La calle se llamaba Santa Clara en 1853. Hoy corresponde a la calle Tacuba en el Centro Histórico. Ahí vivía Guadalupe González del Pino y Villalpando, novia de Francisco González Bocanegra, y una absoluta fan de su poesía. El 12 de noviembre de aquel año, ella haría algo insólito: encerrar a su novio en una de las habitaciones de esa casa. ¿Para qué? Para que escribiera el Himno Nacional Mexicano.
Esta historia comienza el 12 de noviembre de 1853, cuando el gobierno de México publica la convocatoria para crear un Himno Nacional. El episodio más romántico sucede el 8 de junio del año siguiente, día en el que González Bocanegra y González del Pino y Villalpando se casan.
Francisco González Bocanegra, aunque poeta, tuvo una vida muy ligada a la política de México debido a que su padre fue un militar del ejército realista en México. La familia González Bocanegra, de hecho, fue desterrada en 1829 a España, y Francisco regresó a México hasta 1845.
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En el libro “Crónicas periodísticas del siglo XIX. Antología comentada”, se documenta su actividad en México después de ese año.
“Fue uno de los fundadores e integrante del Liceo Hidalgo. Fue escritor, político, orador y traductor. Escribió el “Discurso sobre la poesía nacional” y su obra literaria abarca composiciones poéticas, discursos y artículos.
¿Cómo escribió González Bocanegra el Himno Nacional Mexicano?
El punto más luminoso de su carrera es, sin duda, en mayo de 1854, cuando el jurado dio a conocer el fallo de la convocatoria parala letra del Himno Nacional Mexicano. Y la historia detrás de esa composición es sin duda inspiradora.
Francisco González Bocanegra no quería escribir poema alguno para el concurso. En la Gaceta Parlamentario del 18 de febrero de 2004 se cuenta con detalle la anécdota.
“Como Francisco se negaba a presentarse al certamen, a pesar de la insistencia de Guadalupe y sus amigos, ella, con un pretexto lo guío a una pieza aislada de su casa en la calle de Santa Clara (hoy Tacuba) número 6; lo encerró, y se negó a abrirle mientras no le pasara por debajo de la puerta la composición que iría al concurso”.
Los biógrafos de Francisco González Bocanegra coinciden en la veracidad de esta historia y agregan que fue exactamente en cuatro horas que el poeta pudo terminar los versos con los que acudió a la convocatoria.
El 16 de septiembre de 1854 se realizó el estreno del Himno Nacional Mexicano, con la música compuesta por Jaime Nunó. Los esposos Francisco González Bocanegra y Guadalupe González del Pino y Villalpando acudieron a la ceremonia en el teatro Santa Ana.
Seis años después, sin embargo, la vida de Francisco González Bocanegra dio un giro. Puesto que toda su familia era de filiación conservadora, la Guerra de Reforma (ganada por los liberales) hizo que temiera por su vida.
Su tío, José María Bocanegra, lo escondió en el sótano de su casa, en lo que hoy es esquina de Isabel la Católica y Tacuba, a sólo media calle de la casa en la que diera vida a los versos del himno nacional. Disfrazado de indio de calzón blanco, muchas noches salía a ver a Guadalupe y a sus tres hijas.
Ya no volvió a tener una vida en libertad. El 11 de abril de 1861 enfermó de tifo, una epidemia que azotó a la capital de la República. Tenía apenas 37 años cuando murió en brazos de su esposa.