Las posadas decembrinas en México tienen en los tamales a uno de sus platillos centrales. Prácticos, rendidores y arraigados a la tradición, acompañan reuniones familiares y comunitarias desde hace generaciones. Su variedad permite atender distintos gustos y presupuestos, por lo que siguen siendo la opción más común durante estas celebraciones.
Entre las opciones más habituales para una posada destacan los tamales rojos de cerdo y los verdes de pollo. Ambos se elaboran con masa de maíz y salsas tradicionales, son fáciles de recalentar y mantienen buen sabor incluso después de varias horas, lo que los vuelve ideales para celebraciones prolongadas.
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Clásicos salados de posada
Los tamales de rajas con queso son otra alternativa clásica en las posadas. Suelen prepararse con chile poblano y queso fresco o Oaxaca, lo que los convierte en una opción sin carne, económica y ampliamente aceptada por niños y adultos, especialmente cuando se busca ofrecer variedad en el menú festivo.
Para celebraciones más especiales, los tamales de mole ocupan un lugar destacado. Esta preparación, común en estados como Puebla y Oaxaca, requiere mayor tiempo de elaboración, pero su sabor intenso y su asociación con fechas importantes hacen que sea una de las recetas más apreciadas durante las posadas tradicionales mexicanas.
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Los tamales dulces también forman parte del menú tradicional de las posadas. Elaborados con masa endulzada y, en algunos casos, pasas o piña, suelen servirse como complemento o cierre de la comida, especialmente entre niños, y ayudan a equilibrar los sabores salados del resto de los platillos decembrinos más comunes.
Planeación y tradición
Además de elegir las recetas, la planeación es clave para una posada. Cocineras tradicionales recomiendan calcular entre dos y tres tamales por persona, considerando que se acompañarán con atole o ponche. Esta previsión permite que la comida alcance para todos los asistentes sin generar desperdicio ni gastos durante la celebración.
Una ventaja de los tamales es que pueden prepararse con anticipación. Se conservan bien durante uno o dos días en refrigeración y se recalientan al vapor sin perder textura ni sabor, lo que facilita la organización de las posadas y reduce el trabajo el día del festejo familiar comunitario anual.
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En conjunto, los tamales representan una solución práctica y simbólica para las posadas mexicanas. Las opciones clásicas, desde rojos y verdes hasta dulces y de mole, permiten mantener viva la tradición, adaptarse a distintos presupuestos y asegurar una comida compartida durante las fiestas decembrinas en el país año tras año.
EONM
