Durante décadas, la relación entre las personas y los animales de compañía se describió a través del concepto de tenencia responsable. Sin embargo, con el tiempo, los avances científicos y una comprensión más profunda sobre la naturaleza de los animales nos llevaron a cuestionar esa idea. Los animales no son objetos que se poseen; son seres vivos capaces de sentir, de establecer vínculos y de depender de nosotros para vivir con dignidad. De este reconocimiento nació el término tutela responsable, una visión que reconoce nuestro deber de protegerlos y asegurar su bienestar.
Hoy entendemos, además, que las realidades de cada persona son distintas. No todas cuentan con la misma información, los mismos recursos o las mismas posibilidades, pero sí existe un deseo común: procurar que los animales que nos acompañan estén sanos, seguros y tranquilos.
Bajo esa premisa surge una propuesta más comprensiva y humana: el cuidado compasivo. Esta perspectiva busca dejar atrás el juicio y abrir espacio a la empatía, al aprendizaje progresivo y al acompañamiento. No se trata de exigir perfección, sino de inspirar pequeños cambios significativos que, con el tiempo, transforman vidas.
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En el marco del mes del cuidador compasivo, la doctora Claudia Edwards, directora de programas de Humane World for Animals México, recuerda que el bienestar animal puede entenderse de manera clara mediante el modelo de los 5 dominios. Esta herramienta permite visualizar qué necesitan los animales para desarrollarse plenamente.
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1. Nutrición
Garantizar una alimentación equilibrada y adecuada a la edad, tamaño y condiciones de salud del animal. Esto incluye agua fresca disponible y la vigilancia constante de un peso saludable.
2. Ambiente
Brindar un entorno seguro, higiénico y confortable, donde puedan descansar protegidos del clima y tengan espacio suficiente para moverse con libertad.
3. Salud
Dar seguimiento a vacunas, desparasitaciones y revisiones veterinarias periódicas. Estar atentos a cualquier señal de dolor o malestar y buscar atención profesional cuando sea necesario.
4. Comportamiento
Permitirles expresar su conducta natural. Perros y gatos requieren actividades diferentes: explorar, jugar, trepar, socializar o refugiarse. El enriquecimiento ambiental favorece su equilibrio físico y mental.
5. Estado emocional
Reducir o evitar situaciones que generen miedo, estrés o inseguridad. Un entorno estable y protector es fundamental para que un animal viva con confianza y tranquilidad.
Adoptar el cuidado compasivo significa asumir que siempre podemos aprender algo más, ajustar nuestras prácticas y mejorar gradualmente la calidad de vida de quienes dependen de nosotros. Cada gesto, por pequeño que parezca, contribuye a su bienestar.
Cuidar de un animal es, ante todo, un acto de respeto. Pero también es una oportunidad para construir vínculos más conscientes, sensibles y responsables. Cuando los animales viven en equilibrio, nuestra propia vida se enriquece a nivel emocional y físico.
LCM
