La obra "Sedientos", del aclamado dramaturgo Wajdi Mouawad, se presenta en el Teatro La Capilla hasta el 7 de agosto, con funciones los jueves a las 20:00 horas. Este montaje, dirigido por Enrique Aguilar y protagonizado por Antón Araiza, Mel Fuentes y Naby Garibay, es mucho más que una puesta en escena: es una experiencia de confrontación íntima, una catarsis compartida entre público y elenco.
La historia gira en torno a Boon, un antropólogo forense encargado de identificar dos cuerpos hallados en el fondo de un lago congelado. En ese proceso, el protagonista desentierra no solo identidades ajenas, sino también su propio pasado, sueños abandonados y heridas no cerradas. “Empieza a descubrir todo aquello que dejó perdido en el camino, como los anhelos, las ganas de ser algo que dejó de ser por culpa o por presión social”, explicó uno de los actores en entrevista para La Silla Rota.
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El personaje de Murdoch, interpretado por Naby Garibay, representa esa voz que decide dejar de callar. “Es un chico que un día se despierta y decide ya no callarse las cosas que a uno le gustaría gritarle al mundo”, afirmó. Para él, la obra es una oportunidad para cuestionarse y también cuestionar al público: “Creo que eso es el fuerte de la obra, que está escrita para llegar a esos puntos que no siempre nos cuestionamos”.
Enrique Aguilar, el director, compartió que la motivación principal para montar esta obra vino de su experiencia como docente de teatro. “He tenido la oportunidad de darme cuenta de que muchas veces los jóvenes no necesitan quien les dé un consejo, sino quien los escuche”, dijo. Y añadió que "Sedientos" da voz a esa juventud silenciada, esa que solo pide ser oída sin juicio.
La obra también se convierte en un espacio para despojarse del miedo a sentir. “Creo que esta obra puede empezar a quitar corazas en la gente, aunque sea por un rato”, dijo Garibay. Esa sensibilidad es el eje de un montaje que no busca complacencias, sino un espejo emocional.
Con una escenografía sobria y una dirección enfocada en la verdad escénica, "Sedientos" confirma que el teatro sigue siendo uno de los últimos espacios donde la emoción es legítima y necesaria. Quienes asistan no solo verán una obra: se verán a sí mismos.
Más allá de la técnica y la estética, "Sedientos" apuesta por la honestidad emocional. “Yo esperaría que el público se permitiera conmoverse, que se permita ser tocado en su sensibilidad”, expresó Aguilar. Para quienes temen llorar en la butaca, Garibay tiene un mensaje claro: “No tengamos miedo de sentir nuestro lado más humano”.
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Los boletos están disponibles en Boletópolis y en el sitio oficial de La Capilla, con descuentos especiales. "Sedientos" es una invitación a dejar caer la armadura y reencontrarse con uno mismo en el reflejo del otro.
EONM
