El Premio Nobel de Literatura 2025, como sucede año con año, estuvo antecedido por las apuestas, rumores y la sensación generalizada de que ahora sí se le otorgaría a Haruki Murakami, el escritor japonés que ha sido candidato desde por lo menos hace una década. Y otra vez, como cada año, las apuestas fallaron: László Krasznahorkai fue electo para recibir el galardón.
Lo cierto que es la Academia Sueca revisa cada año unos 200 autores cuyos nombres son candidateados por comités que tiene la academia en todos los países, además de algunas menciones de autores que son nominados por colegas, incluyendo anteriores ganadores del Nobel.
TE RECOMENDAMOS: 5 libros de escritores latinoamericanos que ganaron el Nobel de Literatura y que debes conocer
Te podría interesar
El anuncio del Nobel a un autor "complejo"
El ganador de este 2025 del Premio Nobel de Literatura fue László Krasznahorkai "por su obra cautivadora y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte”.
La editorial Acantilado, que ha publicado gran parte de su obra en español, lo define como un hombre que ha hecho calle antes de ser escritor.
"László Krasznahorkai (Gyula, Hungría, 1954) recorrió durante años el país después de estudiar en Budapest y ejerció diversas profesiones en pueblos y ciudades"
La crítica siempre lo ha definido como un autor de novelas de gran complejidad crítica y exigencia, a menudo catalogadas de posmodernas, con temáticas distópicas y desoladoras y melancólicas.
En "El arte de la ficción", The Paris Review hace un recorrido por su obra, a la que otorga las definiciones de compleja pero emocional.
Publicó su primera novela, Satantango, en 1985, seguida de La melancolía de la resistencia (1989), Guerra y guerra (1999) y El regreso del barón Wenckheim (2016). Estas novelas, con su enorme carga lingüística, su erudición global (está tan familiarizado con los clásicos de la filosofía budista como con la tradición intelectual europea), sus personajes obsesivos y sus paisajes lluviosos, podrían dar la impresión de una aguerrida altanería tardomodernista,
TEAMBIÉN PUEDES LEER: Desde Bob Dylan a Peter Handke: Los polémicos ganadores del Premio Nobel de Literatura
Krasznahorkai es el segundo autor húngaro en ganar el Nobel de Literatura tras Imre Kertész (2002). En su caso, Lázló tiene una particularidad que lo convierte en un autor poco convencional.: sius viajes por el mundo, no como tuirsta sino como un ciudadano que busca la inspiración en la contemplación de los otros.
El ejemplo más notable de esto es que ha recurrido a las tradiciones orientales en busca de un estilo más contemplativo y de un tono mesurado. El resultado son obras inspiradas por las impresiones que recibió y que registró en sus diarios de viajes a China y Japón.
Su novela "Al norte la montaña, al sur el lago, al oeste el camino, al este el río" (2003), que gira en torno a la búsqueda de un jardín secreto, es definida por la Academia Sueca como una historia misteriosa con potentes pasajes líricos que se desarrolla al sureste de Kioto.
Esa obra sirve de preludio a una serie de 17 historias organizadas siguiendo la secuencia de los números de Fibonacci y que giran en torno al papel de la belleza y la creación artística en medio de un mundo marcado por la ceguera y lo efímero.
Un ambiente rural similar al de su tierra natal se encuentra en su primera novela 'Satantango' (1985).
A su vez, 'Herscht 07769' (2021) del galardonado ha sido descrita como una gran novela alemana contemporánea, debido a su precisión al retratar el malestar social del país. Es un libro, escrito en un solo aliento, sobre la violencia y la belleza "imposiblemente" unidas.
Krasznahorkai nació en 1954 en el pequeño pueblo de Gyula, en el sureste de Hungría, cerca de la frontera con Rumanía.
TE PUEDE INTERESAR: El 29º Tour de Cine Francés llega al IPN con siete películas imperdibles para todos los gustos
El lado cinematográfico del Nobel
La popularidad de László Krasznahorkai aumentó a nivel internacional cuando comenzó a trabajar como guioista.
Probablemente sea más conocido por la obra del director Béla Tarr, con quien ha colaborado en varias películas.
Con Béla trabakjo primero en la adaptación de "La condena", una película que comienza con un largo plano secuencia en el que un hombre mira ppor la ventana de su casa. Se trata de una película que sería el manifiesto de ideales de esta mancuerna: Lázló no escribe "un cuento" en sus guiones, sino que traza escenas claves para transmitir una idea.
"A nosotros no nos gustan los cuentos. Todos los cuentos son lo mismo desde el Antiguo Testamento"
La condena entonces es una colección de secuencias en cámara que nos sumerge en un contraste constante de blanco y negro para conocer a Karrer, quien lleva una vida retirada en una población minera.
Las tardes las pasa siempre en el bar Titanik, cuyo dueño le propone participar en una operación de contrabando, pero él prefiere cederle ese trabajo al marido de la cantante del bar.
Es entonces que ocurren la magia del ahora Nobel de Literatura: lo que se plasma en pantalla no es la anécdota de Karrer, sino su espíritu condenado a la soledad.
