales exóticos y más son vistosos, pero detrás de esto está la mayor “industria” generadora de violencia en el país, el problema radica cuando alguien aspira a ser esa persona, es un ciclo sin fin.
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Ante esta situación el secretario de Seguridad Pública de Sinaloa, general en retiro Cristóbal Castañeda Murillo, dijo que no va a tolerar los festejos de Halloween que hagan apología del delito con disfraces de personas generadoras de violencia o el uso de armas de utilería o uniformes apócrifos.
Murillo informó que se va a desplegar un operativos policiales en 18 municipios para detener a personas que incurran en este tipo de actos, también se prohibió el consumo de bebidas públicas, de lo contrario las personas se harán acreedoras a cuantiosas multas.
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En caso de que te lleguen a detener con un disfraz, haciendo apología del delito, la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito de Culiacán te pondrá tras las rejas de 12 a 26 horas, con multa administrativa que va desde los 1,037 pesos hasta los 15,561 pesos esto será ponderado conforme a la falta que haya hecho.
Narcocultura más que un concepto
La académica América Tonantzin Becerra Romero, en el documento, “Investigación documental sobre la narcocultura como objeto de estudio en México” que hizo para la Universidad Autónoma de Nayarit, detalla que la narcocultura es una generadora de expectativas de vida, por ello es grave.
“Los elementos simbólicos contenidos en ella crean representaciones e imaginarios sociales sobre el tráfico de drogas, que llegan a configurar un mundo de vida con estilos, valores y patrones de comportamiento propios (…)” y esto genera una inquietud a las personas por querer ser partícipes hasta llegar a tener actividades ilícitas dentro del narcotráfico.
Este caso es uno de los pocos ejemplos donde el gobierno ha puesto mano dura a este tipo de comportamientos, sin embargo, también hay otros que han prohibido música o conciertos de narcocorridos, donde ya se les ha multado a varios artistas por su falta.