Graciela Iturbide ingresó en 1969 al Centro Universitario de Estudios Cinematográficos para estudiar cine. Pero ahí se encontró con Manuel Álvarez Bravo, uno de los fotógrafos que mejor supo capturar la idea de lo mexicano en el siglo XX pero también un apasionado de la innovación y la teoría fotográfica.
Manuel fue su profesor de fotografía y eso le cambió la vida: Iturbide quedó fascinada por la obra de quien sería su mentor y amigo, de modo que abandona su sueño del cine para adoptar el de hacer fotografía.
Con el mismo ahínco de su profesor, Iturbide comenzó a recorrer el país para documentar lo que con el paso de los años se convirtió en su pasión: la cultura indígena y su cosmovisión.
Te podría interesar
TE PUEDE INTERESAR: La mexicana Graciela Iturbide: "Sólo fotografío cuando el corazón ve y siente"
Iturbide recibió este viernes el Premio Princesa de Asturias. En su dictamen, el jurado señaló: "Iturbide es dueña de una mirada innovadora" en la que combina lo documental con un sentido poético de la imagen y con la que consigue imágenes que "no solo muestran lo que ve, sino también lo que siente".
En su obra, hay cinco imágenes que ejemplifican con especial claridad lo que dice el dictamen y aquí te las presentamos:
TE RECOMENDAMOS: "La fotografía no necesita visa ni pasaporte": Graciela Iturbide, al recibir el Princesa de Asturias
La muerte según México
Esta es una imagen de 1969, es decir de la etapa mas temprana de Graciela Iturbide cuando todavía estudiaba con Álvarez Bravo.
"Se trata ya de una imagen emblemática que encierra algunos de los motivos, tanto formales como temáticos, que recorrerán su obra: su irrenunciable blanco y negro, la emergencia de lo onírico y poético desde el anclaje en la realidad o la reflexión sobre la muerte", se explica en la ficha de Fundación Mapfre, que está a cargo de gran parte de la obra de Iturbide.
La imagen fue tomada en un museo de cera y en ella se nos presenta un desdoblamiento análogo al que se produce en este tipo de museos: el del rostro de la mujer protagonista, sentada a una mesa en la que apura su copa, y la calavera que aparece detrás como glosa o figuración alegórica.
TE PUEDE INTERESAR: Revelan estafa en la historia del actor de Rosa Salvaje, Alejandro Landero, en situación de calle
El estilo como forma de vida de lo indígena
Esta foto tiene la ficha: "Jano, Ocumichu, Michoacán". Graciela Iturbide captura en esta fotografía el retrato de un asistente a una pastorela, explica la ficha descriptiva de esta foto tomada en1980, cuando Graciela ya ha definido un estilo centrado en capturar el espíritu de lo profundamente local en México.
"Es una representación viviente que se hacía para evangelizar a los nativos y que con el tiempo se ha convertido en una festividad más de la cultura mexicana en el período navideño. Durante estas fiestas se incorporan máscaras propias de los rituales religiosos mesoamericanos y se combinan así dos tradiciones en principio opuestas"
En este retrato, además, Iturbide fusiona la tradición religiosa con la mitología romana y titula su obra Jano, el dios romano de las dos caras.
Madonna, o la religión como una obsesión creativa
Lo religioso aparece constantemente en la obra de Iturbide pero no como una cuestión divina, sino expresión de la fe en la vida y explicación de lo real.
TE PUEDE INTERESAR: "Jamás haré fotografía digital": Graciela Iturbide reacciona al Premio Princesa de Asturias
En la década de los 80, Iturbide descubre que fotografiar es fundamentalmente un pretexto para conocer.
"La fragilidad y la difícil subsistencia de los sistemas socioculturales que conviven bajo otras culturas hegemónicas, la presencia del rito y las ceremonias, la interrelación entre naturaleza y cultura, entre tradiciones religiosas y paganas, como es el caso, pues esta maternidad ha sido titulada Madonna, son algunos de los temas recurrentes en su fructífera trayectoria", se explica en la ficha de esta imagen.
Pero en fotografía, como es sabido, la fuerza y la intensidad que emanan de las imágenes no proceden tanto de los temas como de su dimensión cualitativa.
QUÉDATE A LEER: Graciela Iturbide, orgullo nacional
La Mujer Ángel del desierto
En 1971, en el marco de esta serie documental, el INI ofrece a Graciela Iturbide su primer encargo importante. La fotógrafa decide trabajar con los seris, habitantes del desierto de Sonora, con quienes convive durante un mes junto al antropólogo Luis Barjau.
"El resultado es Los que viven en la arena (1981), serie formada por un conjunto de retratos —entre ellos el de la icónica Mujer ángel— que captan los rasgos de una comunidad en transformación, cuya vida se debate entre el pasado del legado ancestral y las nuevas formas de vida de la modernidad tecnificada", se lee en la ficha elaborada por Fundación Mapfre
Graciela por Graciela misma
En 2022, Graciela Iturbide mira hacia atrás en su fotografía y decide hacer ina serie de sí misma. "Autorretrato" es producto de una reflexión en torno a lo que ha buscado a lo largo de tres décadas de recorrer México y capturarlo en blanco y negro... siempre en blanco y negro.
La agencia EFE, en un texto con motivo del premio Príncesa de Asturias que recibió este día retoma una frase de la propia Graciela para definir lo que es la fotografía:
La fotografía es un ritual. Salir con la cámara, observar, fotografiar los aspectos más mitológicos de las personas, luego ir a la oscuridad, desarrollarse, seleccionar las imágenes más simbólicas".
